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Quinta entrega de las aventuras de Indiana Jones, el personaje creado por George Lucas y Steven Spielberg para “Raiders of the Lost Ark” (1981), con continuaciones como “The Temple of Doom” (1984), “The Last Crusade” (1989) e “Indiana Jones and the Kingdom of Crystal Skull” (2008), todas ellas dirigidas por Steven Spielberg. En esta ocasión, el veterano cineasta le cede los mandos al realizador James Mangold (“Ford Vs. Ferrari”), aunque el protagonista sigue siendo Harrison Ford, quien contaba con 78 años en el momento del rodaje en 2020. El argumento, ambientado en 1969, justo cuando Indiana se jubila de sus clases, gira en torno a la búsqueda (cómo no) de un artefacto diseñado por Arquímedes, que teóricamente, podría permitir los viajes en el tiempo a quien tuviera las dos partes en que se divide en su poder. Y también, cómo no, un antiguo nazi (Mads Mikkelsen), que ahora trabaja en el programa lunar estadounidense, se encuentra tras la pista del mismo. A fin de encontrarlo, Indy será acompañado en esta ocasión de Helena (Phoebe Waller-Bridge), hija de un antiguo colega del arqueólogo (Toby Jones), así como del joven Teddy (Ethann Isidore). A pesar de todos los esfuerzos por conseguir recuperar el tono de la trilogía original, así como de crear una película de aventuras entretenida y para todos los públicos, el ejercicio que mejor le funciona a los cineastas es el de la nostalgia de ver a Harrison Ford de nuevo en la piel de Indiana Jones, pues los resultados son (en el mejor de los casos) más bien discretos, comenzando por un guión muy errático y terminando con una ejecución que resulta manifiestamente mejorable, algo de lo que ya adolecía la cuarta entrega de la saga, que es con la que desgraciadamente guarda más similitudes esta quinta. Thomas Kretschmann y Antonio Banderas tienen papeles muy secundarios en el film.

Autobiografía confesa de Steven Spielberg, que se une a la moda de realizadores que evocan en cine su etapa de niñez o juventud. Solo que el emblemático responsable de títulos como “Jaws”, “E.T.” o “Minority Report” lo hace de manera mucho más exitosa que casi todos sus colegas: “The Fabelmans” es la historia de un joven apasionado del cine desde su niñez, que vive con sus padres y sus hermanas, y sufre por su extraña familia y por sus relaciones sociales en colegios e institutos, siendo realmente feliz cuando se coloca tras una cámara y proyecta sus creaciones en público, a veces filmando la realidad, otras, adaptándola a lo que él quiere contar. Y “The Fabelmans”, como película, es un autorretrato muy tierno, pero que no cae ni en el sentimentalismo ni en la nostalgia, a pesar de que la proyección (de 150 minutos de duración) tiene momentos mejores y otros peores. Pero al final, con su conclusión sobre cómo encuadrar paisajes “para que no sean aburridos”, termina tan en lo alto que uno querría ver una segunda parte sobre cómo aquél joven apasionado llegó a romper la puerta en Hollywood. Gabriel LaBelle, Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Judd Hirsch y el cineasta David Lynch, en una aparición estelar ni más ni menos que como John Ford, completan el reparto.

Adaptación de una historia corta de Philip K. Dick (el autor de “Blade Runner” o “Total Recall”) llevada a la pantalla por Steven Spielberg, en la que la acción se sitúa en el año 2054, en el área de Washington. Tom Cruise interpreta a John Anderton, un policía que hace años vio como su hijo pequeño desaparecía, víctima de un posible rapto, sin dejar rastro alguno. John ahora trabaja en la división de pre-crimen, un sistema que mediante las predicciones de dos hombres y una mujer, los precogs, puede prevenir y anticipar crímenes, de manera que posibilita a la policía detener a aquéllos que van a cometerlos con anterioridad. Hasta que un buen día, una predicción dice que el propio John va a ser quien asesine a una persona a la que todavía no conoce. Se trata de una película que apuesta más por la acción pura que por la reflexión y, como tal, es un entretenimiento de primer nivel, a pesar que gran parte de su metraje muestra situaciones tristes y deprimentes, sobre todo en lo relativo a la situación del personaje de Cruise. Por otro lado, quizá la duración, muy cercana a las dos horas y media de proyección, resulte excesiva, especialmente cuando el film está dividido en tres actos muy bien diferenciados y el último de ellos es el menos convincente y el que está más estirado. Pero aún así, se trata de una película estimulante y rara vez deja de agobiar al espectador con su fea mirada hacia el futuro.

