Western contemporáneo, escrito por el actor y ahora guionista Taylor Sheridan (“Sicario”), que tiene como protagonistas a dos bandos enfrentados: uno de ellos, el formado por dos hermanos (Chris Pine y Ben Foster), que están atracando pequeñas sucursales bancarias en en estado norteamericano de Texas, mientras que el otro son los dos agentes Ranger encargados de su búsqueda y captura; un agente a punto de la jubilación (un modélico Jeff Bridges) y su compañero, mitad indio y mitad mexicano (Gil Birmingham). Resulta curioso que esta historia típica de forajidos y sheriffs esté dirigida por un escocés como David Mackenzie (“Starred Up”, “Perfect Sense”, “Young Adam”), quien obtiene grandes interpretaciones del reparto y consigue una película que funciona muy bien en todos los aspectos, lo que está haciendo que figure en la mayor parte de listados con el cine más destacado del 2016.
El director de fotografía es el británico Giles Nuttgens [BSC], colaborador habitual de David Mackenzie en las películas citadas anteriormente (en total han rodado juntos seis proyectos hasta la fecha), cuya película más conocida hasta la fecha posiblemente sea aquél fracaso llamado “Battlefield Earth” (2000), dirigido por el reputado director artístico Roger Christian. Nuttgens quizá tiene más títulos conocidos en los que ha participado, bien como operador de cámara, o como director de fotografía adicional o de segundas unidades, para su compatriota David Tattersall: “The Young Indiana Jones Chronicles” o los tres primeros episodios de “Star Wars”. También ha participado en estas funciones en películas como “The Beach” de Danny Boyle o “The Grand Budapest Hotel” de Wes Anderson. Su buen trabajo en esta película seguramente lance su carrera en EEUU.
Uno de los aspectos que destacan inmediatamente de “Hell or High Water” es el tipo de herramientas escogidas por los cineastas para fotografiar esos paisajes típicos del Western, aunque aquí los caballos sean sustituidos por coches: la Arri Alexa, con grabación en formato ArriRaw, así como ópticas anamórficas Hawk V-Lite. Sin embargo, viendo la película sin conocer sus especificaciones técnicas, sorprenden de inmediato dos circunstancias; la primera es sin lugar a dudas la utilización de ópticas con las aberraciones al revés de lo habitual (es decir, distorsión de cojín en lugar de distorsión de barril). Ello se hace muy extraño y para quien escribe estas líneas, también es muy molesto y despista mucho. A priori parecía que el efecto está creado por la utilización de la serie de ópticas Anamorphic/i de Cooke, que precisamente tienen este problema/característica. Sin embargo, en segundo lugar sorprende también la cantidad de planos sin ningún tipo de artefacto anamórfico, o incluso con el característico bokeh circular de las ópticas esféricas, muchísimas veces empleados en distintos ángulos de las mismas escenas.
Por lo tanto, había algo extraño en la elección de las ópticas y las especificaciones técnicas dan la explicación: en un rodaje con dos cámaras, los cineastas aparentemente usaron los Hawk V-Lite en la cámara A, mientras que la segunda cámara por lo general era la que usaba los nuevos Angenieux Optimo 2S (30-72mm y 56-152mm), versiones anamórficas de sus populares 15-40mm y 28-76mm con adaptador anamórfico trasero de fábrica y con un diafragma T4. Como sus versiones esféricas, son ópticas de un rendimiento muy bueno, capaces de ser mezcladas con Cooke S4, Zeiss Ultra Prime, Leica o Panavision Primo sin muchos problemas, pero por mucho que cubran el formato anamórfico, son lentes que no poseen ninguna característica visual del formato. En cuanto a la distorsión de cojín, es el menor de los dos hermanos (30-72mm) el zoom que la produce, circunstancia que es muy evidente en pantalla cada vez que una línea que debiera ser recta aparece curvada hacia dentro.
A pesar que las elecciones de ópticas son algo raras, lo cierto es que “Hell or High Water” luce muy bien. Quizá lo más destacable del trabajo de Nuttgens sean sus exteriores en la hora mágica, o incluso en los últimos momentos de la luz solar por la tarde o aprovechando los primeros rayos de sol por la mañana, que hacen que la película posea alguno planos muy bonitos en los que la luz natural ofrece un aspecto magnífico. También ofrecen Nuttgens y Mackenzie muy buenos paisajes de Nuevo México (lugar en el que está rodada la película en lugar de Texas) y el director de fotografía sigue mucho la estela de Roger Deakins en “No Country for Old Men” –un referente obvio de “Hell or High Water” en muchos aspectos- a la hora de conseguir un aspecto muy luminoso y soleado a través de fuertes sobreexposiciones, aunque en el caso del presente título, muy ocasionalmente, quizá estén llevadas demasiado lejos cuando los cineastas se encuentran en interiores y, a través de ventanas o puertas, es visible el exterior desde el interior. Esa es aún una situación en la que el celuloide tiene un claro punto de ventaja frente a una cámara digital como la Alexa, que además es la mejor de todas ellas en este apartado.
Los interiores de la película y sus escenas nocturnas quizá sean más convencionales. La cámara de Arri permite rodar con niveles de luz muy bajos y Nuttgens utiliza los V-Lite a grandes aperturas de diafragma, lo que conlleva que los artefactos anamórficos, suavidad global y en especial en los extremos del fotograma, etc. sean mucho más evidentes en estas secciones. Por lo general, en el interior de casinos, habitaciones de hotel, etc. los niveles son ínfimo como decíamos y los cineastas emplean o construyen su iluminación partiendo de la ya existente. Hubiera sido interesante ver cómo hubieran planteado Mackenzie y Nuttgens secuencias nocturnas, pero con la excepción de algún momento aislado, la película carece de este tipo de exteriores, muy presentes en “No Country for Old Men” o incluso este año en “Nocturnal Animals”, rodada en parajes similares, pero cuyos exteriores diurnos no son tan satisfactorios como en el presente título. En cualquier caso, “Hell or High Water” es una pequeña película que resulta muy estimulante aún sin enamorar, y en ella el estilo visual y la precisión y garra de la puesta en escena (incluidos algunos momentos en los que Mackenzie rueda las huidas de sus coches con artilugios como el Russian Arm) juegan un papel fundamental.
Título en España: Comanchería
Año de Producción: 2016
Director: David Mackenzie
Director de Fotografía: Giles Nuttgens, BSC
Ópticas: Hawk V-Lite, Angenieux Optimo
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (ArriRaw, 2.8K), 2.4:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2016.