Armageddon Time
11930
post-template-default,single,single-post,postid-11930,single-format-standard,bridge-core-3.3.2,qode-optimizer-1.0.3,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode-smooth-scroll-enabled,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-8.0,vc_responsive

Armageddon Time

Octava película del cineasta norteamericano James Gray (“Little Odessa”, “Two Lovers”), quien en esta ocasión vuelve a su territorio más seguro (los barrios de Nueva York), contando una historia muy personal, la de su infancia en Queens y su vida familiar, la influencia de su abuelo (Anthony Hopkins) o de cómo y por qué sus padres tuvieron que cambiarle de colegio en la época en que Ronald Reagan accedió a la presidencia de los EEUU y él, de niño, terminó conociendo a los Trump. El problema es que, por muy personal que resulte todo para Gray, lo que cuenta ni es muy interesante ni mucho menos estimulante, de tal manera que solo su oficio es capaz de salvar una película que, aunque posee cierto encanto y ternura, ni siquiera aporta nada visto anteriormente en el subgénero “coming of age” y mucho menos a lo visto anteriormente ya en las mejores películas de la obra del propio James Gray. Banks Repeta es el joven protagonista, mientras que Anne Hathaway y Jeremy Strong interpretan a sus padres.

El director de fotografía es el ya habitual colaborador de James Gray, el francés Darius Khondji [ASC, AFC], con el que ya había trabajado previamente tanto en “The Immigrant” (2013) como en “The Lost City of Z” (2016). Entre medias, James Gray rodó “Ad Astra” (2019), con fotografía a cargo de Hoyte Van Hoytema y fotografía adicional de Caleb Deschanel, quizá porque el propio Khondji no se encontraba disponible para esos trabajos. El francés es conocido sobre todo por su temprana asociación con Jean Pierre Jeunet y Marc Caro en “Delicatessen” (1991) y “Le Cité Des Enfants Perdus” (1995), antes de dar su brutal salto internacional junto a David Fincher con la icónica “Se7en” (1995). Al año siguiente, Khondji recibiría la que de momento es su única nominación al Oscar, por “Evita” (Alan Parker, 1996). Y desde entonces, Khondji ha tenido una excelente carrera internacional, trabajando con grandes directores más que en películas estrictamente comerciales, como con Bernardo Bertolucci (“Stealing Beauty”, 1996), Roman Polanski (“The Ninth Gate”, 1999), Danny Boyle (“The Beach”), Woody Allen en varios proyectos (“Anything Else” en 2004, “Midnight in Paris” en 2011), Sydney Pollack (“The Interpreter”, 2005), Michael Haneke (“Funny Games”, 2007 y “Amour” (2012), Bong Jong Ho (“Okja”, 2017), Benny y Josh Safdie (“Uncut Gems”, 2019) o incluso Alejandro González Iñarritu en la muy próxima “Bardo” (2022), en la que toma el relevo a Emmanuel Lubezki.

Parece ser que los cineastas pretendían rodar este film en celuloide, como han sido rodadas las anteriores siete películas de James Gray, pero sin embargo, las consecuencias de la pandemia hicieron que ello no fuera posible a nivel presupuestario. En su lugar, Khondji volvió a apostar por la Alexa 65 que empleó en “Okja” o en la propia “Bardo” y, para satisfacer los deseos de James Gray de obtener una imagen con más aspecto de celuloide, Darius Khondji ha recurrido a los Bausch & Lomb Super Baltar, las memorables ópticas de “The Godfather”, “The Sting”, “The French Connection” y un buen número de clásicos de los años 60 y 70, que fue su época dorada. Pero los Super Baltar no son ópticas diseñadas para sensores Full-Frame y mucho menos de 65mm como el de la Alexa 65, de tal manera que da la impresión que Khondji ha tenido que recurrir a duplicadores o “expanders” para que las lentes cubran la Alexa 65. El grueso de la película parece rodado con los Super Baltar, aunque es probable que algunas de las escenas nocturnas -y tomás más angulares- estén rodadas con los Arri Prime DNA, ya que la propia Arri las anuncia en este film junto a las lentes de Bausch & Lomb. La sensación de los Super Baltar abiertos de diafragma en la Alexa 65 es muy curiosa. Se mantiene un buen nivel de nitidez, pero la misma no es para nada exagerada. Y lo que se aprecia siempre es que el contraste es muy bajo, de manera que los negros son mucho más translúcidos de lo normal, con menos detalle y un tono grisáceo, que es lo que asemeja a la combinación empleada con el celuloide. En muchas ocasiones se percibe un fuerte viñeteo y, en menos, fuertes pérdidas de foco o de resolución en los bordes, casi como si se tratase de unos objetivos anamórficos.

