Vigesimo quinto título oficial de la serie Bond, el último además del ciclo de Daniel Craig interpretando al personaje creado por Ian Fleming, quien en esta ocasión ha abandonado el servicio activo y vive alejado del ruido junto a la doctora Madeleine Swann (Léa Seydoux). Sin embargo, pronto recibe noticias de su amigo de la CIA Felix Leiter (Jeffrey Wright), que le hacen volver a la actividad y enfrentarse tanto a los restros de Spectre (Christoph Waltz) como a un nuevo villano (Rami Malek) que está relacionado con el pasado de la Dra. Swann. “No Time to Die” es un evidente intento de modernizar la serie Bond y sus personajes, adaptándolos no solo a los nuevos tiempos en múltiples aspectos, sino, sobre todo, tratando de no quedarse atrás respecto de los altos estándares de calidad a los que Tom Cruise ha elevado su propia serie, “Mission Impossible”. Sin embargo, esos intentos de conjugar espectacularidad y los dilemas que se le plantean continuamente a Ethan Hunt resultan aquí netamente inferiores y más bien, fallidos, de modo que más allá de algún momento aislado, “No Time to Die” jamás llega a alcanzar ni remotamente ese nivel, coronando además sus resultados con un final un tanto discutible. Ralph Fiennes, Naomie Harris, Rory Kinnear y Ben Whishaw repiten sus papeles, a los que se les unen Lashana Lynch con una nueva agente secreto y Ana de Armas en un brevísimo papel.
El director de fotografía es el sueco Linus Sandgren [ASC, FSF], que realiza además su primer trabajo para el director Cary Joji Fukunaga. Sandgren es sobre todo conocido por su trabajo para Damien Chazelle en “La La Land” (2016), por el que obtuvo el Oscar a la mejor fotografía. También ha trabajado posteriormente junto a Chazelle en “First Man” (2018). Comenzó a llamar la atención de la mano de Gus Van Sant en “The Promised Land” (2012), siendo posteriormente convocado por David O. Russell tanto para “American Hustle” (2013) como para “Joy” (2015). También ha rodado películas como “Battle of the Sexes” (2017) para el duo de directores formado por Jonathan Dayton y Valerie Faris, mientras que en el momento de escribir estas líneas tiene pendiente de estreno “Don’t Look Up” (Adam McKay, 2021) así como su nuevo trabajo para Damien Chazelle, “Babylon (2022). Por todo ello es uno de los directores de fotografía más de moda en el Hollywood actual, a pesar de haber llegado al mismo a través de proyectos más pequeños e independientes después de su etapa en Suecia.
Sandgren es un director de fotografía que hasta la fecha se ha caracterizado por elegir diferentes formatos y lentes para sus proyectos, que van desde el 1.85 anamórfico de “The Promised Land”, las dos perforaciones de “American Hustle” pasando por el 2.55 anamórfico de “La La Land” o la mezcla de Super 16mm e IMAX para “First Man”. En el caso de “No Time to Die”, las mezclas continúan formado una parte esencial del rodaje, ya que es una de las muchas películas que han seguido la estela de Christopher Nolan desde que comenzara a emplear el IMAX como soporte narrativo en “The Dark Knight” (2008). De esta manera, “No Time to Die” contiene aproximadamente (algo menos de) un tercio de proyección rodado en 65mm, tanto en la versión 15-perf (IMAX) como en 5-perf (Panavision Super 70), empleándose el segundo de los dos formatos cuando entre secuencias IMAX era necesario rodar algún diálogo, algo que con las ruidosas cámaras IMAX desgraciadamente no es posible. El resto, la mayor parte del metraje de hecho, está rodado en el tradicional formato 35mm anamórfico, cuyo área de negativo es mucho menor (unas tres veces menor que el 5-perf 65mm y unas nueve veces menor que el 15-perf 65mm) y, por consiguiente, comparativamente luce mucho peor que el material rodado en gran formato. Además, a pesar de haber empleado una serie de ópticas anamórficas moderna (los Panavision G-Series), no ayuda demasiado el hecho de que Sandgren ruede con la misma aproximadamente a T2.8, lo cual se acerca bastante a su máxima apertura de T2.6 y hace que los bordes del fotograma estén lejos de mostrarse nítidos, en claro contraste con el material en 65mm.
Estéticamente, quizá además el rodaje en celuloide no favorezca demasiado al film, como puede ser que suceda con otras películas de corte “tecnológico” que han sido rodadas en el mismo en los últimos años, ya que de alguna manera ese aspecto orgánico que ofrece el negativo proporciona un lienzo más sucio, que posiblemente vaya en contra en un entorno tan digitalizado como el de los espías secretos, por más que pueda favorecer eso sí el aspecto de los intérpretes. Además, si por algo destaca “No Time to Die”, al menos a nivel estético, es porque Linus Sandgren ilumina el film no sólo con múltiples fuentes LED, sino además, haciendo uso de muchas fuentes de diferentes colores y, a veces, exponiendo su negativo en la parte baja de su curva; todo ello son técnicas que tienden a lucir mucho mejor en digital que lo que lo hacen en una captura tradicional en celuloide.
Por ello, no es extraño que los mejores momentos del film a nivel estético aparezcan cuando Sandgren utiliza fuentes de luz más clásicas como los Soft-Suns de 100 y 200kw que ya usó en “First Man”; no solo logra exposiciones mejores, sino que además el efecto de la luz dura contribuye, a través de su mayor contraste, a crear una mayor sensación de nitidez y profundidad que le sienta muy bien al material rodado en anamórfico. Y es que además de una nitidez global menor, una de las consecuencias de rodar todo tan abierto es que la profundidad de campo es escasa, algo que se hace evidente en todas las secuencias en las que aparecen varios personajes en distintos planos focales y solo uno de ellos puede estar a foco, circunstancia que no es ni mucho menos propia de la estética de la mayoría de las veinticuatro películas anteriores de la serie.
Así pues, los resultados globales, como los de la anterior «Spectre» (2015), están lejos de ser satisfactorios, siendo este “Bond 25” uno de los Bond menos Bond nunca vistos, pero centrándonos en el aspecto puramente estético, el trabajo de Linus Sandgren no es el más apropiado; el sueco es un director de fotografía que hasta la fecha ha destacado en películas de época (aunque sea un pasado reciente) o incluso románticas, sin una imagen demasiado pulida ni sofisticada, al que quizá el factor tecnológico le resulte algo más ajeno y lejano que, por ejemplo, a Roger Deakins, que realizó uno de los mejores trabajos de su carrera precisamente con “Skyfall”. Pero a Sandgren la mezcla de formatos no termina de funcionarle bien, porque como ya ha comprobado en varias ocasiones Christopher Nolan (y mejorado en “Dunkirk” o “Tenet”), la mezcla de IMAX y anamórfico, con sus diferentes tamaños de negativo y de resolución, no es una idea demasiado buena, siendo indiscutiblemente más satisfactorio emplear IMAX y un formato de 5-perf 65mm en las escenas de diálogos o “convencionales”, a fin de que la consistencia de las imágenes sea mucho mayor. Alexander Witt [ASC, ACC] firma la dirección y dirección de fotografía de la 2ª unidad.
Título en España: Sin Tiempo para Morir
Año de Producción: 2021
Director: Cary Joji Fukunaga
Director de Fotografía: Linus Sandgren, ASC, FSF
Ópticas: Panavision G-Series, Hasselblad
Emulsión: Kodak 5203 (50D), 5207 (250D) y 5219 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision) + IMAX + 5-perf 65mm (Panavision Super 70), 2.4:1
Otros: Digital Intermediate
Vista en DCP