Scott
-1
archive,tag,tag-scott,tag-353,bridge-core-3.3.2,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,bridge,qode-optimizer-1.0.4,qode-page-transition-enabled,ajax_fade,page_not_loaded,,vertical_menu_enabled,qode-title-hidden,qode-smooth-scroll-enabled,qode-child-theme-ver-1.0.0,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,qode_header_in_grid,wpb-js-composer js-comp-ver-8.0,vc_responsive

Adaptación para la gran pantalla de un suceso real acaecido en 1973, cuando se produjo en Roma el secuestro del nieto del hombre más rico del mundo en aquél momento: Jean-Paul Getty (Christopher Plummer), que se caracterizaba además, por ser extremadamente tacaño, hasta el punto que rehusó pagar el rescate que pedían los secuestradores por su nieto (Charlie Plummer). La madre del chico (Michelle Williams) y la mano derecha de Getty (Mark Wahlberg) tratarán de llevar a cabo una negociación con los secuestradores a fin de conseguir reducir la cifra a pagar mientras tratan a su vez de convencer a Getty para que pague. “All The Money In The World” parte de una premisa interesante aportada por el caso real en que se basa, pero desgraciadamente, la misma comienza a desplomarse una vez Ridley Scott empieza a desarrollarla, de modo que es un film que será más recordado porque originalmente Kevin Spacey interpretaba a Getty, pero Scott, pocas semanas antes del estreno, decidió eliminar sus escenas y volver a rodarlas en tiempo récord cuando se destaparon los escándalos sexuales que salpicaban al actor.

Adaptación cinematográfica de un libro de Eric Jager, ambientado en Francia a finales del siglo XIV, que tiene como protagonistas a Jean de Carrouges (Matt Damon), a su esposa (Jodie Comer) y al viejo amigo del primero de ellos, y ahora enemigo, Jacques Le Gris (Adam Driver), cuya rivalidad quedó forjada después que Carrouges contrayera matrimonio con su esposa y Le Gris, por decisión del Conde Pierre (Ben Affleck), adquiriera la propiedad de las tierras que originalmente iban a formar parte de la dote de su mujer. Con guión escrito por Nicole Holofcener (nominada al Oscar por su texto para “Can You Ever Forgive Me?” en 2019) y por los propios actores Matt Damon y Ben Affleck, “The Last Duel” afronta territorios ya conocidos por el cineasta británico Ridley Scott, tanto por la temática sobre los duelos y el honor (“The Duellists”, 1977, su debut en cine) como por la reconstrucción de época, con desiguales resultados en “1492: Conquest of Paradise” (1992), “Gladiator” (2000), “Kingdom of Heaven” (2005) o “Robin Hood” (2010). Afortunadamente, en el presente caso, con una estructura episódica y diferentes puntos de vista que recuerda claramente a “Rashomon” (Akira Kurosawa, 1950), nos encontramos ante una película muy hábil e interesante, bien interpretada y realizada, que sin enamorar supone uno de los mejores trabajos de su director desde hace bastantes años.

Producción de Dreamworks SKG, escrita por David Franzoni, John Logan y William Nicholson, que supuso la vuelta al éxito del cineasta británico Ridley Scott, quien tras el éxito de “Thelma & Louise” (1991) llevaba encadenando prácticamente una década de fracasos. El argumento, que supone una suerte de mezcla de “The Fall of the Roman Empire” (Anthony Mann, 1964) y “Spartacus” (Stanley Kubrick, 1960), gira en torno a Máximo, un general de las legiones romanas (Russell Crowe) que clama venganza contra el nuevo Emperador Cómodo (Joaquin Phoenix), responsable de la muerte de su padre, Marco Aurelio (Richard Harris) y de la familia de Máximo en Hispania. Éste, con la ayuda de Próximo (Oliver Reed), retorna a Roma convertido en un feroz gladiador, en el que un senador (Derek Jacobi) y la propia hermana del nuevo Emperador (Connie Nielsen) ven a un líder para derrocar a Cómodo. “Gladiator” es una película que funciona razonablemente bien a todos los niveles, en parte por la carismática interpretación de Russell Crowe en el papel principal (ganó el Oscar por el mismo), por la recreación de Roma y sus espectáculos en el Coliseo, así como por la notable banda sonora de Hans Zimmer y Lisa Gerrard, aunque también es cierto que funciona mejor cuanto menos se toman en serio sus piruetas narrativas y de guión y cuanto más énfasis ponen Ridley Scott y sus brillantes colaboradores en el espectáculo.

Continuación de “Prometheus”, la variación del mundo de “Alien” iniciada por Ridley Scott con tan flojos resultados en el año 2013. En esta ocasión, los protagonistas son un grupo de colonos espaciales que, en pleno viaje hacia el planeta que planean habitar, encuentran en el espacio una señal desconocida que, como sucedía en la película original de 1979, los hace variar el rumbo para acudir a investigarla a otro planeta desconocido. Una vez allí, como cabe esperar, tendrán el consabido encuentro con la mortífera especie alienígena que protagoniza la saga. Sin embargo, este “Friday The 13th” espacial vuelve a verse muy comprometido por un guión que, como el de “Prometheus”, no parece saber a dónde dirigirse, volviendo a introducir una subtrama existencialista (en esta ocasión con Michael Fassbender interpretando a dos androides antagónicos) con ecos de “Blade Runner”, de la que incluso toma el plano inicial, que desvía de nuevo la línea original. Pero lo peor no es eso, sino que Ridley Scott, a sus 79 años de edad, destroza nuevamente todo aquello que también le funcionó en la primera película: no existe el misterio, no existe el suspense y no existe la mítica en torno a un ser desconocido que aquí no es más que un vulgar depredador creado digitalmente en una película a la que le sobran diálogos y, en cambio, se echa en falta la elaboración y el silencio del original.

Adaptación de un libro de Mark Bowden, con producción de Jerry Bruckheimer, que narra los acontecimientos reales acaecidos en Mogadiscio (Somalia) en 1993, cuando marines norteamericanos realizaron una incursión al centro de la ciudad en aras a derrocar al caudillo local, y se encontraron con una enorme multitud armada que les hizo frente, perdiendo varios helicópteros y vidas de los soldados norteamericanos como consecuencia. Bajo la dirección del británico Ridley Scott, “Black Hawk Down” se centra exclusivamente en el punto de vista norteamericano, por supuesto, aunque es una película en la que lo que importa es más la acción que la política, que está muy poco desarrollada en el film. Así pues, lo que propone Scott, con muy poco texto, es un film que durante dos horas mete al espectador entre las calles de la ciudad, decenas de barricadas, casas habitadas por familias desarmadas, etc. entre las cuales un grupo de Rangers y Marines se enfrentan a las guerrillas somalíes para intentar salvar la vida de los militares cuyos helicópteros han sido abatidos. Desde ese punto de vista, se trata de un film modélico (Pietro Scalia ganó el Oscar al mejor montaje y el propio Scott estuvo nominado como director), que hace interesante un continuo tiroteo, tomando como referencia clásicos como “Battle of Algiers” (Gillo Pontecorvo, 1966) y, seguramente, “Zulu” (Cy Enfield, 1964), con un montón de secuencias muy impactantes y muy bien ejecutadas, bajo otra notable banda sonora de Hans Zimmer, en su época más fructífera. Josh Hartnett, Sam Shepard, Ewan McGregor, Eric Bana, Tom Sizemore, Jason Isaacs, Ewan Brenner, entre otros, forman el reparto.

Language / Idioma