2015 diciembre
-1
archive,date,bridge-core-3.3.2,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,bridge,qode-optimizer-1.0.4,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode-smooth-scroll-enabled,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-8.0,vc_responsive

Film bélico inspirado en el libro “Hearts of Darkness” de Joseph Conrad, que tiene como protagonista a un soldado del ejército norteamericano (Martin Sheen) que, durante la guerra de Vietnam, recibe el encargo de remontar en barco un río hasta Camboya, acompañado por otros militares (Laurence Fishburne, Albert Hall, Frederick Forrest y Sam Bottoms), para encontrar y asesinar a Kurtz (Marlon Brando), un Coronel del ejército allí destacado que ha perdido el raciocinio y se ha hecho rodear de un grupo de combatientes y nativos que le consideran un Dios. “Apocalypse Now” quizá sea la última gran obra de Coppola como cineasta, en la que se dejó gran parte de su fortuna y sus energías, durante un rodaje que se complicó y alargó infinitamente más de lo previsto y del que cuentan que surgieron extraños paralelismos con lo que vivieron los soldados norteamericanos en Vietnam e incluso con la propia historia que se narra en pantalla. Los resultados son deslumbrantes en términos globales, aunque quizá demasiado episódicos –con un punto culminante en la parte del tercio inicial en que aparece Robert Duvall- y la aparición de Brando es un tanto decepcionante, aunque el film remonta con una excelente conclusión que hace que se trate de una de las películas bélicas más importantes de todos los tiempos, especialmente en su montaje cinematográfico, puesto que la versión “Redux” (2001, con 50 minutos adicionales) es más una curiosidad que una mejora de la experiencia.

Curioso título que reune por vez primera al realizador Steven Spielberg junto con los hermanos Joel & Ethan Coen, que reescribieron un guión de Matt Charman (basado en hechos reales) ambientado en la época de la Guerra Fría entre los EEUU y la URSS: James Donovan, un abogado de Nueva York (Tom Hanks) recibe el encargo de defender a un espía soviético (Mark Rylance) en el juicio que se cierne sobre él tras ser descubierto por la CIA, aunque ello le genera problemas entre sus propios colegas, familia y la opinión pública. Sin embargo, poco tiempo después, Donovan tiene la ocasión de redimirse cuando surge la posibilidad de intercambiar al espía por el piloto de un avión norteamericano derribado en territorio soviético y recibe el encargo de llevar a cabo las negociaciones con los rusos en Berlín, justo mientras el gobierno de la RDA está construyendo el muro. A pesar que Spielberg es un cineasta absolutamente clásico, “Bridge of Spies” es uno de los títulos que mejor hacen uso de ese adjetivo de toda su filmografía, incluso con un Tom Hanks intercambiable por un actor del estilo de James Stewart en su papel. No se trata de un thriller al uso, sino de una narrativa tan sencilla como directa, que no necesita suspense ni grandes artificios (casi toda la película se basa en diálogos y situaciones entre dos o tres personajes) para convertirse en un clásico americano moderno, como si se tratara de un título de Howard Hawks o John Ford de los mismos años 50 o principios de los 60 en los que se ambienta la historia.

David, un marine recién licenciado (Dan Stevens) que todavía no tiene muy claro qué va a ser de su futuro, decide ir a conocer a la familia de un compañero fallecido recientemente en acto de servicio. Su presencia junto al matrimonio y sus dos hijos (Brendan Meyer y Maika Monroe) rápidamente afecta sus vidas, mientras éstos comienzan a sospechar que David está directamente relacionado con algunos de los extraños acontecimientos. “The Guest”, que va camino de convertirse en una pequeña película de culto, es un film que camina hábilmente de homenaje en homenaje desde “For A Fistful of Dollars” de Leone (o cualquiera de las otras adaptaciones de la novela de Dashiell Hammett) hasta “The Shining” de Kubrick pasando por “Halloween” de John Carpenter, aunque su éxito se sustenta en la gran labor y magnética presencia de Dan Stevens en el papel principal, o la forma en que el material está filmado y editado por Adam Wingard, por encima de las inconsistencias de la trama. Lance Reddick, Leland Orser y Sheila Kelley completan el reparto de una película que también se ve muy beneficiada por su potente banda sonora.

Segundo largometraje de Paul Thomas Anderson, que retomaba un anterior cortometraje (“The Dick Diggler Story”) para narrar una historia de ascensión y posterior descenso a los infiernos ambientada en el mundillo del cine porno de finales de la década de los años 70 y primeros de los años 70. El protagonista es un joven (Mark Walhberg) con un miembro viril de gran tamaño, que por casualidad conoce a un director de cine para adultos (Burt Reynolds), el cual le da un primer papel en una película y le introduce en su grupo cercano de amigos y colaboradores: una mujer divorciada y adicta a las drogas (Julianne Moore), una joven que ha dejado la escuela (Heather Graham), otros actores (John C. Reilly y Don Cheadle) o diversos miembros del equipo técnico (Phillip Seymour Hoffman, William H. Macy), entre otros, con los que entabla una cercana relación a medida que conoce el éxito en este trabajo y con los que también encara la dificil cuesta abajo de las drogas y la aparición del vídeo a primeros de los 80. Anderson consiguió uno de sus mejores films –quizá el más equilibrado de todos hasta la fecha, con su frescura y energía heradada de Scorsese, pero todavía sin la pretenciosidad o solemnidad de sus títulos posteriores- y un convincente retrato de una época y unos personajes que la vivieron a tope, apoyado como siempre en un reparto de altura en el que Philip Baker Hall, Luis Guzmán, Alfred Molina, Melora Walters y Thomas Jane tienen roles menores.

Ambiciosa producción de Christopher Nolan, estrenada durante sus años de trabajo en la trilogía de “Batman” -en concreto, entre “The Dark Knight” (2008) y “The Dark Knight Rises” (2012)-, que tiene como protagonista a Cobb (Leonardo Di Caprio), el líder de un grupo especializado en acceder a la mente de otras personas a través de los sueños, que recibe el encargo de modificar el pensamiento del hijo (Cillian Murphy) de un importante empresario, para beneficio de su rival (Ken Watanabe), la única persona que puede borrar los antecedentes de Cobb –acusado de la muerte de su esposa (Marion Cotillard)- y posibilitar así su retorno a los EEUU. Con un importante despliegue de medios, así como un reparto que incluye a Joseph Gordon-Levitt, Tom Hardy, Ellen Page, Tom Berenger, Michael Caine, Lukas Haas o Pete Postlethwaite, entre otros, Nolan muestra aquí una vez más las virtudes y problemas de su cine: de un lado, su gusto por argumentos arriesgados y dificiles para los estándares Hollywoodenses –con ecos de “Solaris”-, que resultan muy sugerentes para el espectador, pero por otro, su tendencia al estruendo y a la acción caótica, que enmarañan su narrativa y hacen que la película pierda interés cuanto más ruido hace acto de presencia desde la pantalla. Por lo tanto, los resultados, aún ligeramente satisfactorios, son sobre todo irregulares.

Language / Idioma