Annihilation
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Annihilation

Adaptación –parece ser que bastante libre- del primer libro de una trilogía de novelas escritas por James VanderMeer, que tiene como protagonista a una bióloga (Natalie Portman) cuyo marido, que llevaba un año desaparecido, regresa gravemente enfermo de una misión secreta. Desconcertada ante lo que ha sucedido, se presenta voluntaria para ir al mismo lugar en el que estuvo su marido: un área que en el que se está produciendo un extraño fenómeno medioambiental y que cada vez se expande más y más. Con la compañía de otras cuatro mujeres, cada una especialista en una materia diferente, se adentra en esta peligrosa zona. “Annihilation” es la segunda película detrás de las cámaras de Alex Garland, quien obtuvo un sonoro éxito con “Ex Machina” (2015). “Annihilation” pretende continuar el tono de aquélla (sci-fi seria y reflexiva) pero a Garland se le va la mano con un producto muy experimental, nada comercial y que al final se haya lejos de la originalidad de su película anterior, siendo una especie de compendio de elementos de otros films (desde “Alien” a “Stalker”) que suman mucho menos que todos ellos a nivel individual.

El director de fotografía vuelve a ser el británico Rob Hardy [BSC], que fotografió “Ex Machina” con mucho éxito y ello le ha llevado, por ejemplo, a ser el director de fotografía de la última entrega de la serie de “Mission: Impossible”, en la que repite el realizador Christopher McQuarrie y en la que Hardy ha ocupado el puesto de Robert Elswit en la quinta entrega. Antes de “Ex Machina”, Hardy era un director de fotografía conocido sobre todo por su trabajo en “Red Riding: The Year of Our Lord 1974” (2009) o por “Boy A” (2007), por la que obtuvo un BAFTA en la categoría de televisión, o incluso por “Broken” (2012). Se trata de un operador con bastante buen gusto y personalidad, que sin lugar a dudas se encuentra entre los llamados a relevar en las dos próximas décadas a algunos de los directores de fotografía de más prestigio en este momento cuando les llegue el momento de la merecida jubilación.

Estéticamente, aunque el comienzo es similar, “Annihilation” es un film que difiere bastante de “Ex Machina”, que era un film que destacaba mucho porque la mayor parte del mismo transcurría en interiores y en el que Hardy hacía un uso muy extensivo de las fuentes integradas en el decorado para proporcionar la iluminación real de cada escena. Pero “Annihilation” muy pronto se convierte, principalmente, en un film de exteriores, rodados todos ellos en un bosque cercano a los estudios Pinewood, aunque con un trabajo de efectos visuales (para producir los extraños colores y fondos del área en el que se mueven los personajes protagonistas) bastante extensivo. En su comienzo, “Annihilation” recurre también a la misma cámara de “Ex Machina”, la Sony F65, aunque en esta ocasión las lentes Cooke Xtal Express del film anterior son sustituidos por los Panavision Primo Anamórficos, unas lentes que, a pesar del auge de popularidad del formato anamórfico, nunca han recuperado el éxito que tuvieron a comienzos de los años 90. Ello quizá se deba a que son las lentes más nítidas y perfectas de Panavision para este formato, pero sobre todo, porque su tamaño y peso son enormes, lo cual las hace poco operativas fuera del estudio. La primera sección del film, antes que el personaje de Portman se adentre en el área-X, es por tanto parecida en cuanto a look a “Ex Machina”, ya que aunque los Primo son lentes más nítidas y contrastadas, e incluso menos aberrantes, lo cierto es que detrás de los filtros Black Pro-Mist de Hardy es complicado buscar diferencias de textura.

