Producción que mezcla ciencia-ficción y el género de catástrofes, tan de moda en la década de los 70, acerca de la amenaza que se cierne sobre la tierra cuando un gigantesco meteoro, capaz de acabar con la vida en nuestro planeta, se dirige directamente hacia el mismo tras una explosión en el espacio exterior. Sean Connery interpreta a un excientífico de la NASA, en su día diseñador de un satélite ahora utilizado con fines armamentísticos, pero cuyo poder de destrucción no es suficiente para destruir el meteoro, por lo que los americanos deben limar sus asperezas con la URSS para llevar a cabo un ataque combinado de mayor potencia. Natalie Wood y Brian Keith, como los científicos rusos, interpretan la mayor parte de sus papeles en esta lengua, mientras que Karl Marlden, Trevor Howard, Richard Dysart y Henry Fonda, repitiendo su papel de presidente de los EEUU de “Fail Safe” (1964), forman un reparto de secundarios que, como casi todo en este film, rinde muy por debajo de las expectativas. La banda sonora de Laurence Rosenthal, en sustitución del inicialmente previsto John Williams, seguramente sea lo más destacable de este evidente precedente de “Armageddon” (1998).
El director de fotografía fue Paul Lohmann, un hombre no demasiado conocido, pero que en los años 70 participó en proyectos tan variopintos como “Nashville” (Robert Altman, 1975), “An Enemy of the People” (George Schaefer, 1977), una de las últimas apariciones cinematográficas de Steve McQueen, dos títulos junto a Mel Brooks (“Silent Movie”, 1976) y “High Anxiety” (1977) ó la simpática “Time After Time” (Nicholas Meyer, 1979), antes de acabar su carrera en el medio televisivo. En el número de la revista “American Cinematographer” que cubría el rodaje de “1941”, de Steven Spielberg, aparecía una entrevista con el realizador Ronald Neame en la que alababa mucho a Paul Lohmann y afirmaba que a partir de ese momento sería su primera opción para cualquier proyecto, pero lo cierto es que nunca volvieron a trabajar juntos, posiblemente porque la carrera de Neame quedó muy tocada a raíz de este proyecto.
El estilo visual de “Meteor” resulta casi tan fallido como la propia película, lo que resulta curioso teniendo en cuenta que contaba con un holgado presupuesto, un diseñador como Edward Carfagno (ganador de tres Oscar, uno de ellos por “Ben-Hur”) y que al propio Ronald Neame habría que adjudicarle cierto talento visual, ya que había iniciado su carrera como director de fotografía e incluso había trabajado para David Lean “In Which We Serve” (1942), “This Happy Breed” (1944) o “Blithe Spirit” (1945), realizador con el que también fue socio de Cineguild junto a Anthony Havelock-Allan, una vez Neame comenzó su nueva faceta de guionista-productor. Neame también venía de cosechar éxitos en la dirección como “The Poseidon Adventure” (1972) y “Odessa” (1974), la primera de ella, además, con una nominación al Oscar para el director de fotografía Harold E. Stine [ASC] por su gran labor detrás de las cámaras. Por ello resulta muy dificil creer, con estos antecedentes, que “Meteor” luzca tan pobre y que su estilo sea tan poco interesante.
