Deschanel
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Superproducción de la 20th Century Fox y la Paramount en la que, sobre la base del clásico “A Night to Remember” (Roy Ward Baker, 1958), James Cameron narra la historia de amor entre Rose (Kate Winslet) y Jack (Leonardo Di Caprio). Ella es una pasajera de primera clase que viaja junto a su prometido, el millonario Cal (Billy Zane), mientras que él ha ganado su billete jugando a las cartas y viaja en tercera clase, junto al resto de emigrantes y pasajeros de escasos recursos. Pero Rose es infeliz y ello da pie a que, tras conocerse a bordo del Titanic accidentalmente, inicien un romance imposible que alcanza su punto álgido justo en el momento en el barco choca con un iceberg y comienza a hundirse de proa. Las grandes interpretaciones y química del dúo protagonista, mucho talento (y dinero) para la reconstrucción de época y para la puesta en escena, con un gran espectáculo visual, así como una pegadiza banda sonora de James Horner (con canción a cargo de Céline Dion incluida), entre otros elementos, hicieron que la película igualase el récord de “Ben-Hur”, al alzarse con once premios Oscar y, sobre todo, se convirtiera en un auténtico fenómeno de masas que la llevaron a ser, en su momento, la película más taquillera de la historia. Más de un cuarto de siglo después de siglo después del estreno, quizá los efectos digitales hayan sido superados con creces, pero las grandes virtudes del film continúan inclinando la balanza hacia su lado, por encima de un texto (del propio James Cameron) muy inferior al resto de lo que se ve en pantalla.

Extraño giro en la carrera del cineasta norteamericano James Gray, autor de obras como “Little Odessa”, “Two Lovers” o “The Lost City of Z”, que en esta ocasión abandona la Tierra para adentrarse en la odisea espacial de Roy McBride (Brad Pitt), un astronauta al que le es encargada la misión de ir hasta el planeta Neptuno, en el que hace ya muchos años se perdió la pista de la nave tripulada por su padre (Tommy Lee Jones) en una misión especial en busqueda de vida extraterrestre. A pesar de la ambientación y de algunas secuencias de acción, lo que no pierde James Gray es su foco de atención en las relaciones humanas, en este caso, la relación paterno-filial entre estos dos personajes y como la misma ha condicionado la vida del personaje de Pitt. Sin embargo, las ambiciones de Gray (el film es una especie de cruce entre “2001: A Space Odyssey” y “Hearts of Darkness” de Joseph Conrad, libro del que surgió “Apocalypse Now”) quizá sean desmedidas para los resultados finales de la obra, que en ocasiones posee un desarrollo que parece demasiado visto en cine. Por ello, como le ocurría a la propia “The Lost City of Z”, “Ad Astra” es un film fallido, en el que parece que partiendo de un concepto muy interesante, Gray no ha sabido extraerle todo el jugo o bien que algo importante se quedó por el camino, pues la película queda lejos de ser tan trascendente como sus obvias referencias. Donald Sutherland, Ruth Negga y Liv Tyler tienen breves apariciones a lo largo de la proyección.

Remake literal de la película animada de 1994, de la que no solo toma prácticamente al pie de la letra su guión, su banda sonora o canciones, sino que además, muchos de sus planos e ideas visuales para plasmarlas en pantalla, eso sí, no ya mediante animación, sino a través de las más modernas técnicas de imagen digital, incluyendo bastantes momentos de exhibición de las mismas que hacen que el metraje se incremente en casi media hora más. La historia es de sobra conocida: el viejo león rey de la manada tiene un hijo llamado a ser su heredero, pero su hermano se opone a ello y conspira para tenderle una trampa y poder asesinar al padre y tomar él mismo el poder. Por más que la historia sea la misma, así como múltiples elementos que se mantienen inalterados, en el tránsito hacia la imagen cuasi-real que ofrece el film de Jon Favreau se pierde parte del estilo directo de la cinta de animación y su encanto como conjunto, siendo en este sentido inferior a la versión de “Jungle Book” ofrecida por el mismo director en 2016.

