Recreación de la historia real de la creación del Proyecto Manhattan y de la construcción de las dos primeras bombas nucleares, las cuales fueron lanzadas sobre Japón en los estertores de la Segunda Guerra Mundial. La historia sigue al General Groves (Paul Newman) y al científico J. Robert Oppenheimer (Dwight Schultz), el cual lideró a un grupo de científicos aislados durante dieciocho meses en Los Álamos (Nuevo México), que son los que consiguieron el desarrollo tecnológico nuclear con fines armamentísticos. Sin embargo, en manos del director británico Roland Joffé, que acumulaba mucha fama tras sus éxitos consecutivos con “The Killing Fields” (1984) y “The Mission” (1986), “Fat Man and Little Boy” fue un relativo fracaso que además tuvo que cambiar su título originales por el de “Shadow Makers” para tratar de recuperar la inversión. Ello se debe a que lo que aquí se cuenta es muy interesante, pero muy poco dramático, con muchos personajes que, a excepción del interpretado por Paul Newman, entran y salen de la narración muy desdibujados, sin que los intentos de los cineastas por crear suspense tengan excesivos frutos. John Cusack, Laura Dern, Natasha Richardson y Bonnie Bedelia completan el reparto de un film que también tuvo a un equipo de primera tras las cámaras, como la montadora Françoise Bonnot o el músico Ennio Morricone.
El director de fotografía fue el húngaro Vilmos Zsigmond [ASC], que hizo toda su carrera en los Estados Unidos, desde que se exilió desde su país natal en 1956 tras la invasión soviética. La suya es una de las historias más bonitas del mundo de la fotografía cinematográfica, ya que Zsigmond había estudiado cine en su país, pero al llegar a EEUU tardó muchos años en poder rodar sus películas, y ello solo tras realizar múltiples y variopintos trabajos mientras trabajaba casi gratis para Roger Corman. Pero a comienzos de los 70 ya se había hecho cierto nombre, lo que hizo que Robert Altman le contratase para “McCabe and Mrs. Miller” (1971), o que John Boorman hiciera lo propio con “Deliverance” (1973). Repitió con Altman en “Images” (1972) y “The Long Goodbye” (1973), antes de comenzar a trabajar con Steven Spielberg en “The Sugarland Express” (1974) y “Close Encounters of the Third Kind” (1977), por la que ganó el Oscar. De la mano de Brian de Palma rodó “Obsession” (1976) y “Blow Out” (1981) y, con Michael Cimino, “The Deer Hunter” (1978), con nominación al Oscar, y “Heaven’s Gate” (1980). Volvió a ser nominado por “The River” (Mark Rydell, 1984), aunque en los años 80 rodó menos y proyectos menos interesantes (de hecho, destaca algo tan flojo como “The Witches of Eastwick” en 1988, con George Miller a los mandos). Pero Zsigmond resurgió en los 90, con trabajos para Richard Donner, Philip Noyce, Sean Penn, de nuevo Brian de Palma y Mark Rydell, etc. y en los 2000 todavía tendría otra nominación al Oscar (“The Black Dahlia”) y varios trabajos junto a Woody Allen.
Vilmos Zsigmond tenía, en cierto modo, una dificil misión en “Fat Man and Little Boy”, ya que las dos películas anteriores de Roland Joffé (las mencionadas “The Killing Fields” y “The Mission”) no solo habían funcionado bien, sino que además, el director de fotografía británico Chris Menges había obtenido un premio Oscar por cada una de ellas. Curiosamente, Menges nunca más volvió a trabajar con Joffé, que posteriormente, tampoco consiguió establecer ninguna relación importante y duradera con ninguno de los directores de fotografía con los que trabajó, a pesar de fijarse en nombres importantes como Peter Biziou o Alex Thomson para sus trabajos venideros. “Fat Man and Little Boy” es un film de época y quizá por ello algunas de las cosas que hace Vilmos Zsigmond, que estaban muy desfasadas a finales de los 80, son algo más llevaderas (aunque uno tiene la sospecha que las hubiera hecho aunque el film hubiera sido contemporáneo). Y es que si bien después del desastre comercial de “Heaven’s Gate”, Zsigmond renunció a técnicas como el flashing o los filtros Double Fog, que había usado casi siempre en sus trabajos (porque en las críticas de la película incluso se metieron con él), en “Fat Man and Little Boy” de nuevo hay difusión, aunque parece que más bien se trata de filtros tipo “Low Contrast”, probablemente en grados 1 y 2, que eran menos densos que los que Zsigmond empleaba en los 70.
Y como siempre fue una de sus señas de identidad, en este film Zsigmond continuó utilizando sus típicos zooms en formato anamórfico, que ofrecen una calidad de imagen pobre, recurriendo únicamente a lentes fijas cuando tenía que abrir a más de T4 de diafragma (lo que no impide que incluso haya secuencias nocturnas hechas con los zooms). En esta época, para el húngaro ya no debía de ser complicado obtener diafragmas elevados puesto que ya existían las emulsiones de alta sensibilidad, pero menos aún porque “Fat Man and Little Boy” es un curioso ejercicio en el uso de la luz dura, no con intenciones clásicas pues no es que Zsigmond recurra a los tres puntos de luz, sino que el húngaro hace una imitación de lo que sería iluminar desde las fuentes naturales del decorado (sean ventanas, lámparas, etc) pero, en lugar de emplear luz suave, lo hace con luz dura. El efecto es algo anacrónico, pero como por lo general lo que hace Zsigmond es emplear una única fuente, tiende a quedarle correcto, pero con escaso brillo, pues el material luce anticuado (por su estilo) en lugar de lucir de época, que es lo que debería de haber sido.Sin embargo, el uso de los zooms conlleva también, como en los films de Zsigmond con De Palma o Michael Cimino, muy interesantes combinaciones de zoom y grúa en exteriores.
En dichos exteriores, en cambio, aunque a veces las luces de relleno son muy obvias, sí que aprovechan muy bien las localizaciones en Nuevo México y ofrecen una muy buena mezcla de colores terrosos y cielos azulados, que son muy atractivos. Pero son sin duda lo mejor de una película que posee muy poquita inspiración y se salva mucho más por el oficio de los implicados que por su calidad, puesto que hay errores extraños (en una escena nocturna entre John Cusack y Laura Dern a lo alto del campamento, la grúa que lleva la cámara -operada por Michael Roberts, uno de los más reputados de su época- se choca claramente, rectifica y continúa, ¡como si no hubiera pasado nada!) y en otro par de secuencias exteriores, con los personajes a cubierto contra fondos naturales, la luz sobre los actores tiene tan poco que ver con la de los fondos que los planos parecen una pantalla verde o azul. No es que ello detraiga en exceso de la experiencia, pero está claro viendo este film que había algo que no funcionaba en la producción, que por cierto, también empleó equipos de Joe Dunton (J-D-C Scope), los mismos que ”The Mission”, en lugar de los equipos Panavision que empleaba siempre Vilmos Zsigmond (aunque el Cooke Varotal con el que rodaba prácticamente sería el mismo en JDC que en Panavision).
Título en España: Creadores de Sombras
Año de Producción: 1989
Director: Roland Joffé
Director de Fotografía: Vilmos Zsigmond, ASC
Ópticas: Cooke Xtal Express, Cooke Varotal
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (J-D-C Scope), 2.4:1
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2023.