La iluminación de Darius Khondji es muy típica del francés pero también de James Gray, quien ya trabajó en parámetros similares, sin el francés, en “Little Odessa”, “The Yards” o “Two Lovers”. Es decir, en “Armageddon Time” vuelven a predominar los interiores oscuros con mucha luz cenital amarillenta, casi de color mostaza, que nuevamente vuelven a ligar a ambos cineastas con Gordon Willis, ya que además de la luz cálida en los interiores y del bajo contraste, también hay mucha oscuridad y fuertes subexposiciones de la imagen. La película posee, al menos en proyección (ya que es probable que en rodaje todo esté capturado “más alto” de exposición) un aspecto muy tenue, que unido al bajo contraste, luce bastante apagado. Khondji a veces combina sus luces amarillentas o color mostaza con leves luces algo más frías, con colores ligeramente verdes o cianes, así como el también tenue azul del exterior, pero siempre predominan los tonos cálidos, que son los principales, ya que los segundos siempre son aún más tenues y aparecen generalmente como contraluces o luces en los fondos. Por consiguiente, es una película en la que dominan interiores cálidos pero muy oscuros, que genera una sensación de frío en los exteriores diurnos, pero que también recurre a una imitación de la luz de sodio (aunque más que sodio, es el mismo amarillo aplicado en las calles) para los nocturnos, de tal manera que “Armageddon Time” ofrece una paleta muy monocromática en la mayoría de las situaciones, que curiosamente se rompe, por diseño, en la escena de la comisaría, con fondos azulados, saliéndose de la paleta vista previamente, para marcar el giro de la historia que se produce en ese punto.

A pesar de ello, lo que ocurre en este caso, como consecuencia del aspecto global, es que James Gray y Darius Khondji ofrecen una película con un tratamiento muy específico, pero casi siempre incluso demasiado atmosférico para las situaciones que vemos en pantalla (porque las mismas, por mucho que signifiquen mucho para Gray, tampoco tienen nada de especial). De tal manera que, como espectadores, asistimos a la autobiografía de un director, que tiene como protagonista a unos jóvenes normales y corrientes, pero bajo una atmósfera de época que, probablemente, sea demasiado intrusiva, casi apabullante, para lo que nos está narrando el director. Y ello es una pena, porque siempre es un gusto ver a Darius Khondji en un trabajo de reconstrucción del pasado, faceta en la que el francés se desenvuelve muy bien y siempre con personalidad. Pero por mucho que las texturas, aún rodando con medios de cámara y de luz actuales, sean muy correctas por la combinación de la Alexa 65 y los Super Baltar, quizá su trabajo, muy pulido y muy atmosférico, habría funcionado mejor para una película más dramática que lo que es realmente “Armageddon Time”: una recolección de recuerdos del pasado, puede que borrosos, pero más planos y menos cautivadores de lo que se piensa su director.

Título en España: Armageddon Time
Año de Producción: 2022
Director: James Gray
Director de Fotografía: Darius Khondji, ASC, AFC
Ópticas: Bausch & Lomb Super Baltar, Arri Prime DNA
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa 65 (ArriRaw 6.5K), 2.4:1

Vista en DCP

© Ignacio Aguilar, 2022.



Language / Idioma