Producción de la Universal dentro del género de catástrofes que tan de moda se puso durante la década de los 70, con títulos como “Airport”, “The Poseidon Adventure” o “The Towering Inferno”, que destacó por la introducción de un nuevo formato de sonido, el Sensurround, que no era más que un sistema con unas bajas frecuencias muy poderosas que se activaban cada vez que un temblor aparecía en pantalla. El sonido y el trabajo de efectos visuales a cargo de Albert Whitlock es lo más destacable de un film en el que el guión (por más que fuera co-escrito por Mario Puzo) y la televisiva dirección del veterano Mark Robson dejan mucho que desear en su relato de vidas cruzadas truncadas por un gigantesco terremoto que destruye la ciudad de Los Ángeles. Charlton Heston, en su sacrificado papel habitual, Ava Gardner como su esposa y George Kennedy como un policía forman el trío protagonista, con apariciones de Lorne Greene, Richard Roundtree, Victoria Principal, Genevieve Bujold y Walter Matthau, en el papel no acreditado de un borracho, completando el reparto junto a un buen número de rostros televisivos de la época.
El director de fotografía fue el veterano Philip Lathrop [ASC], antiguo operador de cámara de Russell Metty –a él se le debe por ejemplo el famoso plano inicial de “Touch of Evil”- que dio el salto a la posición de primer operador a finales de los años 50, desarrollando su carrera desde finales de los 50 y durante los 60 con una fuerte asociación con el realizador Blake Edwards con un total de siete títulos, entre los que se incluye “The Pink Panther”, así como una colaboración sin crédito en “Breakfast At Tiffany’s”, debido a la enfermedad de Franz Planer. Durante este etapa, Lathrop también tiene tiempo de rodar con Norman Jewison (“The Cincinatti Kid”), de hacer una segunda unidad para Otto Preminger (“In Harm’s Way”), o incluso de filmar el debut americano de John Boorman (“Point Blank”) o uno de los primeros títulos de Francis Coppola (“Finian’s Rainbow”) o Sydney Pollack (“They Shoot Horses, Don’t They?”) a pesar que su estilo era mucho más reminiscente de la fotografía en blanco y negro que de las nuevas tendencias que comenzaron a aparecer a finales de los años 60 y comienzos de los 70, de la mano de muchos operadores habituales de estos directores, lo que hizo que como otros operadores de su época que no fueron demasiado permeables a los cambios de estilo, Lathrop terminase su carrera en películas de segunda fila o directamente en productos televisivos.
En el caso de “Earthquake”, a pesar de las ambiciones del film y su ambientación en Los Ángeles, lo cierto es que prácticamente todo el film está rodado en decorados de estudio, especialmente después de que el terremoto destruya la ciudad casi a la mitad de la proyección. Ello implicaba la necesidad de construir (y casi también, destruir) un buen número de decorados exteriores en el backlot de la Universal, así como muchas miniaturas de algunos de los escenarios y, sobre todo, decenas de matte paintings, a fin de conseguir la ilusión de una enorme destrucción en la ciudad. Lo cierto es que, con algunas excepciones, el trabajo de Alexander Golitzen en el diseño de producción, Glen Robinson en las miniaturas y el colaborador habitual de Hitchcock, el citado Albert Whitlock, con las pinturas, es muy exitoso y conjugado con un buen número de efectivos efectos mecánicos, aguanta razonablemente bien en nuestros días.
A pesar que como decíamos, la puesta en escena de Mark Robson está muy influenciada por las tendencias televisivas de la época, incluyendo un molesto uso del zoom para los planos de establecimiento de cada nueva localización, el trabajo de Lathrop en formato panorámico anamórfico es muy clásico, si bien ni las composiciones ni el trabajo de cámara son nada especial. Pero es muy clásico porque en ningún momento se desprende de su habitual estilo de luz dura y dirigida sobre los actores, a menudo empleando niveles de iluminación muy altos, lo cual en las escenas previas al desastre produce un aspecto de estudio muy acartonado. Una vez éste se produce, lo que hace generalmente Lathrop es abandonar sus altos niveles de luz de relleno y simplemente deja que sean las luces puntuales y dirigidas las que hagan su trabajo, muchas veces con sombras muy duras proyectadas sobre las paredes del decorado. En la sección final, el metraje real y de miniaturas relativo a la presa de Hollywood está rodado en noche americana, por razones obvias, pero no es hasta la resolución del film en los túneles, cuando no le queda más remedio, cuando Lathrop realmente emplea las fuentes integradas en el decorado (las linternas en manos de los actores).
Los resultados, por lo tanto, son muy de la vieja escuela, en el sentido que todo el film está muy bien realizado para los patrones del cine clásico en color de los años 50 y 60 –lo que hizo que el equipo de decoración y el propio Lathrop obtuvieran sendas nominaciones de la Academia de Hollywood, en un año en el que fueron obviados trabajos como “The Parallax View” y “The Godfather, Part II” (Gordon Willis) o “The Taking of Pelham 1, 2, 3” (Owen Roizman), a pesar que “Earthquake” era un film de estética desfasada muy poco después, mientras que a innovación del Sensurround y los efectos visuales fueron recompensados con dos estatuillas doradas.
Título en España: Terremoto
Año de Producción: 1974
Director: Mark Robson
Director de Fotografía: Philip Lathrop, ASC
Ópticas: C-Series de Panavision, Super PanaZoom Cooke
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: Efectos especiales fotográficos de Albert Whitlock, fotografía de miniaturas de Clifford Stine, ASC
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2013.