Retorno del cineasta alemán Florian Henckel Von Donnersmarck a su país natal -después de su sonado fracaso en los EEUU con “The Tourist” (2010)- con un film, parece ser, inspirado en la vida del pintor germano Gerhard Richter. Sobre la base de un guión propio, el director narra una historia ambientada a lo largo de varias décadas, desde finales de los años 30 hasta los 60 del siglo pasado, período en el cual se produjo la llegada de los nazis al poder, la segunda guerra mundial o el establecimiento de una república comunista (la RDA) en la Alemania Oriental. Todos estos hechos son vividos en primer persona por el protagonista (Tom Schilling), un joven pintor cuya vida arrastra graves traumas provocados por todos estos vaivenes históricos y que se originan en la ejecución de su tía (Saskia Rosendahl), ordenada por un doctor (Sebastian Koch) que la considera mentalmente “no apta”. Todo su mundo cambia cuando conoce a Ellie (Paula Beer) y a su familia. No se trata de una obra tan redonda como el debut de Von Donnersmarck en la dirección (la estupenda “Das Leben Der Anderen” / “Lives of Others”, 2006), aunque sí es de corte parecido, siendo éste un film más centrado que aquél en el tema del artista que busca su verdadera personalidad como tal, en relación con la libertad personal y los hechos que marcan su vida y afectan a su obra.

Extraño proyecto de Warren Beatty, escrito, producido y dirigido por el actor, quien además se reservó para sí mismo el papel quizá más importante del film, el del excéntrico millonario Howard Hughes (ya interpretado, por ejemplo, por Leonardo Di Caprio en “The Aviator” (Martin Scorsese, 2004). En esta ocasión, sin embargo, el de Hughes no es el rol principal, sino que actúa como una especie de demiurgo que rige los destinos de los dos protagonista: un joven que llega a Los Ángeles como uno de los chóferes (Alden Ehrenreich) que Hughes pone a disposición de sus aspirantes a actrices, que rápidamente se convierte en alguien muy próximo a su pasajera habitual (Lily Collins). Las vidas de ambos cambiarán radicalmente cuando se aproximan a Hughes, un extraño y huidizo personaje que no quiere interactuar con nadie. El film es extraño en todos los aspectos: porque supone la vuelta a la dirección de Beatty después de casi 20 años; también, porque es la primera vez que se pone delante de las cámaras desde “Town & Country” (2002) y, sobre todo, porque además de reunir un importante elenco incluso para meros “cameos” (desde su esposa Annette Bening a Ed Harris, pasando por Matthew Broderick, Oliver Platt, Candice Bergen, Martin Sheen, Paul Schneider o Alec Baldwin), “Rules Don’t Apply” es un film fallido y sin una estructura narrativa demasiado clara, pero con cierto interés en tanto que supone una obra absolutamente clásica y contracorriente.

Brillante sátira, en la que el escritor polaco Jerzy Kosinski adaptó para la gran pantalla su propia novela que tiene como protagonista a Chance (Peter Sellers), un hombre que ha vivido toda su vida sin salir de la mansión de Washington en la que vive y trabaja como jardinero, sin haber recibido más educación que ver continuamente todo tipo de programas televisivos. Sin embargo, a la muerte del dueño de la casa, unos abogados aparecen y Chance tiene que salir al exterior. Tras un accidente, acaba casualmente en la casa de un millonario moribundo (Melvyn Douglas, ganador del Oscar por su trabajo) y su esposa (Shirley MacLaine). Sus buenos modales y sus ropas elegantes hacen que Chance sea confundido por todos por un importante hombre de negocios, que habla sobre economía con metáforas sobre jardines y etapas de crecimiento de plantas. “Being There” contiene seguramente la mejor interpretación de Peter Sellers, muy contenido en el papel principal poco antes de fallecer, y también quizá no el más vistoso, pero puede que sí el más redondo de los trabajos de Hal Ashby detrás de las cámaras, justo antes que las drogas y su precaria salud destruyeran a uno de los cineastas más interesantes de los años 70. Richard Dysart, Jack Warden (como el presidente de los EEUU) y Richard Basehart completan el reparto del film.

