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Debut en la dirección de Clint Eastwood, sobre un guión de Jo Heims y Dean Riesner (“Dirty Harry”), en una película acerca de un disc jockey radiofónico (el propio Easwood) que tiene con una oyente (Jessica Walter) lo que él considera una breve aventura. Sin embargo, ésta parece que se lo toma más en serio y comienza un incesante y peligroso acoso sobre él, con funestas consecuencias. Claro antecedente de “Fatal Attraction” (1987), que toma de este film más de uno, dos y tres elementos, esta primera película de Eastwood como realizador ya demuestra lo que serían las constantes de su cine como tal: economía de medios, estilo sobrio, sencillo y austero e interpretaciones espontáneas, fruto de las escasas repeticiones que suele demandar como director. Los resultados son buenos, aunque podrían ser mejores si Eastwood hubiera tenido ya las depuradas formas que le caracterizarían poco después, aunque el film se deja ver bastante bien a pesar que su ejecución podría haber sido mejor.

Última película en la que participó el legendario John Wayne, en la cual el veterano actor interpreta el papel de un viejo y famoso pistolero que, enfermo de cáncer y con pocas semanas de vida por delante, llega a un pequeño pueblo de Nevada para tratar de pasar tranquilo sus últimos momentos. Sin embargo, las viejas rencillas del pasado harán que diversos personajes se crucen con él e impidan que sus últimos instantes de vida transcurran con la normalidad que a él le habría gustado. Aunque parece ser que no fue planteado como tal, lo cierto es que “The Shootist” es un claro homenaje a la figura del actor (de hecho, comienza incluso con metraje de otras de sus películas, para mostrar a Wayne de joven), que interpreta al viejo vaquero que ha de morir en el tránsito del viejo mundo del oeste a la modernidad. Como homenaje, es un film entrañable y divertido, pero fuera de esa lectura, lo cierto es que resulta algo pobre y falto de fuerza, especialmente teniendo en cuenta que tras las cámaras se encontraba un director de la talla de Don Siegel. Lauren Bacall, Scatman Crothers, John Carradine, Bill McKinney o Richard Boone son algunos de los secundarios, en un reparto que incluye además a un joven Ron Howard, quien ya acostumbraba a llevar gorra incluso antes convertirse en realizador.

Adaptación de un libro de Forrest Carter, originalmente ideado para ser dirigido por uno de sus dos guionistas, Philip Kaufman, quien de hecho llegó a ponerse tras las cámaras durante varias semanas de rodaje hasta que Clint Eastwood, productor y protagonista absoluto, decidió sustituirle él mismo como director. Así, por tanto, se trata del segundo de los cuatro Western que dirigió y protagonizó, después de “High Plains Drifter” (1973) y antes de “Pale Rider” (1985) y, por supuesto, de “Unforgiven” (1992) y en él narra la historia del granjero Josey Wales, que tras la pérdida de su familia hacia el final de la guerra civil americana a manos de soldados unionistas, se convierte en un vengador forajido sobre el que se fija una importante recompensa. Los resultados son buenos, aunque es una película quizá demasiado larga (más de dos horas de proyección) y episódica como para resultar totalmente exitosa. Chief Dan George, Sondra Locke, John Vernon, Bill McKinney y Sam Bottoms forman el reparto principal secundando a Eastwood.

Western protagonizado por Clint Eastwood, que sería el último que rodaría en el que él mismo no ocupase la silla del director. En esta ocasión, el encargado fue el veterano John Sturges, cuyos mejores días ya habían pasado y, parece ser, tuvo muchos problemas con Eastwood durante el rodaje. El argumento presenta al actor como Joe Kidd, un cazador de recompensas que, para salir de la cárcel, acepta el trabajo de acompañar a un grupo, liderado por un terrateniente (Robert Duvall), que quiere dar caza a un mexicano revolucionario, jefe de una peligrosa banda (John Saxon). Pero cuando el grupo comienza a tomarse la justicia por su mano contra los mexicanos, Kidd decide actuar por su cuenta para que se haga justicia. A pesar de que el guión fue escrito por el prestigioso novelista Elmore Leonard, lo cierto es que los resultados son algo decepcionantes si se siente en cuenta el prestigio de todos los implicados en el proyecto, siendo quizá, con permiso de “Hang ‘Em High” (1968), el más flojo de todos los Westerns protagonizados por Eastwood.

Uno de los grandes éxitos del cine norteamericano de la década de los 80, con producción de Don Simpson y Jerry Bruckheimer, fue esta comedia policíaca en la que Eddie Murphy interpreta a Axel Foley, un policía de Detroit que viaja a Los Ángeles para investigar el asesinato de un amigo y tratar de dar caza a los culpables. La trama detectivesca, por así decirlo, es prácticamente inexistente, consistiendo el film más bien en una sucesión de escenas que sirven como excusa para que Murphy improvise todo tipo de gags, unas veces con más éxito que otras. Los resultados cinematográficos son más bien pobres, aunque hay que reconocer que la química entre los miembros del reparto es muy buena y que la película, aún con grandes limitaciones, resulta tan ligera como entretenida. Judge Reinhold, John Ashton, Lisa Eilbacher, Ronny Cox y Steven Berkoff, cómo no interpretando el papel del villano, protagonizan el film junto a Murphy. El film tuvo dos continuaciones, una de ellas por Tony Scott tres años después y la segunda, por un John Landis en horas muy bajas en 1994.

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