Presumed Innocent
Producción de Sydney Pollack, con guión de Frank Pierson (“Dog Day Afternoon”) y el director Alan J. Pakula sobre la base de una novela de Scott Turow, que tiene como protagonista a un fiscal (Harrison Ford) que es acusado del asesinato de una compañera de trabajo (Greta Scacchi), con la que había mantenido una relación extramatronial a la que ella había puesto fin recientemente, al existir varios indicios bastante claros de que puede haber sido el autor de los hechos y de haber intentado obstaculizar la investigación. Los resultados no están mal, pero seguramente de un lado, podrían haber sido mejores en caso de haberse centrado realmente en la trama principal, dejando de lado una subtrama sobre la elección de fiscales que no aporta nada al relato y, de otro, también habrían sido superiores en el caso que un actor diferente de Harrison Ford (limitadísimo en su papel) hubiera encabezado el reparto del film. Eso sí, el mismo posee un interesante plantel de secundarios con Brian Dennehy, Bonnie Bedelia, Raul Julia, Paul Winfield o John Spencer, a pesar de lo cual se encuentra lejos de los grandes logros de Alan J. Pakula en los lejanos años 70.