Parte del problema se deriva de que la dirección de Neame está absolutamente contaminada por el lenguaje televisivo de la época. La totalidad de la película, a excepción de los planos de efectos, está rodada con lentes zoom, las cuales, en formato anamórfico, requieren al menos un diafragma de T/4.5. Pero si los niveles de luz no eran incrementados hasta al menos T/8, estas ópticas ofrecían un rendimiento muy pobre. Por lo tanto, la decisión de rodar con zooms supone un serio problema para Lohmann (por ejemplo, “Time After Time” está rodada en anamórfico, pero a grandes aperturas de diafragma), que seguramente tuvo que recurrir al revelado forzado y, además, a grandes unidades de iluminación para obtener unos niveles de luz muy elevados y poder rodar en las condiciones requeridas. Pero en lugar de optar por un aspecto contrastado (como “The Poseidon Adventure”), “Meteor” luce muy plana y muy poco interesante, ya que hay luz por todos los sitios, sin apenas sombras, por lo que la iluminación carece de cualquier intención que no sea la de exponer simplemente el negativo. Además, por diseño, la película muestra un exceso de tonos terrosos muy apagados, por lo que no hay nada en la imagen que resalte. Ni siquiera en el tercio final, que podría haber dado más juego, Lohmann se deshace de su encorsetamiento, por lo que el producto no es ya que esté muy lejos de los grandes logros de la época, sino que a duras penas compite en la media y mucho menos teniendo en cuenta que fue una producción de alto presupuesto (aunque cueste creerlo, las fuentes indican que “Meteor” costó algo más que “The Towering Inferno” y más del doble que “The Poseidon Adventure” y “Earthquake”).
La puesta en escena es pobre, como indicábamos, pero además todos esos zooms yendo y viniendo en mitad de las tomas se han quedado terriblemente anticuados. Aún así, lo peor de la proyección no es la fotografía de la unidad principal, sino los efectos visuales. Parece ser que el film fue rodado en 1977, el año en que “Star Wars” y “Close Encounters of the Third Kind” revolucionaron el cine en este aspecto, pero “Meteor” no se estrenó hasta 1979 por problemas con los FX. Originalmente se encargaron a Frank Van Der Veer [ASC], dueño de una empresa óptica de Hollywood entre cuyos títulos se encuentran “Logan’s Run” (1976) o título de Dino de Laurentiis como “King Kong” (1976), “Orca” (1977), “Flash Gordon” (1980), “Conan The Barbarian” (1982) o “Dune” (1984), esta ya realizada en solitario por Barry Nolan, asistente de Van Der Veer, tras el fallecimiento de este. Todos estos proyectos incorporaban notables fallos y algunos aciertos (Van der Veer competía en un escalón más bajo –y barato- que ILM), pero parece ser que en “Meteor” los problemas fueron tan graves que Van der Veer fue despedido, habiendo gastado gran parte del presupuesto asignado, y sin material válido, aunque puede que parte del mismo esté en el montaje del film. El trabajo final, realizado muy deprisa y con pocos medios, lo firman Margo Anderson y Gene Warren, y contiene todo tipo de defectos: falta de estabilidad en el registro del material (las escenas en la nieve, parece ser que extraídas parcialmente de “Avalanche”), efectos ópticos muy pobres, anamorfizaciones de proyección (por estar el material rodado en 35mm esférico “open-gate”), falta de profundidad de campo, problemas para miniaturizar el agua en la escena de Hong-Kong y, sobre todo, un aspecto global barato, muy falso y muy poco conseguido, que llega al extremo de que para poner en pantalla la destrucción de Nueva York, utiliza metraje de “stock” del derribo del complejo “Pruitt-Igoe” en St. Louis (Missouri) a comienzos de la década de los 70… con un filtro rojo aplicado en post-producción.
No es extraño que “Meteor” fuera una de las últimas producciones de American International Pictures (AIP), que hizo aquí una de sus inversiones más altas y recibió un severo castigo en taquilla. Sean Connery también alcanzó uno de los puntos más bajos de su carrera, lo que poco tiempo después le llevó a repetir como James Bond en “Never Say Never Again”). Por todo ello, aunque hay que reconocer que “Meteor” tiene ciertas buenas intenciones en su discurso, no es un título excesivamente recomendable desde un punto de vista cinéfilo. Su mérito reside más bien en que es tan fallida que contemplarla es como asistir al derribo de un rascacielos, al hundimiento de un transatlántico o cualquier destrucción de algo que haya costado mucho dinero, de puro desperdicio.
Título en España: Meteoro
Año de Producción: 1979
Director: Ronald Neame
Director de Fotografía: Paul Lohmann
Ópticas: C-Series & Super Panazoom Cooke
Emulsión: Kodak 5247 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2014.