Segunda adaptación de la novela de Charles Nordhoff y James Norman Hall (la primera versión fue la de Frank Lloyd, ganadora del Oscar a la mejor película en 1935), que narra el enfrentamiento entre el Capitán Bligh (Trevor Howard) y el segundo oficial Christian (Marlon Brando) por el mando del navío británico Bounty, al parecer basado en hechos reales. El barco debe viajar desde Inglaterra a Tahití para recoger muestras del árbol del pan y llevarlas de vuelta a Inglaterra tras una escala en Jamaica, pero los duros métodos del Capitán y una estancia de cinco meses en Tahití provocan una rebelión en el buque. Este remake fue concebido por la Metro-Goldwyn-Mayer como una superproducción destinada a repetir el reciente éxito de “Ben-Hur” (William Wyler, 1959), pero los graves problemas del rodaje –que incluyeron la partida del director original, Carol Reed- y el comportamiento de Brando retrasaron y encarecieron mucho el film, que para más inri, parece ser que iba siendo escrito sobre la marcha por guionistas no acreditados. Los resultados son desiguales, pero a menudo estimulantes, gracias sobre todo a las bellas localizaciones en la Polinesia Francesa, la banda sonora de Bronislau Kaper o secuencias aisladas, como aquélla en la que el Capitán trata de dirigir el barco a través del Cabo de Hornos.
El director de fotografía fue Robert Surtees [ASC], el encargado habitual en la Metro-Goldwyn-Mayer de rodar este tipo de producciones. Para aquél entonces, ya había ganado sus tres premios Oscar a la mejor fotografía (uno de ellos por “Ben-Hur”) y era el operador que mejor conocía el formato MGM Camera 65 o Ultra Panavision 70, como comenzó a denominarse desde esta misma película, ya que había rodado las dos primeras películas que lo emplearon: “The Raintree Country” (1958) y la propia “Ben-Hur” el año siguiente. Después de la presente, siendo considerado uno de los directores de fotografía más importantes del mundo (David Lean le quiso originalmente para “Lawrence of Arabia”, compromiso que no pudo adquirir por estar ocupado con el presente título) Surtees comenzó su carrera como freelance fuera de la MGM, con títulos tan emblemáticos como “The Graduate” (Mike Nichols, 1967), “The Last Picture Show” (Peter Bogdanovich, 1971), “The Sting” (George Roy Hill, 1973) o “The Turning Point” (Herbert Ross, 1977), que ponen de manifiesto tanto su flexibilidad rodando con directores mucho más jóvenes que él, como lo apreciado que era su estilo clásico entre las viejas y las jóvenes generaciones, lo cual le proporcionó siete nuevas nominaciones al Oscar solo en la década de los 70, hasta su retiro en 1978.
Como indicábamos, “Mutiny on the Bounty” se rodó en el espectacular formato 65mm anamórfico y en no menos espectaculares localizaciones de la Polineasia Francesa. No fue, sin duda, una película fácil para Surtees, que tuvo que lidiar con el ego de Brando, estar bajo el mando de al menos tres directores (se dice que las escenas finales fueron rodadas por George Seaton) y rodar gran parte de la película en el barco expresamente construido para la película, el cual, construido sobre los planos de la Bounty original, debió de resultar muy incómodo para el rodaje cinematográfico, especialmente con los voluminosos y pesados equipos de la época. Además, la amplísima relación de aspecto del formato (2.76:1 para las copias en 70mm anamórfico) debía respetar, en la medida de lo posible, futuras exhibiciones en 70mm esférico (2.21:1) o en 35mm anamórfico (2.35:1), de modo que aunque el Blu-ray muestra el máximo de imagen disponible en el fotograma, las composiciones de imagen a menudo no contienen ningún tipo de información relevante en los extremos, puesto que la acción está algo más centrada para acomodar a los citados formatos.
Por supuesto, lo más llamativo del film son sus exteriores, en los que Surtees se defiende muy bien con un estilo muy clásico, en el que expone su negativo para una perfecta reproducción de los cielos y los azules del mar, utilizando luz de relleno artificial mediante arcos para nivelar a los actores. En este aspecto, aunque Surtees realiza una fotografía muy académica y conforme a lo que marcaban las reglas del cine de estudio, el sello distintivo quizá sea que ese relleno que emplea sobre los intérpretes quizá no sea tan pronunciado como en otros títulos de la época, por lo que el aspecto quizá sea algo más realista que en los mismos, a pesar que la limitada latitud de exposición de las emulsiones de la época (la razón principal para utilizar relleno) provoque cierta pérdida de información en las sombras. Lo peor de la mejor parte de la fotografía de Surtees es que, a lo largo de la proyección, algunas secuencias o tomas aisladas están rodados en estudio simulando tratarse de exteriores a través de retroproyecciones, lo cual resulta muy obvio. Seguramente se trate de escenas que tuvieron que ser rodadas de nuevo, o simplemente, que fueron rodadas una vez que el presupuesto se disparó, por lo que el estudio habría ordenado rodarlas en Los Ángeles para abaratar costes.
En las escenas interiores de la Bounty, Surtees se defiende tan bien como en los interiores del barco de “Ben-Hur”; su estilo clásico de tres puntos de luz dura hace acto de presencia inmediata, pero ofreciendo el contraste y la separación suficientes para evitar caer en un aspecto demasiado plano, que sin duda hubiera restado interés. Lógicamente, Surtees está forzado a emplear diafragmas muy cerrados para obtener la profundidad suficiente en este formato y ello le impide crear cualquier atisbo de realismo o naturalismo en una época en que las emulsiones únicamente alcanzaban una sensibilidad de 50 ASA bajo la luz de tungsteno, pero aún así consigue un aspecto razonablemente bueno. Más obvios son, quizá, los momentos nocturnos, rodados en el tanque del estudio ante fondos pintados, aunque en estas escenas entra en juego el equipo de efectos especiales mecánicos de la MGM y la estupenda fotografía de miniaturas de la que hace gala la película (atención a cuando la Bounty intenta pasar alrededor del Cabo de Hornos), lo que hace que el truco resulte mucho más llevadero.
Puede que Surtees no terminara la película, o que no se hiciera cargo de la misma en su integridad, porque Harold E. Wellman –un director de fotografía especializado en segundas unidades y efectos visuales, que ya había trabajado en “Ben-Hur”- firma la fotografía adicional con un prominente crédito en pantalla. O quizá Wellman simplemente se hizo cargo de las numerosas tomas exteriores de la Bounty, algunas de ellas brillantemente captadas en la hora mágica o en gloriosos atardeceres. El conjunto, si bien no es tan coherente como “Ben-Hur”, es muy bueno, especialmente teniendo en cuenta las limitaciones técnicas de la época y la complejidad de una producción que se le fue de las manos a la Metro-Goldwyn-Mayer, lo cual desgraciadamente hace que siempre que se menciona esta película, este hecho sea el primero en destacarse, a pesar que “Mutiny on the Bounty” contiene un buen número de virtudes audiovisuales.
Título en España: Rebelión a Bordo
Año de Producción: 1962
Director: Lewis Milestone
Director de Fotografía: Robert Surtees, ASC
Ópticas: APO Panatar de Panavision
Emulsión: Kodak 5251 (50T)
Formato y Relación de Aspecto: 5-perf 65mm anamórfico (Ultra Panavision 70), 2.76:1
Otros: fotografía adicional de Harold Wellman, ASC
Premios: Oscar a la mejor fotografía (nom)
Vista en Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2016.