Adaptación de una novela de Michael Morpurgi, escrita para la gran pantalla por Lee Hall (“Billy Elliott”) y Richard Curtis (“Love Actually”). El film tiene como protagonista a un caballo nacido en Devon (Inglaterra), en donde es criado por el hijo de un granjero (Jeremy Irvine) que se ve obligado a separarse del animal ante el estallido de la primera guerra mundial, cuando su padre no puede mantenerlo y lo vende a un oficial del ejército británico que le promete que se lo entragará sano y salvo al final de la contienda. Rodada íntegramente en localizaciones británicas, “War Horse” es un vehículo perfecto para Steven Spielberg, pues le ofrece la posibilidad de demostrar una vez más su innato talento para la planificación y la puesta en escena, esta vez en un escenario épico y grandilocuente, además de servirle en bandeja una nueva historia en la que mostrar al público su sensibilidad a la hora de filmar películas emotivas. El resultado final, de forma absolutamente consciente y en el buen sentido, es más cercano a un film de Disney que a “Saving Private Ryan”, aunque no por ello el film carezca de algunas escenas que quizá resulten demasiado intensas para el público infantil o edulcoradas para el adulto, además de una marcada irregularidad que lastra un poco sus resultados.

Adaptación -eso sí, muy libre- del clásico de la literatura de H.G. Wells, escrito para la pantalla por Josh Friedman y David Koepp y dirigida por Steven Spielberg, en la segunda de sus colaboraciones en la gran pantalla con Tom Cruise. En la misma, el actor interpreta a un padre divorciado que trabaja en los muelles de Brooklyn (Nueva York) que, justo cuando tiene que hacerse cargo de sus dos hijos (Justin Chatwin y Dakota Fanning) presencia cómo, después de lo que parece una gran tormenta con aparato eléctrico, el mundo es invadido por una especie alienígena que aniquila a todo lo que le rodea, incluyendo los seres humanos, a gran velocidad. Así pues, Cruise decide huir lo más rápido posible para tratar de salvar la vida de sus hijos y la suya propia. Se trata de uno de esos proyectos meramente comerciales de Steven Spielberg que si por algo destaca, dentro de la filmografía del hombre que había ofrecido visiones positivas de los alienígenas como en “Close Encounters of the Third Kind” (1977) y “E.T. The Extraterrestrial” (1982), es por su carácter mucho más oscuro, como corresponde en parte al cine post 11-S. Sin embargo, grandes secuencias de acción individuales no impiden que la conclusión resulte algo pobre y que el drama familiar sea cualquier cosa menos profundo. Pero el espectáculo y el entretenimiento, que es de lo que se trata, es de primera línea.

Segunda adaptación cinematográfica de la obra musical de Arthur Laurents, con música de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim, que se estrena sesenta años después de la primera, a cargo de Robert Wise y el coreógrafo Jerome Robbins. En esta ocasión, Steven Spielberg y su equipo habitual se encuentran tras las cámaras de la consabida historia: la rivalidad entre los Jets y los Sharks, que habitan en el decadente West Side de Nueva York, se ve salpicada por la repentina historia de amor entre Tony (Ansel Elgort), uno de los líderes de los Jets, y María (Rachel Zegler), la hermana del jefe de los Sharks (David Álvarez). Spielberg no ha actualizado la época, que sin estar determinada parece que sigue siendo la primera parte de la década de los 60, de manera que, en esencia, más allá de alterar el orden de algunos números, se trata casi prácticamente de la misma película, con una estructura muy parecida, siendo el principal cambio, del de los escenarios, quizá, la presencia de Rita Moreno (la Anita original) en un papel no existente en la película de 1961 y que, como el propio film en sí, apenas aporta con respecto al mismo. Por supuesto, los números musicales están muy bien filmados por Steven Spielberg y existen numerosos momentos virtuosos en los que la cámara o las coreografías destacan mucho… pero no es que todo suene y parezca que se haya visto antes, sino que de hecho, es precisamente lo que ha ocurrido, sin que la falta de interés de la historia de amor principal, el mayor problema de la película de Robert Wise, se solucione con esa nueva versión. Ariana DeBose es quizá lo mejor de la película como la nueva Anita.

