Adaptación del libro de Richard Phillips y Stephan Talty, sobre el asalto de un grupo de piratas somalíes a un barco carguero norteamericano que navegaba por aguas internacionales junto a la costa del este de África, que da pie al autor de “United 93” a orquestar un nuevo film que mantiene fuertes ecos de aquél, especialmente en lo relativo al retrato realista de los acontecimientos y al suspense de su desarrollo y conclusión. Los resultados son muy intensos y movidos y es muy de agradecer la postura nada maniquea de Greengrass ante unos hechos reales, aunque quizá el film esté algo lastrado por una parte central de transición menos vistosa e interesante que su apertura y conclusión, a pesar de lo cual el conjunto ocasionalmente es brillante, aunque quede algo lejos del enorme logro que supuso su película sobre el 11-S. Tom Hanks, eso sí, rinde muy bien al frente de un reparto de desconocidos.
El director de fotografía es el británico Barry Ackroyd [BSC], quien ya trabajase para Paul Greengrass no sólo en la citada “United 93”, sino también en la posterior y fallida “Green Zone”, aunque precisamente Ackroyd saliera muy airoso de aquél proyecto. Muy ligado al cine social-realista de su compatriota Ken Loach, para el que ha rodado ya 11 largometrajes, y con una sólida carrera televisiva a sus espaldas, Ackroyd obtuvo varias menciones (entre ellas, de la Academia de Hollywood y de la American Society of Cinematographers) por su trabajo en 16mm en “The Hurt Locker”, una buena muestra de su estilo directo y naturalista con multicámaras, en el que se ha especializado en su salto al cine de acción.
Con Greengrass, Ackroyd no se sale un ápice de esta línea y “Captain Phillips” es un film que parece renegar de cualquier signo de iluminación artificial o cinematográfica, por más que algunos momentos del mismo forzosamente hagan uso de la misma. Su máxima ambición, en cualquier caso, es que ésta pase por completo desapercibida, lo que plantea –y en última instancia, consigue- a través de su perfecta recreación de la luz natural en interiores diurnos y, sobre todo, un amplio rodaje en condiciones de luz disponible y a través de luces integradas en los decorados o localizaciones. Esto último es lo que más abunda, pues sin tener más información sobre el rodaje del film, parece que Ackroyd simplemente ha incrementado la intensidad de las luces del barco en el que transcurre buena parte de la acción en la propias fuentes integradas del mismo, dejando que los personajes se muevan por las salas y pasillos sin importar si lucen bien, si reciben la suficiente exposición o si apenas es posible percibir sus rasgos.
Sin embargo, el tercio final es la parte de la película en la que Ackroyd se luce y aporta novedades a lo ya visto en sus dos anteriores trabajos para Greengrass, rodando gran parte de su complicado metraje en alta mar –seguramente con el apoyo de una buena segunda unidad- y en noche americana (con visibles filtros degradados neutros para oscurecer los cielos) que alterna una noche real con enormes fuentes de iluminación en los barcos. Por supuesto, en algún momento es posible percibir cuándo se usa una técnica o la otra, pero la tremenda dificultad del rodaje y la consistencia del aspecto nocturno suponen un gran logro del operador nacido en Manchester.
Greengrass parece que continúa con su tendencia a rodar largas tomas continuas, al hombro y con multicámaras y zooms, lo cual no sólo proporciona inmediatez gracias al excelente trabajo de su grupo de operadores de cámara, sino una gran fluidez y veracidad en la puesta en escena, en una nueva apuesta por el docudrama. No hay lugar para composiciones bellas o elaboradas, pero sí para muchos instantes en los que el espectador se siente en mitad de los hechos, muy cerca de los personajes, que con frecuencia aparecen desenfocados o con el foco muy rozado en una clara predominancia de los primeros planos.
Por ello, en una película de estas características, quizá lo más criticable sea mezcla de formatos propuesta por los cineastas. De un lado, las tomas aéreas están captadas por la Arri Alexa haciendo uso del grabador Codex y ArriRaw, lo que proporciona una limpieza de imagen mucho mayor que el del metraje principal, rodado en 3-perf Super 35mm. Quizá por la granulada textura de éste, que a veces provoca una falsa sensación de nitidez, el grado de detalle en el material HD parece sensiblemente inferior al del celuloide. Pero si este cambio supone ya de por sí una inconsistencia, más cambios se introducen aún por la decisión de rodar las escenas de presentación y asalto de los piratas en Super 16mm, mermando la calidad de imagen e introduciendo todavía más grano, siguiendo esa fea tendencia de retratar diferentes ambientes o países en base a distintos niveles de grano (cuanto más peligrosos, pobres o decadentes, con más textura, por supuesto).
A pesar de sus inconvenientes, pues alterna los aciertos y sobre todo el riesgo de las anteriores colaboraciones de Ackroyd y Greengrass con esa inconsistencia estética y narrativa causada por la mezcla de formatos de rodaje, el conjunto también contiene momentos fascinantes y brillantes durante las noches en alta mar, de modo que la suma de todos sus ingredientes forma un producto que visualmente es muy notable y, sobre todo, muy físico y estimulante.
Título en España: Capitán Phillips
Año de Producción: 2013
Director: Paul Greengrass
Director de Fotografía: Barry Ackroyd, BSC
Emulsión: Fuji Eterna 8563 (250D) y 8663 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: Super 16mm, 3-perf Super 35mm & Arri Alexa (ArriRaw, 2.8K), 2.4:1
Otros: Digital Intermediate
Vista en DCP
© Ignacio Aguilar, 2013.