Segunda película de la tercera trilogía de “Star Wars”, que sigue los pasos de “The Force Awakens” (2015), en la que J.J. Abrams continuó de manera exitosa (aunque poco original) el universo originalmente creado por George Lucas. En esta ocasión la acción gira en torno a la retirada de la los rebeldes, comandados por la Princesa Leia (Carrie Fisher), ante la persecución que sufren por parte de la Primera Orden, mientras que Rey (Daisy Ridley) intenta ser entrenada como Jedi por parte de Luke Skywalker (Mark Hamill). Se trata de la película más larga de toda la saga (152 minutos) y en ella el director-guionista Rian Johnson propone el habitual y ágil montaje paralelo que ya estaba presente en títulos como “The Empire Strikes Back” (1980). Pero si quizá “The Force Awakens” era una película absolutamente conservadora y muy en la línea (para bien y para mal) de lo que hasta la fecha ha sido el universo “Star Wars”, en esta ocasión el film de Johnson es bastante desmitificador y rompedor con ese mundo. Los resultados, por lo tanto, son desiguales, lastrados además por alguna subtrama que no aporta al conjunto, un humor que descoloca y secuencias/personajes que distraen del argumento principal de la lucha de la luz contra la oscuridad. Adam Driver, Andy Serkis, John Boyega, Oscar Isaac, Lupita Nyong’o, Laura Dern, Benicio del Toro y Gwendoline Christie completan el reparto de un film netamente inferior al de Abrams, que volverá en la tercera entrega de esta trilogía.
El director de fotografía es Steve Yedlin [ASC], hasta la fecha conocido casi de forma exclusiva por su relación profesional con el director Rian Johnson, para el que ha fotografiado todos sus films hasta la fecha: “Brick” (2005), “The Brothers Bloom” (2008) y “Looper” (2012). Lejos de Johnson, su filmografía incluye películas como “San Andreas” (2015) o el remake de “Carrie” en el año 2013, por lo que es probablemente el director de fotografía que haya llegado a la serie “Star Wars” con un currículum más corto, en competencia con David Tattersall, que contaba con la serie de “The Young Indiana Jones” y “Con Air” (1996) como sus principales reclamos cuando en 1999 se hizo cargo de “The Phantom Menace” y los otros dos títulos de la segunda trilogía. Yedlin es sin embargo conocido por su faceta tecnológica, dentro de la cual, sin ir más lejos, ha presentado en este 2017 un trabajo sobre la resolución real y percibida de diferentes cámaras cinematográficas (analógicas y digitales) con algunos resultados sorprendentes.
La imagen de “The Last Jedi” es también una evolución del aspecto creado por el sudafricano Daniel Mindel [ASC, BSC] para “The Force Awakens”. Como aquélla, “The Last Jedi” es un film que recurre principalmente para su adquisición al formato panorámico anamórfico, que Rian Johnson y Steve Yedlin ya usaron en su anterior trabajo, la mencionada “Looper”. A falta de tener acceso completo a la información técnica, parece ser que también hay algunas tomas captadas con la Arri Alexa, en formato IMAX e incluso planos aislados rodados en formato esférico, aunque después del etalonaje y de la tremenda cantidad de efectos visuales que contiene la película, lo cierto es que parece muy complicado discernir otro tipo de material diferente al anamórfico que supone el grueso de la proyección. La imagen, por lo tanto, ofrece una continuidad clara en el sentido tecnológico con “The Force Awakens”, ya que el celuloide utilizado para su adquisición no se muestra tan nítido como lo suele ser cualquier formato digital, mientras que el grano está presente en pantalla en todo momento, bien sea por ser inherente a la emulsión correspondiente o por haber imitado su aspecto en el etalonaje digital a fin de igualar el material.
