Two Mules for Sister Sara
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Two Mules for Sister Sara

Western protagonizado por Clint Eastwood, en su típico papel de vaquero malhumorado y Shirley MacLaine, como la monja que colabora con Eastwood para robar un fortín francés situado en México, a cambio de la protección que le ofrece éste. Este título, no demasiado destacado por culpa de su lento ritmo y un guión –basado en un argumento de Budd Boetticher- demasiado plano, fue la segunda colaboración de Eastwood con el realizador Don Siegel, así como uno de sus primeras películas como protagonista en los EEUU, después de que las tres entregas de la trilogía del Dólar de Sergio Leone le hubiera convertido en una estrella en Europa a mediados de los años 70, de las que también fue importado para la ocasión el músico Ennio Morricone, que tampoco ofrece su mejor versión.

Además de estar ambientada en Mexico, la producción también fue rodada en el país centroamericano y contó con un equipo mexicano encabezado por el veterano director de fotografía Gabriel Figueroa, colaborador habitual del cineasta español Luis Buñuel en títulos como “El Ángel Exterminador”, “Simón del Desierto” o “Los Olvidados”, de John Huston en “The Night of the Iguana” -nominación al Oscar incluida- y “Under The Volcano” o, eventualmente, de John Ford en “The Fugitive”, además de otro trabajo protagonizado por Eastwood ese mismo año 1970, “Kelly’s Heroes”.

La imagen de “Two Mules for Sister Sara” es muy típica del género y la época, dejando mostrar también la influencia del Western europeo en el norteamericano por la adopción de herramientas como el zoom, que es utilizado con bastante frecuencia en los exteriores del film (e incluso alguna toma contiene ampliaciones de imagen ópticas para imitar al zoom), aunque la película está rodada en formato panorámico anamórfico, en lugar del más económico Techniscope que imperaba en Europa. Como decíamos, siendo una imagen típica del género y la época, no es extraño que Figueroa utilice en todo momento luces duras, tanto cuando tiene que iluminar interiores o escenas nocturnas, como cuando ha de rellenar a los actores en los exteriores para evitar que le queden oscuros en contraposición a los cielos o los escenarios, sin que su trabajo destaque especialmente –para bien o para mal- por su calidad o ejecución, ni siquiera en las habituales escenas en noche americana como sustitutivo de una noche real en espacios abiertos. También es típica de la época la utilización de una fuerte difusión en los primeros planos de Shirley MacLaine, seguramente a través de una media o similar, provocando serias inconsistencias en el metraje, ya que el resto de la película está rodada sin este tipo de técnicas.

Por lo tanto, más allá del buen uso de algunos escenarios naturales, se trata de una fotografía sin mucho interés, que queda lejos –por aspecto u atmósfera- de los mayores logros del género por aquélla época (“The Professionals” de Conrad Hall o “The Wild Bunch” de Lucien Ballard) a pesar de estar rodada con oficio al modo clásico, lo que también la separa mucho de los posteriores trabajos de Bruce Surtees tanto para Siegel como para el propio Eastwood, con una imagen mucho más personal, interesante y arriesgada.

Título en España: Dos Mulas y una Mujer
Año de Producción: 1970
Director: Don Siegel
Director de Fotografía: Gabriel Figueroa
Ópticas: C-Series de Panavision
Emulsión: Kodak 5254 (100T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.35:1

Vista en HDTV

© Ignacio Aguilar, 2013.



Language / Idioma