Pale Rider
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Pale Rider

Tercero de los cuatro Western dirigidos e interpretados por Clint Eastwood, que retoma el argumento de “Shane” (George Stevens, 1953): los habitantes de un pequeño poblado del norte de California, dedicados a la búsqueda de oro, son atemorizados por un terrateniente local (Richard Dysart) que pretende quedarse con sus tierras. Es entonces cuando aparece un misterioso predicador (Clint Eastwood), que no solo hace frente al villano y sus hombres, sino que posee extrañas cualidades sobrenaturales y un pasado misterioso. Aunque por aquél entonces Eastwood ya contaba con una contrastada y sólida carrera como realizador, el éxito de “Pale Rider”, tanto crítico como de público, es uno de los pilares sobre los que se edifica su prestigio como cineasta, refrendado posteriormente por éxitos como “Unforgiven”, “Mystic River” o “Million Dollar Baby”. “Pale Rider” no solo ofrece a Eastwood en uno de sus mejores papeles –el del “hombre sin nombre”- sino también una narrativa muy sólida y un elevadísimo nivel de entretenimiento, que hacen de este un film imprescindible.

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El director de fotografía fue Bruce Surtees, quien había acompañado ya a Eastwood en su debut (“Play Misty for Me”, 1971) como realizador y que también había sido su operador habitual desde entonces, incluyendo sus dos Western anteriores (“High Plains Drifter” en 1972 y “The Outlaw Josey Welles” en 1976). Surtees, que también se había hecho cargo de “Dirty Harry” y “The Beguiled” (ambas de 1971 y protagonizadas por Eastwood) para Don Siegel, era por supuesto hijo del gran director de fotografía Robert Surtees (“Ben-Hur”, “Mutiny On The Bounty”), pero a diferencia del estilo clásico de su padre, Bruce siempre apostó por imágenes de un enorme riesgo, naturalidad y aspecto muy moderno, fijando además el estilo de toda la filmografía de Eastwood (con sus frecuentes claroscuros), incluyendo sus últimas y más recientes obras. “Pale Rider” fue, sin embargo, el último trabajo de Surtees junto a Eastwood, en el que Jack N. Green -posteriormente, autor de la fotografía de «Unforgiven» (1992)- y Tom Stern –sus sustitutos- ya formaban parte del equipo como operador de cámara y gaffer, respectivamente.

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La imagen de “Pale Rider” está claramente inspirada por un concepto de un enorme naturalismo y realismo, que a su vez se subdivide en dos áreas claramente diferenciadas. De un lado están los exteriores de la misma, rodados en vistosísimas localizaciones de Idaho y el norte de California, y de los que Surtees y Eastwood obtienen un partido óptimo gracias a la composición de las imágenes, el encuadre y la elección de las focales (con cierta predominancia de los teleobjetivos para potenciar la presencia de las montañas en los fondos). En estas secuencias exteriores, Surtees apuesta claramente por evitar en la medida de lo posible la utilización de cualquier atisbo de luz artificial cinematográfica. Ello lo hace empleando casi siempre que es posible el contraluz, a veces con un levísimo relleno (en la forma de luz rebotada) sobre los actores, otras, directamente dejando que sus rostros y rasgos queden prácticamente en penumbra y, desde luego, sin ningún tipo de artificio en las escenas de nieve o bajo cielos nublados. Surtees vuelve a demostrar aquí que era un maestro en la exposición de su negativo en estos exteriores, con instantes muy inspirados en los que los personajes están en sombra y los fondos soleados, pero se les ve perfectamente, o por la forma en que cuida los cielos, que rara vez aparecen sobreexpuestos, sino casi siempre azulados y con detalle en las escenas diurnas.

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Los interiores, por el contrario, muestran una imagen casi experimental. A pesar que recogen el testigo de “The Outlaw Josey Welles”, que ya era poco convencional y arriesgada en este aspecto, “Pale Rider” va un paso más allá y en ella Surtees apenas utiliza algo más que un leve relleno, o fuentes de iluminación muy débiles en los interiores diurnos, dejando que la luz principal prácticamente sean las ventanas reales de los decorados y con el ambiente que entra naturalmente por ellas sin que esté complementado (al menos de forma aparente) por luz cinematográfica. Por ello, los interiores utilizan focales fijas a grandes aperturas de diafragma –al contrario que los exteriores, que usan zooms como focal variable- y revelado forzado, tanto para poder rodar con tan poca luz, como seguramente para aumentar el contraste y reducir el aspecto plano que de otra forma hubieran tenido las imágenes. La textura de las mismas, como consecuencia, es muy prominente, con mucho grano y un aspecto muy real, casi a veces de documental, que apoya mucho la verosimilitud de la película y su aspecto de época. Como no utiliza contraluces, ni otro tipo de técnicas para separar a los actores de los fondos, a veces estos interiores aparecen un poco empastados y no siempre resultan satisfactorios, aunque hay que reconocer que Surtees los rodó con unas enormes agallas.

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Los resultados –que incluyen un muy buen exterior nocturno con una hoguera, y otro en el bosque con luces duras que no es tan satisfactorio- son muy buenos como conjunto, especialmente por esa veracidad que transmite la consciente renuncia a emplear luz cinematográfica y tratar de aprovechar al máximo la luz disponible. A veces son desiguales, pero lo cierto es que también son muy sugerentes, además de que aprovechan los escenarios de forma estupenda. La puesta en escena de Eastwood, por otro lado, son fieles a sus principios de sencillez e inmediatez, evitando grandes complicaciones, pero sin renunciar a cierta estilización en la manera en que afronta las escenas de acción, refrendendo el carácter sobrenatural del personaje que da título al film. Así pues, es dificil pensar que Surtees dejó de trabajar con Eastwood porque éste pensara que su director de fotografía había bajado de nivel; es más, “Pale Rider” es uno de los mejores trabajos de Surtees, con una imagen tan especial y fuera de lo común en muchos momentos que es imposible que fuera realizada sin el apoyo y aprobación del director.

Título en España: El Jinete Pálido
Año de Producción: 1985
Director: Clint Eastwood
Director de Fotografía: Bruce Surtees
Ópticas: C-Series & Super Panazoom Cooke
Emulsión: Kodak 5247 (125T) & 5294 (400T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1

Vista en Blu-ray

© Ignacio Aguilar, 2016.



Language / Idioma