Contando con diseño de producción de Rick Heinrichs, habitual del cine de Tim Burton que sustituye así a Rick Carter, habitual en cambio del de Steven Spielberg, “The Last Jedi” trata de ser, por diseño, una película más sombría, siguiendo la mítica estela del elemento central de la primera trilogía, “The Empire Strikes Back”, que posiblemente sea el mejor trabajo de su director Irvin Kershner y el director de fotografía Peter Suschitzky. Por ello, se aprecian tonos algo más monocromáticos y una imagen que sin ser del todo desaturada, sí posee menos color y tonos más apagados que su antecesora, que era bastante luminosa y comercial en este sentido. Pero ello no significa que “The Last Jedi” se aproxime al tono de “The Empire Strikes Back”; es una película algo más siniestra y sucia que “The Force Awakens”, pero está lejos, por diseño e inspiración, del film de Kershner con diseños de Norman Reynolds (es suficiente comparar el aspecto de Dagobah, el lugar en el que Yoda entrenaba a Luke, con el islote en el que éste entrena a Rey y, si no lo fuera, el de la sala en la que Rey se enfrenta a Snoke con la aquélla en la que Luke hacía lo propio por Vader). E incluso de forma preocupante, se acerca peligrosamente al tono y valores formales de la segunda trilogía de Lucas en secuencias tan vergonzantes como la del casino y su resolución.
Por supuesto, siendo el tipo de producción que es, la película contiene algunas imágenes interesantes, así como pasajes bien fotografiados, pero desgraciadamente no es una película que vaya a pasar a la historia, ni siquiera a la de la saga, por su aspecto visual. Sorprende quizá el uso de la noche americana (o una pseudo noche americana) en algunas escenas en el islote, o aquéllas en las que Finn y su amiga asiática huyen del citado casino, pero en general es un film con una estética sin demasiado interés y demasiado pendiente de ofrecer el necesario acomodo a los múltiples efectos que requiere cada toma que en crear un aspecto visual distintivo. Yedlin se toma una molestia especial con una Carrie Fisher cuyo estado físico ya era incluso peor que el de dos años antes, aunque sorprende en algunos momentos el tratamiento (por la dureza de la luz, y su desmedido contraste) que hace de Luke Skywalker, lo cual hace incluso que varíe su aspecto a lo largo de la proyección (y no solo por los flashbacks que introduce Johnson). La puesta en escena de Johnson tampoco está a la altura de la de J.J. Abrams, que en cierto modo aunaba clasicismo y modernidad. Está claro que no se le puede exigir a Johnson componer en anamórfico a la manera de Lucas con Gilbert Taylor, o de Kershner con Suschitzky (con focales tendentes al angular, personajes y movimientos que hacen uso de todo el cuadro, uso de la profundidad, etc) pero lo cierto es que «The Last Jedi» muestra un preocupante exceso de primeros planos o planos cerrados y muy poco del estilo de filmación en torno a un plano máster para la acción y pequeño planos cortos para los detalles.
Los resultados no son especialmente vistosos -en cierto modo se echa en falta la impersonal solvencia de Mindel en el título anterior- pero sí aceptables, una vez se entra en el juego de un film con tantas imágenes creadas por ordenador o fondos en los que el equipo de efectos visuales ha tenido que modificar los realmente existentes. Pero no se trata de una película que ofrezca grandes imágenes de acción real, o ni siquiera grandes localizaciones o decorados, como sí hacían algunas de las anteriores en la trilogía original, o mucho menos aún una imagen con cierta intención y personalidad. Algunos dirán que este Episodio VIII no va de eso, sino de continuar el legado de Lucas. Y quizá no les falte razón y Yedlin cumpla su cometido sobradamente, pero el año pasado Greig Fraser demostró con “Rogue One” que al menos sí se puede tener arrojo e intención en el universo paralelo de “Star Wars”, algo que seguramente también refrendará Bradford Young en la película de “Han Solo” –si Ron Howard y Kathleen Kennedy lo permiten- pendiente de estreno para el 2018. Y es que en cierto modo resulta curioso que los directores de fotografía escogidos para los títulos “Anthology” a priori sean mucho más interesantes que los que filman las películas oficiales.
Título en España: Star Wars Episodio VIII – Los Últimos Jedi
Año de Producción: 2017
Director: Rian Johnson
Director de Fotografía: Steve Yedlin, ASC
Ópticas: G-Series, C-Series, E-Series, ATZ & AWZ + Primo (esféricos) de Panavision
Emulsión: Kodak 5203 (50D), Kodak 5207 (250D) & 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: tomas adicionales rodadas en ArriRaw 3.4 con la Arri Alexa
Vista en DCP
© Ignacio Aguilar, 2017.