Una vez las protagonistas entran en el área-X, Hardy toma la decisión de cambiar de soporte digital, algo no muy frecuente, sustituyendo la Sony F65 por la Red Weapon Dragon 6K, mientras que los Primo Anamórficos son también sustituidos por los Panavision G-Series, unas lentes más modernas y más compactas que los Primo, cuyo aspecto no es muy diferente en pantalla. Teniendo en cuenta que todos estos materiales empleados son “high-end”, las diferencias en look son sutiles, aunque llama la atención que el metraje de Red tenga bastantes altas luces “quemadas” en pantalla: ello podría indicar que la cámara tiene menos latitud de la que acostumbramos hoy en día, o bien que el etalonaje ha sido muy agresivo con las altas luces, aunque parece más lo primero que lo segundo. En cualquier caso, no es un cambio especialmente aparente, al menos en cuanto al look final, y aunque intente venderse como necesidad narrativa, parece que más bien Hardy era consciente de la imposibilidad de cargar con la enorme F65 y los Primo Anamórficos en una localización complicada.

En estos exteriores, el etalonaje potencia mucho el color verde y toda la naturaleza del entorno, sin que nunca este material tenga una apariencia excesivamente real, algo a lo que los efectos visuales no contribuyen demasiado. También, en cierto modo, la moda de rodar muy abierto de diafragma, incluso los exteriores diurnos, se vuelve un poco molesta, al haber mucho foco únicamente sobre los personajes, de forma muy evidente, con el fondo muy desenfocado a lo largo de toda la proyección. Son mucho más interesantes todos los interiores, en los que Hardy ilumina siempre que puede con el efecto de que la luz procede de una única fuente, exponiendo además por lo general hacia el exterior. De este modo es muy frecuente que los personaje se muestren muy oscuros y subexpuestos, casi como siluetas, durante gran parte del metraje. Y el director de fotografía muestra bastante arrojo en varias escenas nocturnas que realmente son muy oscuras, hasta el punto que a veces es dificil distinguir lo que ocurre en pantalla. Utilizando siempre luz suave, filtrando la luz de grandes aparatos varias veces hasta que llega a los actores y el decorado, el contraste es suave, sin negros demasiado profundos ni altas luces especialmente fuertes, de modo que el aspecto general es el de una textura suave y delicada.

Los resultados, sin embargo, están lejos de la perfección de “Ex Machina”: se percibe claramente que Hardy disfruta mucho más con la subexposición de los interiores que con los colorines de los exteriores, así como que estos están rodados de una forma mucho menos controlada (pero no solo en cuanto a la luz, sino también en cuanto a la puesta en escena) que los interiores de este film o del anterior. También, aunque el uso de la difusión en cámara ya estaba presente en “Ex Machina”, parece que el uso de la misma le queda mejor a la Sony F65 que a la Red Weapon, que ofrece un “look” mucho más electrónico y menos cinematográfico (es “más vídeo”) que la cámara que acaba de ser sustituida por la nueva Venice. Así pues, el resultado es una fotografía con personalidad, pero irregular y, en ciertos aspectos fallida. No tanto como la propia película, vendida por su productora a Netflix para su estreno internacional fuera de la salas de cine (lo cual ya denota la absoluta carencia de fe en su viabilidad comercial), aunque en cierto modo sí es decepcionante teniendo en cuenta el elevadísimo listón que ponía el propio trabajo anterior de Garland y Hardy. Las lentes Panavision Ultra Panatar (C-Series) se han utilizado para momentos muy concretos, mientras que la Sony F55 se ha empleado para un único plano al hombro o en mano.

NOTA: parece ser que después del estreno en Netflix (plataforma de visionado para redactar la presente reseña) algunos usuarios han manifestado que la versión empleada tiene serios problemas de rango dinámico por una mala conversión desde HDR a SDR.

Título en España: Aniquilación
Año de Producción: 2018
Director: Alex Garland
Director de Fotografía: Rob Hardy, BSC
Ópticas: Panavision Primo Anamorphic, G-Series, Ultra Panatar (C-Series)
Formato y Relación de Aspecto: Sony F65 + Sony F55 + Red Weapon Dragon, 2.4:1

Vista en HDTV

© Ignacio Aguilar, 2018.



Language / Idioma