Lumet
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Oscura adaptación de una obra de teatro de John Hopkins, escrita para la pantalla por el propio autor y filmada por el norteamericano Sidney Lumet en Inglaterra, en el mismo año en que estrenó otro clásico como "Serpico". En la cinta que nos ocupa, Sean Connery interpreta a un sargento de la policía, con veinte años de servicio a sus espaldas, que investiga el caso de un supuesto violador (Ian Bannen) de chicas jóvenes. Sin embargo, durante el interrogatorio, el personaje de Connery pierde los estribos y golpea al sospechoso en comisaría. "The Offence" tiene mucho más de película de análisis psicológico que de un thriller al uso, con una trama de investigación que interesa muy poco o nada a los cineastas, los cuales se centran en la violenta reacción del personaje de Connery a través de los diálogos con su esposa (Vivien Marchent) o uno de los altos cargos policiales (Trevor Howard). Los resultados son buenos, especialmente en lo relativo al capítulo interpretativo (como no podría ser de otra manera con Lumet, claro está), pero es una película que se separa poco de sus orígenes teatrales y con largas escenas de diálogos que a veces parecen demasiado estirados, de modo que no se encuentra entre lo mejor de su autor y mucho menos entre lo más conocido, ya que fue un fracaso de público.

Drama a cargo de Sidney Lumet, quien en esta ocasión se aleja de sus clásicos conflictos policiales y legales y se embarca en una pequeña historia que tiene como protagonista a una familia (padre, madre y sus dos hijos), que tienen la peculiaridad de vivir en una permanente huida como consecuencia de un atentado terrorista cometido por los padres (Christine Lahti y Judd Hirsch), cuando uno de sus dos hijos (River Phoenix) apenas contaba con dos años de edad y el otro (Jonas Abry) ni siquiera había nacido. Tras establecerse en un pequeño pueblo de New Jersey, el mayor de ambos comienza a destacar por su habilidad tocando el piano, llamando la atención de su profesor (Ed Crowley) y de la hija de este (Martha Plimpton), con la que inicia una relación. Se trata de una película sólida y de pequeña escala, en la que quizá, curiosamente, Lumet, que destacaba por ser un soberbio director de actores y por ser muy hábil con su cámara, se limita (como si eso fuera poco) a mostrar su primera faceta, pero no la segunda, lo que aleja a “Running on Empty” de los mejores y más interesantes títulos del realizador y lo sitúa en una segunda escala en una irregular filmografía que, sin embargo, contiene una decena de titulos importantísimos como “12 Angry Men”, “The Hill”, “Dog Day Afternoon”, “Network” o “Prince of the City”, sin ánimo de ser exhaustivos.

Irregular thriller policíaco adaptado por el también realizador Sidney Lumet sobre una novela del juez y escritor Edwin Torres, conocido sobre todo por ser el autor literario de la fenomenal obra maestra de Brian de Palma, “Carlito’s Way” (1993). Ambientada en el mundo policial/judicial neoyorquino, con este film Lumet reincide en el clásico argumento de la corrupción de estos estamentos, personificándolos sobre todo en el personaje de Nick Nolte, un policía de métodos fascistas cuyas acciones están amparadas por sus compañeros y superiores. Después de un asesinato disfrazado de homicidio en defensa propia, un joven ayudante de fiscal (Timothy Hutton) se da cuenta de lo que sucede y decide desenmascarar el sistema, con los consabidos problemas que ello puede suponerle. El argumento, que no es demasiado original (y que tiene antecedentes incluso dentro del cine de Lumet, como “Serpico” o “Prince of the City”) se ve notablemente elevado por las interpretaciones de Nolte y Armand Assante como uno de los traficantes de droga que aparecen en la historia, pero una subtrama amorosa no demasiado creíble perjudica mucho más que aporta a una película que, sin la misma, podría haber sido notable. Luis Guzmán, Jenny Lumet, Charles S. Dutton y Patrick O’Neal, entre otros, completan el reparto.

Adaptación cinematográfica de una novela de Edward Lewis Wallant, que tiene como protagonista a un prestamista judío (Rod Steiger), superviviente del holocausto, que desde entonces vive y trabaja en el alto Manhattan, lindando con Harlem, en Nueva York. Su existencia trata de ser pacífica, pero los demonios internos y los recuerdos minan internamente al personaje, que por momentos se acerca a su propio caos personal y rechaza cualquier tipo de conexión emocional con otras personas. Más que el propio argumento de la película, lo que parece que interesó a Sidney Lumet fue la posibilidad de mostrar en pantalla a un personaje en descomposición emocional como el que interpreta (y muy bien además) Rod Steiger, en una película que, en ciertos aspectos, guarda similitudes con el proceso similar que sufría el personaje de Gene Hackman en “The Conversation” de Francis Ford Coppola. Los resultados globales son notables, aunque quizá el film no alcance el excepcional tono que sí poseen los mejores títulos de su autor. Geraldine Fitzgerald, Brock Peters y Jaime Sánchez, entre otros, completan el reparto.

Adaptación, para la gran pantalla de unos hechos, parece ser, reales, acontecidos en el neoyorquino barrio de Brooklyn en 1972, cuando dos hombres irrumpieron en una sucursal bancaria para cometer un atracto, pero al no haber apenas dinero en la caja fuerte y aparecer la policía, se atrincheraron en la oficina haciendo rehenes a todos los empleados de la misma. Sobre la base de un guión de Frank Pierson por el cual es escritor de “Cool Hand Luke” (1967) y “Presumed Innocent” (1990) obtuvo el Oscar, el director Sidney Lumet construye un film modélico en muchos aspectos, destacando especialmente su soberbia dirección de actores: Al Pacino y John Cazale como los ladrones, con secundarios como Charles Durning, James Broderick, Lance Henriksen y Chris Sarandon. Lo estrambótico de la situación, narrado por Lumet en clave de comedia dramática, está muy bien plasmado en la pantalla, especialmente teniendo en cuenta que algunos giros de la historia (insistimos, parece ser que reales) fácilmente podrían haber hecho fracasar al film si este tipo de material hubiera caído en manos diferentes de las de Lumet.

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