2018 julio
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Uno de los grandes éxitos del cine norteamericano de la década de los 80, con producción de Don Simpson y Jerry Bruckheimer, fue esta comedia policíaca en la que Eddie Murphy interpreta a Axel Foley, un policía de Detroit que viaja a Los Ángeles para investigar el asesinato de un amigo y tratar de dar caza a los culpables. La trama detectivesca, por así decirlo, es prácticamente inexistente, consistiendo el film más bien en una sucesión de escenas que sirven como excusa para que Murphy improvise todo tipo de gags, unas veces con más éxito que otras. Los resultados cinematográficos son más bien pobres, aunque hay que reconocer que la química entre los miembros del reparto es muy buena y que la película, aún con grandes limitaciones, resulta tan ligera como entretenida. Judge Reinhold, John Ashton, Lisa Eilbacher, Ronny Cox y Steven Berkoff, cómo no interpretando el papel del villano, protagonizan el film junto a Murphy. El film tuvo dos continuaciones, una de ellas por Tony Scott tres años después y la segunda, por un John Landis en horas muy bajas en 1994.

Adaptación de una novela de Tom Clancy, con la que Harrison Ford retomaba el papel de Jack Ryan, el analista de la CIA que había sido interpretado por Alec Baldwin en “The Hunt for Red October” (1990). En esta ocasión el argumento es mucho más sencillo: durante una visita a Inglaterra junto con su familia, Ryan presencia un intento de asesinato –a través de un atentado- por parte del IRA contra varios miembros de la familia real inglesa. Sin embargo, gracias a que Ryan entra en acción y mata a uno de ellos, el atentado termina siendo frustrado. Pero los terroristas escapan y entonces deciden atacarle en suelo norteamericano, en donde vive con su familia. El argumento y todos los clichés del género contenidos en el mismo son lo peor de un film de acción que, por otro lado, es bastante entretenido y que ofrece buenas dosis de acción. Anne Archer, Thora Birch, James Fox, Patrick Bergin, Sean Bean, Samuel L. Jackson, James Earl Jones y hasta Richard Harris completan el conocido reparto del film, del que Ford todavía rodaría una secuela más.

Curiosa película con la que su director, el cineasta alemán Tom Tykwer, se dio a conocer a nivel mundial. Ello se lo debe, sobre todo, a su original planteamiento: un joven llama desde una cabina de teléfono a su novia (Franka Potente) para informarle de que acaba de perder en el metro una importante cantidad de dinero, perteneciente a un traficante de drogas al que debía entregárselo en apenas veinte minutos. Por ello le pide a la chica que trate de conseguir el dinero en ese tiempo récord y así salvar su vida, ante lo cual, ella hace lo único que puede hacer: salir corriendo a ayudarle. Aunque lo cierto es que el film dura apenas una hora y veinte minutos, lo cierto es que quizá su punto más flojo sea cierta sensación de haber estirado en exceso una idea muy buena. Pero también hay que reconocer que, a pesar de ello, por su planteamiento y ejecución, “Lola Rennt” es una pequeña joya del cine moderno, en la que Tykwer ya adelantaba ese gran talento para la puesta en escena visto en títulos posteriores como “Heaven”, “Perfume” o “The International”.

Adaptación del libro de Jason Matthews, que tiene como protagonista a Dominika (Jennifer Lawrence), una bailarina de ballet que después de sufrir una lesión que termina con su carrera, se ve obligada a servir a su país (Rusia) como espía, después de haber sido enviada a un centro de entrenamiento secreto en el que le enseñan a emplear su cuerpo como arma de seducción y su mente como herramienta para conseguir confundir a sus oponentes. Le es asignado un agente de la CIA (Joel Edgerton) con el que lleva a cabo un peligroso juego en el que no se sabe si es fiel su patria o si desea traicionarla. Aunque el film utiliza como absoluto reclamo a su actriz principal, lo que podría dar a entender que nos encontramos ante una película endeble, lo cierto es que “Red Sparrow” es un film de espías a la vieja usanza, bien narrado y filmado por Francis Lawrence, con un argumento de interés y, algo raro en el cine de Hollywood, una calificación “R” que le permite mostrar un contenido sexual y de violencia en vías de extinción en la gran pantalla. Los resultados no son perfectos, pero sí que son muy sólidos, con algunas escenas tan incómodas como potentes. Jeremy Irons, Marie-Louise Parker, Mathias Schoenaerts y Charlotte Rampling, Joely Richardson o Ciarán Hinds, entre otros, completan un buen reparto.

Tercera película del habitualmente actor John Krasinski ejerciendo las labores de director, sobre la base de un libreto escrito por los jóvenes guionistas Bryan Woods y Scott Peck sobre el que Krasinski también firma el guión definitivo del film, además de hacer en pantalla uno de los cuatro roles protagonistas. El argumento presenta a una familia que vive aislada en algún lugar de los EEUU en un futuro muy cercano, después que unos monstruos extraterrestres hayan asolado el planeta y hayan matado a todo aquél que hace el menor ruido. Como consecuencia, la familia vive en absoluto silencio, comunicándose a través del lenguaje de los signos aprendido para comunicarse con una hija sorda, mientras su granja es acechada por esos peligrosos seres. Contando con su esposa en la vida real, Emily Blunt, también como su esposa en pantalla, Krasinski filma una película muy efectiva e interesante, que propone una situación (la del absoluto silencio) novedosa en cine, aunque por el camino se cruce con algunos films de género (“Alien”, “Predator” e incluso “Signs”) y momentos algo más trillados, lo que no impide el éxito global del conjunto y algunos instantes de gran tensión.

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