Sandgren
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Segundo largometraje de Emerald Fennell (“Promising Young Woman”) detrás de las cámaras, que en esta ocasión narra una historia que tiene como protagonista a Oliver, un joven estudiante de Oxford (Barry Keoghan) que se muestra inadaptado y acomplejado respecto al resto de estudiantes por sus orígenes familiares. Un día conoce a Felix (Jacob Elordi), un estudiante popular y millonario, que le invita a que pase el verano con él y su familia en Saltburn, la mansión en la que viven todos ellos. Junto con otro estudiante que también está invitado (Archie Madekwe), Oliver se adentrará en la familia de Felix, compuesta por la madre (Rosamund Pike), la hermana (Alison Oliver) y el padre (Richard E. Grant), además de una amiga de la madre que también vive allí (Carey Mulligan). “Saltburn” es una película muy irregular, capaz de provocar, repeler, interesar y, por último, resultar intrascendente, porque en su largo metraje casi siempre se tiene la sensación de encontrarse como espectador ante una historia forzada y narrada de manera muy autocondescendiente (algo que ya ocurría en el anterior film de la realizadora) y con más forma que fondo, lo que hace que cuando se supone que se va a presenciar el culmen de la proyección, el mismo ya cause poco impacto.

Cuarto largometraje del guionista y director Damien Chazelle (“Whiplash”, “La La Land”, “First Man”), que realiza un más que ambicioso relato ambientado en el Hollywood de finales de la década de 1920 y comienzos de 1930, justo en la transición entre el cine mudo y el sonoro: Jack Conrad (Brad Pitt) es uno de los más famosos actores de la industria, mientras que Manny (Diego Calva), un inmigrante mexicano trata de labrarse un futuro en la producción y el mundo de los estudios. En una fiesta, Manny conoce a Nellie (Margot Robbie), una joven que rápidamente se convierte en una estrella, gracias a su desparpajo y carácter desenfadado. Pero la llegada del cine sonoro y su paulatina implantación lo cambiará todo para todos. Tomando como inspiración, a buen seguro, el famoso libro de Kenneth Anger “Hollywood Babilonia”, Chazelle rueda toda casi todo el film con la energía y estilo de un Martin Scorsese o Paul Thomas Anderson, obteniendo a ratos un maravilloso fresco sobre su grupo de variopintos personajes, a los que mira con cariño y compresión a pesar de que estos se mueven en un ambiente decadente y depravado. Pero la película es larguísima (190 minutos), excesiva y muy autocomplaciente, con homenajes propios, ajenos y mucha endogamia, que probablemente solo capten aquéllos que se dediquen al cine. Ello explica su fracaso en taquilla -es posible que se trate del “Heaven’s Gate” de Chazelle, que habrá que ver si se recupera del mismo- hasta tal punto que cabe plantearse si este tipo de productos (cine bien elaborado, para adultos, de larga duración, con cierto riesgo, casi "cine de autor de Hollywood" con vocación "setentera") siguen teniendo cabida en salas o este film hubiera tenido mucho más éxito (y llegado a mucho más público), por ejemplo, en formato de miniserie en una de las grandes plataformas televisivas.

Vigesimo quinto título oficial de la serie Bond, el último además del ciclo de Daniel Craig interpretando al personaje creado por Ian Fleming, quien en esta ocasión ha abandonado el servicio activo y vive alejado del ruido junto a la doctora Madeleine Swann (Léa Seydoux). Sin embargo, pronto recibe noticias de su amigo de la CIA Felix Leiter (Jeffrey Wright), que le hacen volver a la actividad y enfrentarse tanto a los restros de Spectre (Christoph Waltz) como a un nuevo villano (Rami Malek) que está relacionado con el pasado de la Dra. Swann. “No Time to Die” es un evidente intento de modernizar la serie Bond y sus personajes, adaptándolos no solo a los nuevos tiempos en múltiples aspectos, sino, sobre todo, tratando de no quedarse atrás respecto de los altos estándares de calidad a los que Tom Cruise ha elevado su propia serie, “Mission Impossible”. Sin embargo, esos intentos de conjugar espectacularidad y los dilemas que se le plantean continuamente a Ethan Hunt resultan aquí netamente inferiores y más bien, fallidos, de modo que más allá de algún momento aislado, “No Time to Die” jamás llega a alcanzar ni remotamente ese nivel, coronando además sus resultados con un final un tanto discutible. Ralph Fiennes, Naomie Harris, Rory Kinnear y Ben Whishaw repiten sus papeles, a los que se les unen Lashana Lynch con una nueva agente secreto y Ana de Armas en un brevísimo papel.