Adaptación cinematográfica del libro “Vengeance” de George Jonas, escrita para la pantalla por Tony Kushner y Eric Roth, en la que se narra la operación auspiciada por lo servicios secretos israelíes para asesinar a los terroristas implicados en la matanza de los atletas de aquél país acontencida durante las olimpiadas de la ciudad alemana de Munich en 1972. En manos del cineasta Steven Spielberg, el film se convierte en un estupendo thriller (eso sí, con algunos altibajos en cuanto al punto de vista y visualización de los hechos reales) en el que prima la puesta en escena y un extraordinario ritmo, aunque con una posición política un tanto ambigua ante los hechos que narra, que hizo que “Munich” fuera criticada tanto por justificar los crímenes de estado como por justo lo contrario. En cualquier caso, a través del personaje de Eric Bana, Spielberg edifica su típico relato de un padre que abandona a su familia para realizar una misión que para él es vital, mientras viste sus formas a la manera del cine de espionaje de la época en que está ambientado el film. Daniel Craig, Ciarán Hinds, Maria-Josee Croze, Geoffrey Rush, Michel Lonsdale, Matthieu Kassovitz, Valeria Bruni Tedeschi y Matthieu Amalric completan el reparto.

Adaptación de la novela de Jack London, que tiene como protagonista a Buck, un perro que es robado en su casa en California y va a parar al norte de Alaska durante la fiebre del oro de 1890, en donde hace contacto con John Thornton (Harrison Ford), un hombre que ha perdido a su hijo y que entabla una relación muy especial con el animal. Se trata de una película eminentemente familiar y para todos los públicos, de ese género de films que inspiran amor por los animales y por la naturaleza y que está muy bien realizada para cumplir su cometido y ensimismar a su principal público objetivo. Para el público adulto la historia funciona prácticamente igual de bien, a excepción, quizá, del retrato del necesario villano a fin de dotar al argumento de cierta tensión dramática que sin él sería inexistente. Quizá el mayor logro cinematográfico sea la consecución de crear en un entorno cien por cien digital a Buck, el perro protagonista, y que en la gran mayoría de momentos de la película su origen pase absolutamente desapercibido, un auténtico reto en el que los cineastas también resultan más que airosos.

Continuación del film de 1993, con el que Steven Spielberg inició una nueva era de los efectos visuales digital, que en esta ocasión apuesta decididamente por el espectáculo y por mostrar a los dinosaurios yendo mucho más allá que el film original. El argumento no podría ser más simple: John Hammond (Richard Attenborough) vuelve a organizar una expedición a otra de sus islas, en la que tras el desastre de su fallido parque temático, liberó a unas cuantas especies que ahora viven en absoluta libertad. Sin embargo, al grupo de cuatro científicos (Jeff Goldblum, Julianne Moore, Vince Vaughn y Richard Schiff) pronto se les une un grupo cargado de armamento que no tiene la menor intención de estudiar a los animales. A pesar que el guionista fue el reputado David Koepp, lo cierto es que hay muy poco argumento y muy poco texto en un film que, más allá de sus adelantos técnicos (que resisten el paso del tiempo a pesar de haber sido superados) es uno de los peores, más disparatados y menos personales y desde luego, menos interesantes de la carrera de Steven Spielberg. Peter Stormare, Pete Postlethwaite o Arliss Howard, entre otros, completan del reparto del film.

A lo largo de estos años hemos recibido muchos emails y peticiones de publicar un listado de libros sobre fotografía cinematográfica que nos parezcan recomendables. Los libros que aparecen a continuación son los mejores que conocemos, lo que no quiere decir que sean los mejores...

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