Producción de Omni Zoetrope (Francis Ford Coppola) con la que debutó en la dirección de largometrajes el cineasta Carroll Ballard (“Never Cry Wolf”, “Wind”, “Fly Away Home”) adaptando una historia de Walter Farley, co-escrita para la gran pantalla por Melissa Mathison (“E.T. The Extraterrestrial”). La misma comienza en un buque frente a las costas de África, en el que viaja el pequeño Alec (Kelly Reno) acompañado de su padre (Hoyt Axton). En el mismo barco viaja un imponente caballo negro el cual, durante el naufragio de la nave, en mitad de la noche y circunstancias desconocidas, ayudará al pequeño a sobrevivir en alta mar. Juntos van a parar a una isla desierta, en la que ambos aprender a convivir antes de su vuelta a la civilización. Se trata de una película orientada al público infantil pero que contiene grandes valores cinematográficos: desde la sensible puesta en escena de Carroll Ballard, hasta la notable banda sonora de Carmine Coppola o el montaje de Robert Dalva, pasando por supuesto por la excepcional fotografía de Caleb Deschanel. Teri Garr, como la madre del chico, y Mickey Rooney, como el entrenador que le ayuda a convertirlo en un caballo de carreras, aparecen en la segunda mitad del film.

Adaptación de una novela de Bernard Malamud, cuya acción principal tiene lugar a finales de la década de 1930 y que tiene como protagonista a Roy Hobbs (Robert Redford), un veterano jugador de béisbol que, siendo completamente desconocido, ficha por un importante equipo de Nueva York, en el que pronto se revelará no ya como el mejor jugador en activo, sino como el mejor de todos los tiempos. Sin embargo, Hobbs posee un oscuro pasado que prefiere mantener oculto. Levinson dirige con acierto el film porque consigue crear un tono de leyenda muy efectivo en el bloque de apertura, siempre muy bien apoyado, además, en un extraordinario equipo técnico a su servicio (el diseño de producción de Mel Bourne y Angelo Graham es inmejorable) y en un gran reparto, que además de Redford incluye a Robert Duvall, Robert Prosky, Barbara Hershey, Darren McGavin, Wilford Brimley, Richard Farnsworth, Joe Don Baker, Michael Madsen, Kim Basinger y Glenn Close. Quizá el film no tenga el reconocimiento a nivel europeo que merezca porque el béisbol es un deporte muy desconocido en este continente, pero se trata de una de esas películas que, siendo un mero entretenimiento con claras ambiciones comerciales, ofrecen elevadísimas dosis de calidad.

Notable adaptación de la novela de Tom Wolfe, ambientada entre finales de los años 50 y primeros de los 60 del siglo pasado, que tiene como protagonistas a los primeros astronautas norteamericanos, reclutados entre pilotos militares. La historia, por un lado, sigue al idealista Chuck Yeager (Sam Shepard), deseoso de batir récords a bordo de aviones y sin interés por la carrera espacial, así como a los otros siete pilotos que sí se enrolan en el programa “Mercury 7”, entre ellos, John Glenn (Ed Harris). Plagada de imágenes memorables y una memorable banda sonora por la que Bill Conti (“Rocky”) obtuvo el Oscar, “The Right Stuff” es una estupenda crónica de la época y de los avatares de los pioneros del espacio, que funciona muy bien en todos los aspectos, incluyendo el actoral, con un reparto que, además de los mencionados Shepard y Harris, incluye a Barbara Hershey, Dennis Quaid, Scott Glen, Fred Ward, Lance Henriksen, Jeff Goldblum o Veronica Cartwright. Quizá, lo peor sea la excesiva duración, superior a las tres horas de proyección, que quizá podrían haberse reducido y haber agilizado el film, que no obtuvo los resultados esperados en taquilla seguramente por este hecho.

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