Fisher
-1
archive,tag,tag-fisher,tag-153,bridge-core-3.3.2,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,qode-optimizer-1.0.4,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode-smooth-scroll-enabled,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-8.0,vc_responsive

Adaptación cinematográfica de una novela de Robert Holles, ambientada en un país africano durante la época del colonialismo británico, que tiene como protagonista al rígido sargento Lauderdale (Richard Attenborough), quien, durante un golpe de estado, debe de hacerse cargo de la peligrosa situación que vive junto a sus mandos inferiores cuando son sitiados por un grupo de enemigos que pretenden recuperar a un supuesto traidor. La ambientación bélica de la película resulta algo engañosa, en el sentido que “Guns at Batasi” es mucho más un drama y una descripción del final del colonialismo británico, que una película “de guerra”, ya que está mucho más basada en el diálogo que en las acciones bélicas, que resultan secundarias en pantalla. Posee además una excepcional interpretación de Attenborough en el papel principal (fue ganador del BAFTA), así como una muy sólida ambientación en África que resulta absolutamente convincente, a pesar que la película está rodada íntegramente en Pinewood. Jack Hawkins, en su clásico papel de autoridad, Flora Robson, como una diputada que pretende dialogar con los golpistas, John Leyton y Mia Farrow, en su debut en cine, completan el reparto de un film muy bien escrito y dirigido por John Guillermin con extraordinaria solvencia y elegancia.

Oscura adaptación de una obra de teatro de John Hopkins, escrita para la pantalla por el propio autor y filmada por el norteamericano Sidney Lumet en Inglaterra, en el mismo año en que estrenó otro clásico como "Serpico". En la cinta que nos ocupa, Sean Connery interpreta a un sargento de la policía, con veinte años de servicio a sus espaldas, que investiga el caso de un supuesto violador (Ian Bannen) de chicas jóvenes. Sin embargo, durante el interrogatorio, el personaje de Connery pierde los estribos y golpea al sospechoso en comisaría. "The Offence" tiene mucho más de película de análisis psicológico que de un thriller al uso, con una trama de investigación que interesa muy poco o nada a los cineastas, los cuales se centran en la violenta reacción del personaje de Connery a través de los diálogos con su esposa (Vivien Marchent) o uno de los altos cargos policiales (Trevor Howard). Los resultados son buenos, especialmente en lo relativo al capítulo interpretativo (como no podría ser de otra manera con Lumet, claro está), pero es una película que se separa poco de sus orígenes teatrales y con largas escenas de diálogos que a veces parecen demasiado estirados, de modo que no se encuentra entre lo mejor de su autor y mucho menos entre lo más conocido, ya que fue un fracaso de público.

Drama a cargo de Sidney Lumet, quien en esta ocasión se aleja de sus clásicos conflictos policiales y legales y se embarca en una pequeña historia que tiene como protagonista a una familia (padre, madre y sus dos hijos), que tienen la peculiaridad de vivir en una permanente huida como consecuencia de un atentado terrorista cometido por los padres (Christine Lahti y Judd Hirsch), cuando uno de sus dos hijos (River Phoenix) apenas contaba con dos años de edad y el otro (Jonas Abry) ni siquiera había nacido. Tras establecerse en un pequeño pueblo de New Jersey, el mayor de ambos comienza a destacar por su habilidad tocando el piano, llamando la atención de su profesor (Ed Crowley) y de la hija de este (Martha Plimpton), con la que inicia una relación. Se trata de una película sólida y de pequeña escala, en la que quizá, curiosamente, Lumet, que destacaba por ser un soberbio director de actores y por ser muy hábil con su cámara, se limita (como si eso fuera poco) a mostrar su primera faceta, pero no la segunda, lo que aleja a “Running on Empty” de los mejores y más interesantes títulos del realizador y lo sitúa en una segunda escala en una irregular filmografía que, sin embargo, contiene una decena de titulos importantísimos como “12 Angry Men”, “The Hill”, “Dog Day Afternoon”, “Network” o “Prince of the City”, sin ánimo de ser exhaustivos.

