Curioso antedecente de “Halloween” y toda la serie de “Friday The 13th”, en la que Bob Clark, director conocido sobre todo por “Porky’s” (1982) y su primera secuela, ya utiliza muchos de los elementos del género Slasher: un grupo de chicas que viven en una residencia universitaria femenina, son acosadas telefónicamente por un perturbado que les grita obscenidades. Al mismo tiempo, una de las chicas lleva veinticuatro horas desaparecida, por lo que la policía comienza a escuchar las llamadas y tratar de localizar su procedencia, con sorprendentes resultados. Clark se centra más en crear suspense que en realizar sofisticadas escenas de asesinatos (aunque sin renunciar a las mismas), consiguiendo una película irregular, pero efectiva especialmente en su parte final, haciendo uso de un reparto que incluye nombres como Olivia Hussey, Keir Dullea, Margot Kidder y John Saxon como los rostros más conocidos del mismo.
El director de fotografía fue Reginald H. Morris [CSC], ni más ni menos que el hermano del famosísimo director de fotografía británico Oswald Morris [BSC], ganador del Oscar por su trabajo en la película de Norman Jewison “Fiddler on the Roof” (1971) y colaborador de John Huston durante toda su carrera, con títulos como “Moulin Rouge” (1950), “Moby Dick” (1956) o “The Man Who Would Be King” (1975), además de trabajos muy famosos como “The Guns At Navarone” (J. Lee Thompson, 1961) o “Lolita” (Stanley Kubrick, 1962). Reginald no tuvo ni mucho menos una carrera tan destacada; emigró a Canadá y allí fue donde estableció su relación con Bob Clark, con el que realizó sus películas más conocidas, entre las que se encuentra el presente título, las citadas dos primeras entregas de “Porky’s”, “A Christmas Story” (1983) o “Murder by Decree” (1979), además de algunos raros trabajos como operador de cámara a las órdenes de William Fraker y Gordon Willis (“The Fox” y “The Paper Chase”, respectivamente) y labores de fotografía adicional en Canadá para el primer “Superman” (1978).
La imagen de “Black Christmas” destaca por muchos motivos, aunque curiosamente no pueda ser considerada como una gran fotografía. Pero Bob Clark y Reginald Morris optaron por una serie de decisiones técnicas que hacen que la película posea un aspecto muy especial, quizá también anticuado, pero muy efectivo para crear la atmósfera de la película. En primer lugar, la película comienza con una serie de planos subjetivos del asesino adentrándose en la casa en la que tendrán lugar los crímenes, los cuales, están fotografiados haciendo uso de una lente muy particular: el Kinoptik Tegea 9.8mm, la misma lente empleada por Stanley Kubrick en “A Clockwork Orange” (1971) y “The Shining” (1980) y que destaca por su enorme ángulo de visión y distorsión. Aunque “Black Christmas” es una película rodada en formato esférico convencional, lo cierto es que parece evidente que la inspiración de la secuencia de apertura de “Halloween” (rodada en anamórfico y con la Panaglide, clon de la Steadicam) se encuentra aquí, ya que el efecto del gran angular extremo y la cámara en mano es similar.
En segundo lugar, “Black Christmas” posee una textura de grano muy fuerte y colores muy saturados, lo cual parece indicar que Reginald Morris recurrió al revelado forzado (seguramente dos diafragmas) para poder rodar con niveles de luz relativamente reducidos con lentes zoom y ello trae como consecuencia este aspecto tan especial. Aunque la ejecución de la fotografía no es excesivamente sofisticada, lo cierto es que Morris utiliza un aproximamiento moderno para la época, ya que gran parte del film está rodado con luz rebotada y huye de forma clara del aspecto tradicional de la luz dura, que todavía estaba ampliamente utilizada en la primera mitad de la década de los 70. Gracias a ese enorme grano en pantalla, negros sucios y colores súper saturados, el aspecto de “Black Christmas” es muy personal y efectivo, lo cual redunda en una atmósfera agobiante que logra atrapar al espectador, por más que luego, si se analiza en detalle, la luz no sea del todo fina.
Por todo ello, “Black Christmas” no es solo un claro antecedente de “Halloween”, sino una película que, a pesar de ser modesta, es muy interesante porque sienta las bases del género que tan de moda estuvo desde finales de los años 70 y durante los 80. Ni su estructura (comienza bien, de noche, con un buen asesinato, pero después vuelve con secuencias diurnas y un segmento sin demasiado interés) ni la ejecución son redondas en absoluto, pero sí está lo suficientemente bien realizada, rodada y editada como para resultar meritoria, dejando por el camino además alguna imagen imborrable, como esa chica muerta y envuelta en plástico sobre una mecedora, o ese ojo que observa a la protagonista tras la rendija de una puerta, sin que nunca se llegue a saber quién se esconde detrás de la misma.
Título en España: Navidades Negras
Año de Producción: 1974
Director: Bob Clark
Director de Fotografía: Reginald H. Morris, CSC
Ópticas: Angenieux 20-120mm T2.9, Kinoptik 9.8mm
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2017.