Kill Bill
Díptico de películas escritas y dirigidas por Quentin Tarantino (que originalmente iban a haber sido una única película), protagonizadas por Uma Thurman en su papel de “La Novia”: una mujer que, durante los preparativos de su boda, estando embarazada, es tiroteada junto al resto de los presentes por los miembros de una banda criminal liderada por Bill (David Carradine). Ello la deja en coma durante varios años, pero al despertar, La Novia decide ir a por todos y cada uno de esos miembros de la banda de Bill, para matarlos, hasta llegar hasta el mismísimo jefe y líder. En estas dos películas, Quentin Tarantino rinde un amplio homenaje al cine de artes marciales, a las películas de venganza y hasta al Spaghetti-Western, aunque toda la película no es sino un “fan service” destinado a proporcionar a la audiencia exactamente lo que quiere ver, sean peleas, entrenamientos, muertes o sangre en pantalla. Pero los resultados se ven seriamente deslucidos tanto por dicha complacencia, como, sobre todo, porque lo que originalmente debería de haber sido una única película de tres horas de duración se convirtió en dos de casi cuatro si las sumamos. Por ello, las situaciones están muy estiradas, con escenas que apenas hacen avanzar la trama, y un ritmo lento que, más allá de los homenajes, referencias y explosiones de violencia, que da lejos de las grandes obras de su autor.