Tercera y última colaboración cinematográfica entre Harold Pinter, que en esta ocasión adapta una novela de L.P. Hartley, y el cineasta norteamericano Joseph Losey, tras sus trabajos previos en “The Servant” y “Accident”. Una vez más ambientada en Inglaterra y con el tema de los estamentos sociales como fondo, la historia está centrada en Leo, un joven muchacho que va a pasar el verano junto con un compañero de colegio perteneciente a la alta sociedad. En la casa de la campiña en que estos viven todos se esfuerzan en acoger al joven, aunque entabla una relación especial con la hermana de su amigo (Julie Christie) y con un vecino granjero (Alan Bates). Desconociendo que ambos son amantes secretos, el joven se presta a hacer de correo de los mensajes que se envían. Edward Fox, Michael Redgrave, Michael Gough, Dominic Guard y Margaret Leighton completan el reparto de una película cuyo argumento se va clarificando muy lentamente pero con suma precisión, con una temática muy en la línea de las anteriores colaboraciones de Pinter y Losey (en las que la hipocresía de los personajes, o sus motivaciones ocultas, juegan un papel esencial) y notables resultados.

Adaptación de una novela de Nicholas Mosley, que supuso la segunda colaboración cinematográfica entre el dramaturgo Harold Pinter, autor del guión cinematográfico, con el director norteamericano Joseph Losey, sólo cuatro años después del éxito obtenido con la magnífica “The Servant”. Como en aquél título, el peso de la narrativa se centra en Dirk Bogarde, encarnando aquí a un profesor de Oxford que junto con uno de sus colegas (Stanley Baker), inicia una relación de amistad con una joven pareja de estudiantes (Michael York y Jacqueline Sassard). Una noche, yendo a la casa del profesor, los jóvenes sufren un accidente de coche. Un largo flashback mostrará todas las situaciones de celos e hipocresía que han llevado hasta dicha situación. No es “Accident” un film sencillo de seguir y apreciar al menos en un primer aproximamiento, ya que todas las relaciones y situaciones que va desarrollando el guión de Pinter son un cúmulo de detalles que la narrativa dque un críptico Losey únicamente aclara parcialmente hacia su final y, aunque en su conjunto es un film apreciable, quizá tampoco esté a la altura del tercer trabajo del guionista y el director, la más conocida “The Go-Between”.

Penúltimo largometraje de Billy Wilder, el director nacido en Austria pero establecido en Hollywood desde los años 30, en el que retoma en ciertos aspectos la línea temática de una de sus películas más celebradas: “Sunset Blvd” (1950), incluyendo al mismo actor protagonista, William Holden. En esta ocasión, Holden interpreta a un antiguo ayudante de dirección de cine, ahora productor, que acude a la isla griega de Corfú con un guión bajo el brazo, para tratar de convencer a una vieja estrella de cine, a la que conoció más de treinta años atrás y que vive allí recluida, para que vuelva a la gran pantalla. Los resultados son desiguales, con una primera parte intereresante, pero el giro hacia mitad de la trama (que convierte el personaje de Holden en un espectador más) no está del todo bien resuelto y la película, a pesar de sus muchos detalles y referencias cinematográficas, queda lejos de las mejores obras de su autor. Marthe Keller, Hildegard Knef, José Ferrer, Stephen Collins, así como Michael York y Henry Fonda interpretándose así mismos, completan el reparto de la película.

