Richard Jewell
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Richard Jewell

Adaptación cinematográfica de un artículo periodístico de Marie Brenner y de un libro de Ken Alexander y Kevin Salwen, que cuenta la historia de Richard Jewell (Paul Walter Hauser), un vigilante de seguridad que, durante los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996, alertó de la presencia de un paquete sospechoso en un parque y, puesto que se trataba de una bomba, salvó la vida a decenas de personas. Sin embargo, ante la ausencia de sospechosos, así como algunas evidencias que parecían indicar que Jewell poseía rasgos de terrorista solitario, se inició una investigación en su contra que es la que narra (y muy bien por cierto) Clint Eastwood. Se trata de una película muy bien interpretada, mejor escrita -especialmente en cuanto al retrato de los personajes “negativos”- que otros títulos del realizador y que, si bien no tiene una gran historia que contar, posee una sencillez en las formas y una honestidad que elevan notablemente el interés del conjunto. Kathy Bates, nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria por su papel como la madre de Jewell, Sam Rockwell, como su abogado, Olivia Wilde, como la periodista que destapa públicamente la investigación y Jon Hamm, como el encargado de la misma, completan el reparto de la película.

El director de fotografía es el canadiense Yves Belánger [CSC], quien repite en este rol después de su más que satisfactorio debut junto a Clint Eastwood en “The Mule” (2018), en la que sustituyó a Tom Stern, que llevaba siendo el director de fotografía de todas las películas del actor-productor-director desde que, a su vez, sustituyera éste a Jack N. Green a partir de “Blood Work” (2002) y hasta “The 15:17 to Paris” (2018), en un total de catorce películas dirigidas por Eastwood e incluso quince con su presencia, si contamos con “Trouble With The Curve” (2012). Belánger es sobre todo conocido por su labor como director de fotografía en “Dallas Buyers Club” (Jean-Marc Vallée, 2013), “Wild” (Jean-Marc Vallée, 2014), “Brooklyn” (John Crowley, 2015) y “Long Shot” (Jonathan Levine, 2019).

La fotografía de “Richard Jewell” es una fotografía moderna que no necesariamente corresponde con la de una película que, en el momento de su estreno, está ambientada veintitrés años en el pasado. Quizá, si es que los cineastas hubieran querido ser absolutamente fieles al período, debieran haber optado por un rodaje en 35mm, pero Eastwood, desde “Jersey Boys” y “American Sniper”, ha preferido siempre la adquisición digital mediante la Arri Alexa, circunstancia que no ha sido modificada para la ocasión. Tampoco lo ha sido su clásica elección del formato panorámico anamórfico con las lentes “C-Series” de Panavision, las cuales, en parte (pero solo en parte) contrarrestan el aspecto digital de la imagen. Y decimos solo en parte porque las secuencias iniciales, en el Parque Centenario de Atlanta, por algún extraño motivo poseen cierto aspecto de vídeo de alta definición que no se corresponde con el aspecto habitual de la cámara de Arri. Puede ser que se deba a alguna configuración de obturación durante el rodaje, al tratarse de una secuencia nocturna, o bien a algún tipo de procesado de post-producción, o incluso, al uso de lo que claramente parece iluminación a base de fuentes LED (circunstancia que también sería anacrónica, por supuesto), pero los resultados son esos: la imagen posee cierta reminiscencia de vídeo.

A continuación, el grueso de la película transcurre por cauces normales, recuperando la combinación de la Arri Alexa con la Serie C de Panavision su gozoso aspecto habitual. Belánger plantea casi siempre una iluminación lo más sencilla posible, con fuentes proyectadas a través de las ventanas y luz suave sobre los personajes, o bien luz suave procedente de fuentes integradas en los interiores nocturnos y luz cenital sobre los personajes, dejando que uno de los sellos habituales del cine de Clint Eastwood, primero implementado por Bruce Surtees, continuado por Jack Green y llevado al límite por Tom Stern -los potentes haces de luz dura– aparezcan únicamente de forma puntual y, generalmente, imitando los efectos de la luz del sol, como por ejemplo, en la escena en el periódico con persianas venecianas o en la escena final en la cafetería, entre los personajes de Hauser, Rockwell y Hamm, en la que un gran aparato situado a mucha distancia hace las veces del sol. Por supuesto, lo más complicado del rodaje son las secuencias de conciertos como en el que se produjo el atentando y, como decíamos, parece que Belánger las resuelve con muchas luces interactivas y LED de diferentes tonalidades que producen esa luz que fluctúa constantemente durante la escena, tanto en su intensidad como en color.

Los resultados son, por lo general, bastante buenos. A pesar que parece obvia la voluntad de Eastwood de rodar todo muy rápido (lo que hace que algunos interiores reales parezcan rodados con las luces reales de los mismos en algunos momentos), Belánger se las ingenia para realizar una fotografía silenciosa en la que todo luce bien, pero sin estridencias, ni llamar la atención sobre sí mismo. Esa voluntad de Eastwood de rodar rápido parece obvia también por el abultado número de tomas con Steadicam -con el habitual Stephen Campanelli a los mandos- de las que hace gala la película, como si el director, en lugar de querer rodar múltiples planos, tomas, o puntos de vista, hubiera hecho el esfuerzo de intentar captar todo lo posible con planos largos en el soporte inventado por Garrett Brown. Ello produce, por tanto, resultados un poco contradictorios. En el lado positivo, contribuye a esa sensación fluida y dinámica que posee la historia en pantalla -y ojo, que sus más de dos horas de proyección se pasen volando es una de las virtudes del film- pero por otro, también es una Steadicam silenciosa y sobre la que insistimos, es evidente que en parte se usa para ir más rápido y solucionar secuencias en el menor número de tomas posibles. Por lo tanto, “Richard Jewell” se encuentra lejos de los grandes logros estéticos del cine de Clint Eastwood, que posee unos cuantos, pero tiene un aspecto visual que ni desentona ni llama la atención sobre sí mismo, dejando que sean los actores y la historia real los que cobren un más que adecuado protagonismo.

Título en España: Richard Jewell
Año de Producción: 2019
Director: Clint Eastwood
Director de Fotografía: Yves Belánger, CSC
Ópticas: Panavision C-Series
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa (ArriRaw 3.4K), 2.4:1

Vista en HDTV 4K



Language / Idioma