Adaptación de una novela de James R. Hansen, escrita para la pantalla por Josh Singer (“The West Wing”, “The Post”), que supuso el primer proyecto de Damien Chazelle después de haber obtenido el premio Oscar al mejor director por “La La Land” (2016). En ella, el director narra la historia personal de Neil Armstrong (Ryan Gosling), el astronauta que fue el primer hombre en poner un pie en la luna tras su viaje en el Apolo 11 junto a sus compañeros Buzz Aldrin (Corey Stoll) y Michael Collins (Lukas Haas), centrándose en su período anterior durante la década de los 60 y sus vuelos y pruebas anteriores a la llegada a la luna, hasta el referido e histórico viaje con llegada a la luna el 20 de julio de 1969. Sin embargo -y ello es extraño viniendo de un director que antes de “La La Land” había firmado “Whiplash”- los resultados de “First Man” no podrían ser más anodinos, pues el film está absolutamente falto de emoción, empatía y sus cerca de dos horas y media de duración se hacen sentir minuto a minuto, existiendo por lo tanto películas de similar temática (“The Right Stuff”, “Apollo 11” incluso "Apollo 13" por ejemplo) que son infinitamente más satisfactorias. Jason Clarke, Kyle Chandler, Claire Foy o Ciarán Hinds completan el reparto de la película.

Segunda película de Damien Chazelle, quien saltó a la fama inmediatamente con su ópera prima “Whiplash” (2014), que obtuvo tres premios Oscar (mejor actor secundario, montaje y sonido) además de nominaciones adicionales a mejor película y guión, para el propio Chazelle. En este caso, con “La La Land”, el joven cineasta ha conseguido igualar el récord de “All About Eve” (Joseph L. Mankiewicz, 1950) y “Titanic” (James Cameron, 1997) con un total de catorce nominaciones a unos Oscar aún por entregarse, pero en los que parte como favorita. Con ello queremos poner de manifiesto el tipo de fenómeno ante el que nos encontramos, una especie de versión moderna de “The Day of the Locust” (John Schlesinger, 1975) pero en clave musical, protagonizada por Emma Stone como una aspirante a actriz, que se enamora y empareja con un pianista de jazz (Ryan Gosling). Los resultados son buenos, incluso muy buenos, con cierto regusto clásico y una notabilísima puesta en escena del propio Chazelle, que confirma el inusual dominio del medio que posee el joven realizador a sus 31 años de edad. Quizá, aún con todo eso, la prematura fama de la película esté siendo un poco exagerada, aunque el tiempo, como siempre en estos casos, será el encargado de situar a esta película en el lugar que le corresponda en la historia del cine.

Ficcionalización de unos hechos parcialmente reales, que ocurrieron en New Jersey en 1978, cuando una investigación en relación al alcalde de la ciudad, llevó a FBI a descubrir algunos casos de corrupción política y de relaciones con la mafia. En manos de David O. Russell, se convierte en un film de personajes en el que Christian Bale –en una nueva transformación física- y Amy Adams –esta vez mucho más atractiva que en “Man of Steel”- interpretan a una pareja de timadores que, tras ser atrapados por un agente federal (Bradley Cooper), son obligados a colaborar con él en un caso cuyas ramificaciones se les van de las manos. Jeremy Renner, como el alcalde, y Jennifer Lawrence, como la esposa bipolar de Bale, completan el reparto de secundarios de un film aceptable, pero cuyas 10 nominaciones al Oscar –incluyendo todas las categorías principales- parecen muy exageradas para sus méritos, especialmente si se tiene en cuenta que su narrativa es algo confusa, no demasiado brillante y, ademas, tramposa, al menos en lo que concierne a su resolución.

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