Lujosa adaptación de la novela de Agatha Christie, escrita por el dramaturgo Anthony Shaffer (“Sleuth”, “Frenzy”) que fue llevada a la pantalla por los mismos productores que la anterior “Murder on the Orient Express”, John Brabourne y Richard Goodwin, aunque con diferente equipo técnico y artístico. Peter Ustinov interpreta a Hércules Poirot, el famoso detective interpretado por Albert Finney en la película de Sidney Lumet, al que en esta ocasión se le une un reparto de estrellas encabezado por Mia Farrow, David Niven, George Kennedy, Bette Davis, Simon McCorkindale, Maggie Smith, Jane Birkin, Angela Landsbury, Olivia Hussey, Jon Finch, Lois Chiles o Jack Warden, entre otros. Rodada en localizaciones naturales en Egipto, así como en interiores de estudio con el británico John Guillermin en la silla de director, la película, quizá la más interesante adaptación cinematográfica de Christie, contó también con notables nombres de la industria como el músico italiano Nino Rota o el diseñador de vestuario Anthony Powell, que obtuvo un Oscar por su labor de época.
El director de fotografía fue Jack Cardiff [ASC, BSC], en su único trabajo para John Guillermin, quien venía de trabajar con Fred Koenekamp y Joseph Biroc en “The Towering Inferno” y con Richard H. Kline en “King Kong”, las dos complicadas superproducciones que había filmado en los 70. Cardiff, por su parte, era un celebrado director de fotografía, británico al igual que el realizador, que se había especializado en la fotografía Technicolor durante los años 40, cuando rodó clásicos como “Black Narcissus” (1947), por la que ganó el Oscar, o “The Red Shoes”, a las órdenes de Michael Powell y Emeric Pressburger. Después vendrían títulos como “The African Queen” (John Huston, 1951), “War and Peace” (King Vidor, 1956) o “The Vikings” (Richard Fleischer, 1958), que le consagraban como un maestro en el uso del color, aunque por aquélla época decidió dar el salto a la dirección y dejar la fotografía. Como realizador, destaca “Sons and Lovers” (1960), por la que fue nominado al Oscar, pero a mitad de los años 70 recuperó su oficio original, en el que se mantuvo hasta su retirada, con títulos ya no tan destacables como “Conan The Destroyer” (Richard Fleischer, 1984), “Rambo: First Blood Part II” (George P. Cosmatos, 1985) o “Tai-Pan” (Daryl Duke, 1986).
“Death On The Nile” mezcla localizaciones reales en Egipto, con alguno de sus templos y más famosos monumentos como fondo, con una cuidada recreación de interiores en estudio a cargo de Peter Murton. Como su predecesora “Murder on the Orient Express”, el presente título también renunció al formato panorámico anamórfico, incluso a pesar que contiene mucha más fotografía de localizaciones, y también recurrió a elementos visuales típicos del cine de la época, como la utilización constante de un zoom –tanto como focal variable como para realizar acercamientos o alejamientos en plano- y de difusión en cámara, mediante filtros tipo Fog para suavizar la imagen y tratar de huir de la dureza clásica del cine en color de los años 50 y 60. En este aspecto, resulta evidente que Cardiff pretendía utilizar una imagen más moderna que la de sus trabajos en Technicolor de su época dorada, pero sin llegar ni mucho menos a situarse a la vanguardia estilística.
En este aspecto, Cardiff ejecuta una fotografía híbrida, aunque de reminiscencias muy clásicas: en todos los interiores de estudio utiliza aparatos de iluminación directos y dirigidos hacia los actores, pero ahora con algo de difusión entre la luz y el personaje, de modo que las sombras se suavizan un poco. El contraste de su iluminación es muy reducido, no solo por el empleo de las ópticas zoom (claramente, el Cooke Varotal 20-100mm y, posiblemente, la primera versión del 25-250mm Cooke) y por los filtros Fog, sino porque su ratio de iluminación apenas provoca la presencia de zonas de sombra en el decorado. Lo que sí que hay, desgraciadamente, son muchos instantes en que aparecen dobles o triples sombras, así como sombras no intencionadas (por ejemplo, cuando un personaje se cruza sobre otro, bloqueando su luz principal), que degradan mucho la calidad del conjunto. Cierto es que los decorados son quizá demasiado angostos (posiblemente para reproducir el barco en el que están rodados los exteriores de forma fidedigna) y que hay muchos actores en el set en muchos momentos de la acción, pero es obvio también que un aproximamiento a través de una luz mucho más suave, como la que venían empleando compañeros de generación de Cardiff como Harry Waxman o Geoffrey Unsworth, hubiera facilitado mucho las cosas. En cualquier caso, los niveles de luz también son siempre elevados, lo suficiente como para usar el zoom 10:1 incluso en interiores nocturnos.
Los exteriores también son clásicos, con la dureza de la luz egipcia contrarrestada por Cardiff mediante el uso de fuentes de iluminación artificial sobre los actores. Estos exteriores seguramente sean lo que mejor luce de la película, pero aún así, Cardiff tiene algunos problemas en las escenas en las cubiertas del barco, debido a que varias escenas se desarrollan en sombra, contra los brillantes fondos soleados del Nilo, de modo que el operador se ve obligado a utilizar una gran cantidad de luz contra los actores. Las escenas nocturnas en las cubiertas, rodadas en estudio, también son muy interesantes, aunque no del todo satisfactorias, con una imitación de la luz de la luna en tonos azulados que recuerda en cierto modo a los trabajos de Cardiff en Technicolor, aunque no tan saturados como aquéllos.
En cualquier caso, “Death On The Nile” es una película con un estilo anticuado, a pesar que ello pueda no molestar demasiado debido a su ambientación de época y clasicismo de la propuesta. Cardiff no está demasiado inspirado en ninguna circunstancia, y elementos como la difusión (que es demasiado inconsistente además) y la utilización del zoom, tampoco ayudan demasiado. Lo cierto es que por las localizaciones y decorados construidos para la película, la suya tampoco era una labor sencilla, ya que la puesta en escena de John Guillermin incluye muchísimo movimiento de cámara, travellings, combinaciones de dolly y zoom, cámara al hombro para los momentos en que Poirot elucubra acerca del crimen, planos de 180 grados, etc. que debieron ser muy complicados de ejecutar -por el operador Alec Mills [BSC]- en sets tan pequeños y con muchos actores en los mismos, especialmente trabajando con un sistema de luces directas, por lo que al final, a pesar de que su escala era inferior, el trabajo de Geoffrey Unsworth en “Murder On The Orient Express” resulta más satisfactorio que el presente.
Título en España: Muerte en el Nilo
Año de Producción: 1978
Director: John Guillermin
Director de Fotografía: Jack Cardiff, ASC, BSC
Ópticas: Cooke Varotal
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2015.