2013 junio
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Remake del clásico de 1932 dirigido por Howard Hawks, que partiendo de un guión de Oliver Stone, actualiza la acción a Miami a comienzos de la década de 1980, cuando Fidel Castro permitió la llegada a EEUU no solo de muchos disidentes, sino también de lo más bajo de sus prisiones. Entre estos últimos se encuentra Tony Montana (Al Pacino), quien junto con su amigo Manny (Steven Bauer), pronto comprende que en América, para conseguir mujeres, primero ha de lograr dinero y poder. Sus desmedidas ambiciones únicamente generarán una espiral de violencia y destrucción tanto para él mismo, como para todos los que le rodean. Brian de Palma dirigió uno de sus títulos menos personales, en el que no sólo parece incapaz de frenar el exceso del guión y del propio Pacino, sino que parece que lo fomentase, haciendo que el film sea un vehículo para el lucimiento del actor, sus improvisaciones y un buen número de contundentes diálogos. A pesar de su irregularidad y que el film palicede con respecto al de Hawks, sí tiene buenos momentos aislados, aunque tanto exceso en pantalla ha perdurado como icono de una época de vestuario hortera, música de Giorgio Moroder y mafiosos campando a sus anchas. Michelle Pfeiffer, Robert Loggia, F. Murray Abraham, Mary Elizabeth Mastrantonio y Paul Shenar, como un narco de la droga, forman el reparto de secundarios de la película.

Reboot de la saga “Superman” producido por Christopher Nolan, el cineasta que a su vez hiciera lo propio con Batman, comenzando por “Batman Begins”; esencialmente, la historia es una mezcla del argumento de “Superman” (Richard Donner, 1978) y “Superman II” (Richard Lester, 1981), pues se narran tanto los acontecimientos que sitúan al personaje en la Tierra, con la destrucción de Krypton, así como el enfrentamiento con el General Zod (Michael Shannon) y sus secuaces, intercalando de forma continua una serie de flashbacks del personaje durante su infancia en Smallville. Aunque se trata de una película superior al anterior intento de revitalizar la franquicia (“Superman Returns”, Bryan Singer, 2006), “Man of Steel” carece de la fuerza de la narrativa clásica de la primera de las entregas cinematográficas del personaje, pero también de su épica y de su sentido del humor, sustituyéndolo en su lugar por un estilo fragmentado, muy poco dramático y, sobre todo, dedicando muchísimo metraje a peleas y batallas infinitas y muy aburridas, renunciando a profundizar en los personajes y la historia y dejando por el camino una serie de referencias religiosas que, de puro evidente, era innecesario verbalizar. Henry Cavill, eso sí, sale airoso en el papel principal, con Russell Crowe (Jor-El) y Kevin Costner (Jonathan Kent) intentando dar dignidad a sus papeles, mientras el resto del reparto queda absolutamente desaprovechado (Diane Lane, Laurence Fishburne), incluyendo a Amy Adams como Lois Lane, cuya relación con Superman simplemente carece de suficiente tiempo en pantalla. El realizador Zack Snyder, por su parte, confirma minuto a minuto que confunde ruido con espectáculo, fiándolo todo a la machacona música de Hans Zimmer (que rara vez ha estado peor), un montaje frenético y miles de efectos visuales digitales.

Adaptación de um libro de J. Campbell Bruce, escrita por el futuro realizador Richard Tuggle, que narra los hechos reales que se produjeron en la prisión de la isla de Alcatraz a comienzos de la década de 1960, cuando tres presos se fugaron de la instalación de máxima seguridad de la bahía de San Francisco y nunca fueron encontrados ni vivos ni muertos. Rodada en la verdadera prisión de Alcatraz, que por aquél entonces llevaba unos 15 años en desuso, Siegel plantea la película casi como un docudrama protagonizado por Clint Eastwood, con una gran meticulosidad en todos sus detalles y mucho oficio en la puesta en escena con su característico y austero estilo, que hacen que no sea ni su mejor film ni su mejor colaboración con Eastwood, pero sí un film extraordinariamente sobrio e interesante.

Uno de los títulos más emblemáticos de Martin Scorsese y Robert De Niro fue este drama, escrito por Paul Schrader, que tiene como protagonista a un ex-marine que, por sus problemas para dormir, decide comenzar a trabajar como taxista durante las noches. El ambiente de degradación de la ciudad, un rechazo amoroso, más sus propias obsesiones y rarezas, le llevan a un estado mental de muy violentas consecuencias. Cybil Shepherd, Albert Brooks, Peter Boyle, Harvey Keitel, Jodie Foster y hasta el propio Scorsese –en una breve aparición- secundan en pantalla a De Niro, que rara vez estuvo mejor, mientras que la banda sonora de Bernard Hermann –su último trabajo, junto a “Obssesion” de Brian de Palma, quien por cierto iba a ser el director de este film- proporciona la atmósfera adecuada.

El testamento cinematográfico de Stanley Kubrick fue esta adaptación de la novela Arthur Schnitzler, que traslada la acción de la Viena del original al Nueva York de finales de la década de los 90, con Tom Cruise y Nicole Kidman interpretando a un matrimonio en el que los celos del primero provocarán que se embarque en una espiral de acontecimientos en los que el sexo será el hilo conductor, culminando con su presencia en una monumental orgía más aterradora que provocadora. Todd Field, Marie Richardson y Sydney Pollack completan el reparto del notabilísimo film póstumo del realizador, que a buen seguro hubiera ido puliendo detalles y recortando metraje en los cuatro meses hasta el estreno que quedaban a fecha de su fallecimiento, justo cuando acababa de entregar su primera versión de la película a los ejecutivos del estudio.

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