11 Dic Killers of the Flower Moon
Adaptación cinematográfica de un libro de David Grann, producido por Apple con un enorme presupuesto de doscientos millones de dólares, con los que durante también más de doscientos minutos de proyección Martin Scorsese adentra al espectador en la historia de los indios Osage, unos nativos americanos que encontraron petróleo en sus tierras. Y como consecuencia de la aparición del oro negro, llegó el hombre blanco a sus dominios para corromperlo todo. Robert De Niro interpreta a Bill Hale, un hombre influyente que vive en esas tierras, mientras que Leonardo Di Caprio es su tozudo sobrino, que se casa con una joven india (Lily Gladstone) por influencia del tío, que ansía, eliminando a toda su familia, quedarse con el dinero que poseen. Ello tiene muchas ramificaciones, entre ellas, la aparición en escena del FBI, que decide investigar los crímenes después de una denuncia cuando los mismos son absolutamente aparentes. Lo que a priori debería de ser una historia con mucho interés se convierte en una película de un ritmo muy errático y plomizo, que exige mucha paciencia al espectador hasta que la historia arranca de verdad, pero ni siquiera en su parte final -que además es más convencional- vuela demasiado alto, excepto, curiosamente, en un epílogo que cambia absolutamente de estilo con respecto a todo lo visto anteriormente. Y ello es una lástima, porque el talento delante y detrás de las cámaras es descomunal, pero las larguísimas tres horas y media de proyección se sienten minuto a minuto, mientras se tiene la sensación de que lo mismo podría haberse contado (mejor) en mucho menos tiempo.