Extrañísima película con la que debutó en la dirección el escritor William Peter Blatty, también guionista y productor cinematográfico famoso, sobre todo, por haber asumido esta triple función en “The Exorcist” (William Friedkin, 1973), la película que le dio fama y prestigio. Basada en otra novela de Blatty, originalmente publicada en los años 60 como “Twinkle, Twinkle, Killer Kane” y posteriormente reescrita por el propio Blatty en los 70 ya con el mismo título que esta adaptación cinematográfica, la historia gira en torno a un psiquiatra (Stacy Keach) que es enviado a un extraño castillo en el que el gobierno de EEUU mantiene encerrados a varios militares y un astronauta (Scott Wilson) que aparentemente han perdido la razón. La relación entre el psiquiatra y el astronauta, al que está decidido a curar, se vuelve cada vez más estrecha hasta que se produce un inesperado giro de los acontecimientos. Con un reparto que incluye además a Jason Miller, Robert Loggia, Joe Spinell, Tom Atkins o Moses Gunn, “The Ninth Configuration” es una película brillantemente escrita e interpretada, con ingeniosos diálogos y situaciones delirantes que, desgraciadamente, Blatty no es capaz de explotar al máximo como director. Aún así, la película es toda una curiosidad y posee valores más que suficientementes para justificar su visionado, a pesar que globalmente sea fallida o no plenamente satisfactoria.

Adaptación de una novela de Whitley Strieber (“The Hunger”), ambientada en Nueva York, acerca de la investigación de unos crímenes, aparentemente inconexos, que un detective (Albert Finney) lleva a cabo en Wall Street y en el sur del barrio de Bronx. Por increíble que parezca, todo parece apuntar a que el asesinato de ricos financieros y mendigos se debe a una extraña especie animal, que guarda una gran cercanía con un grupo de indios americanos. Diane Venora, Edward James Olmos, Dick O’ Neill, Tom Noonan y Gregory Hines forman el reparto de secundarios de una película de terror muy atípica, la única obra de ficción del realizador de “Woodstock”, cuyas ambiciones temáticas (muy diferentes de “The Howling” o “An American Werewolf In London”) y mensaje fueron demasiado para los jefes del estudio, que le retiraron la película antes de concluir el rodaje. A pesar de ello, los resultados son muy atmosféricos, interesantes y originales, con un vivo retrato de la decadencia de Nueva York en la época de su rodaje, así como una de las primeras y más interesantes bandas sonoras de James Horner.

Interesante producción inglesa –con desfile de estrellas incluído: Richard Harris, Omar Sharif, David Hemmings, Freddie Jones, Clifton James, Shirley Knight, Mark Burns, Anthony Hopkins, Ian Holm, Julian Glover o Roy Kinnear- acerca de un crucero transatlántico en el que un terrorista ha colocado una serie de bombas bajo la línea de flotación, las cuales estallarán si en un período inferior a 24 horas no recibe la cantidad de quinientas mil libras en metálico. Realizada en la cresta de la ola del género de moda en los 70, el cine catastrófico, la visión de Richard Lester resulta sumamente refrescante al huir por completo del estilo visual clásico y academicista de películas contemporáneas como “The Poseidon Adventure (Ronald Neame, 1972),Earthquake” (Mark Robson, 1974) o “The Towering Inferno” (John Guillermin, 1974) y sustituirlo por un aproximamiento documental similar al empleado por el director en sus películas junto a los Beatles, así como un cinismo que a veces la emparenta con un clásico como “The Taking of Pelham 1, 2, 3” (Joseph Sargent, 1974).

Clásico del cine de los años 80, cuyo punto de partida es muy interesante: una serie de hombres tienen el don de la inmortalidad y deben eliminarse entre sí hasta que únicamente quede uno de ellos. El protagonista (Christopher Lambert) es un escocés del siglo XVI que descubre su extraño poder de la mano de un español (Sean Connery), que le entrenará para poder enfrentarse al más poderoso y maligno de todos los inmortales (Clancy Brown). Sin embargo, las grandes posibilidades de la historia, con sus saltos en el tiempo, o la exploración de las dificultades que la inmortalidad presenta en la existencia de estos personajes, apenas están exploradas en una película deshilvanada, que contiene todos los clichés del cine de su época y que quizá sea más recordada por la icónica banda sonora de Queen y Michael Kamen que por sus propios logros fílmicos.

Language / Idioma