Tras el gran éxito obtenido con “¿Teléfono Rojo?, Volamos hacia Moscú” (1964), Stanley Kubrick se propuso filmar la película de ciencia-ficción definitiva. Por ello contactó con el novelista especializado en el género Arthur C. Clarke, con el que el director trabajó estrechamente para escribir un guión original sobre el contacto de la humanidad con seres alienígenas (Clarke escribió a su vez su propio libro basado en la misma historia). Gracias al incondicional apoyo del presidente de la Metro-Goldwyn-Mayer Robert O’Brien y a la colaboración de la NASA, Kubrick pudo contar con grandes cantidades de dinero, un largo calendario de rodaje y acceso a auténticos diseños espaciales; un escenario ideal para un director tan perfeccionista y obsesionado por el detalle y el realismo como el neoyorquino. La historia, tal y como se muestra en pantalla, quedó dividida en tres actos: uno primero sobre el hombre prehistórico, un segundo en el que un extraño objeto aparece en la superficie lunar y el tercero, el viaje de cinco astronautas a Júpiter en una nave gobernada por un superordenador, que incluye el psicodélico viaje a “más allá del infinito” del único superviviente de la misma. Imitada hasta la saciedad, “2001” es un pilar del séptimo arte y una obra adelantada a su tiempo, tanto por su temática, como por sus formas, al alcance únicamente de un talento como el de Stanley Kubrick.
Filmando una vez más en Inglaterra, Kubrick reclutó a Tony Masters, Ernest Archer y Harry Lange para que realizaran los extraordinarios decorados y al veterano operador británico Geoffrey Unsworth [BSC] como director de fotografía. Wally Veevers [BSC], Tom Howard, Con Pederson y Douglas Trumbull fueron contratados como supervisores de los efectos especiales fotográficos, y en ellos recayó la misión de ejecutar los 205 planos que incluían múltiples miniaturas, fondos pintados, sobreimposiciones y todo tipo de ilusiones ópticas, con la condición impuesta por el director de que todo el material quedara registrado en negativos originales, para evitar segundas copias y pérdidas de calidad. Además, por consejo de Robert Gaffney, Kubrick eligió el formato panorámico de 65mm Super Panavision 70, de cara a un estreno con seis pistas de sonido estereofónico en la pantalla curva del formato de exhibición Super Cinerama.
Ya que la pretensión del director era crear una película de un aspecto lo más realista posible, todos los decorados se construyeron con sus fuentes de luz integradas en los mismos, generalmente a modo de paneles luminosos en los recovecos de las naves, pero también en los techos, paredes o incluso suelos. Ello suponía que Unsworth tenía que iluminar sus decorados desde el exterior de los mismos y mediante potentísimas unidades, ya que incluso después que penetrasen por los huecos diseñados como fuente de luz, debían proporcionar niveles de luz suficientes para rodar en torno a T/2.8 ó T/4 con una emulsión de 50 ASA (un mínimo de 200 footcandles). Sin embargo, gracias al uso de abundante material difusor entre las unidades de iluminación y el decorado, la apariencia de la luz de Unsworth es tremendamente suave y natural y dicha sensación se fomenta mediante unidades adicionales fuera de campo que simulan que las luces de las consolas de control se proyectan sobre los rostros de los astronautas (efecto especialmente evidente cuando éstos llevan puestos sus cascos). De esta forma, el efecto del blanco inmaculado del diseño de producción, junto a la luz suave y la nitidez del formato de 65mm, crean un aspecto muy limpio y aséptico que funciona a la perfección como recreación de un futuro dominado por la ciencia, la racionalidad y la tecnología. Aún así, a fin de introducir matices, además de los reflejos en los rostros, Unsworth y Kubrick también emplean luz de un tono azul suave, o especialmente un rojo de una tremenda saturación como dominante en algunas de sus tomas.
La fotografía de las maquetas, por el contrario, contiene una iluminación más dura y de una sola fuente con sombras profundas, pero dicho efecto (que se mantiene con gran consistencia a lo largo de todo el metraje) se justifica en que la única fuente de luz en el espacio es la del sol y éste es una fuente que es tremendamente contrastada, especialmente en el espacio, en donde no rebota luz en ningún objeto. El trabajo de cámara contiene composiciones de imagen absolutamente memorables en formato panorámico, sobre todo cuando el director emplea sus habituales grandes angulares para crear impactantes simetrías, sin importarle que, llegado el caso, los extremos de la pantalla muestren fuertes distorsiones de barril. Sin embargo, lo más recordado de “2001”puede que sean los planos en el interior de la nave Discovery, para los que se construyó una centrifugadora a tamaño real que simulaba los efectos de la gravedad (obligando a que los actores tuvieran que ser sujetados con arneses en algunas tomas de gran complejidad).
Una vez que finalizó la fotografía principal, Kubrick se concentró en las escenas de apertura, que muestran a unos primates en un desierto africano hace miles de años. Dado que Geoffrey Unsworth dejó el rodaje debido a que debía atender sus compromisos previos con otros films, fue su ayudante John Alcott [BSC] quien se hizo cargo de la misma. Aunque en un principio Kubrick sopesó rodar en un desierto real, finalmente se decantó por el empleo de la técnica de la proyección frontal, por lo que la secuencia se rodó en interiores de estudio ante fondos fotografiados por una segunda unidad en Namibia. Para que la integración resultase exitosa fue necesario imitar la luz de los fondos en el plató, lo cual supuso un tremendo reto ante la escasa sensibilidad de la emulsión fotográfica. Por ello, los cineastas recurrieron nuevamente a crear luz suave mediante unidades muy potentes fuertemente difuminadas, al tiempo que unidades sin difusores y con filtros ámbar simulaban el sol del atardecer sobre ciertas partes del decorado.
El resultado del espectacular diseño de producción junto a la fotografía de Unsworth y Alcott y los efectos especiales fotográficos (posiblemente los mejores de la era pre-digital) es una obra maestra superlativa, que supuso el triunfo absoluto de uno de los más grandes directores de la historia del cine. Increíblemente, aunque Unsworth obtuvo el premio BAFTA a la mejor fotografía, ni siquiera obtuvo una candidatura a los Óscar de Hollywood, aunque en años posteriores tuvo su recompensa en la enorme influencia que produjo en cintas como “Star Wars”, “Alien” o casi cualquier producto de ciencia-ficción realizado a continuación, para los que “2001” fue y siempre será un referente ineludible.
Título en España: 2001, Una Odisea del Espacio
Año de Producción: 1968
Director: Stanley Kubrick
Director de Fotografía: Geoffrey Unsworth, BSC
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 65mm (Super Panavision 70), 2.21:1
Premios: BAFTA a la mejor fotografía
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2012.