Stone
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Biografía de Richard Nixon, el único presidente en la historia de los EEUU que se ha visto obligado a dimitir como consecuencia de sus actos durante su mandato entre 1968 y 1974. Siguiendo el tono grave de “JFK”, Oliver Stone planteó el film como un retrato de las luces y de las sombras del personaje, trasladando a la pantalla la idea de que casi todos los problemas del presidente se debían en parte a su complejo de inferioridad debido a su origen y sus escasos logros universitarios y deportivos, además de la inevitable comparación con los hermanos Kennedy. Pero el suyo es un retrato forzado y a la postre fallido, además de por algunos problemas en su estructura narrativa y de puesta en escena, por esa fuerte tendencia de Oliver Stone de intentar impregnar en el espectador sus propias ideas como una verdad única e incontestable sobre los hechos que pone encima de la mesa, lo cual es especialmente sangrante si se compara este film con la admirable “All The President’s Men” (1976). Así pues, aunque se trata de un film valiente y muy bien interpretado (Anthony Hopkins se convierte en el personaje, casi literalmente), los resultados son fallidos, aunque aún con eso superen por mucho la media de la filmografía del realizador. Joan Allen, James Woods, J.T. Walsh, E.G. Marshall, Larry Hagman, Paul Sorvino, Ed Harris, Bob Hoskins o Powers Booth, entre otros, figuran en el reparto de la película.

Adaptación cinematográfica de los libros de Jim Garrison y Jim Marrs relativos a las diferentes teorías alternativas al asesinato de John Fitzgerald Kennedy, Presidente de los EEUU, acaecida en Dallas (Texas) el 22 de noviembre de 1963. Años después de que la comisión Warren determinase que el Presidente falleció por la acción y disparos de un único hombre, Lee Harvey Oswald (Gary Oldman), el fiscal de Nueva Orleans, Jim Garrison (Kevin Costner, interpretando a Eliot Ness) inicia una investigación sobre el asesinato al encontrarse con algunas evidencias y testimonios que podrían indicar un complot mucho más amplio, que podría implicar desde a grupos anticastristas hasta agencias gubernamentales implicando incluso hasta al que fuera sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson, hasta entonces su vicepresidente. Con un extraordinario montaje de Pietro Scalia y Joe Hutshing, Oliver Stone da rienda suelta a todas sus ideas y teorías conspirativas con una película que plantea muchas preguntas, dilemas e indicios racionales sobre los sucedido realmente, aunque lo cierto es que la forma en que se exponen los hechos y se muestran al espectador únicamente tienen por objeto obtener del mismo el convencimiento de que lo que dice Stone es la realidad, cuando la misma, de acuerdo con bastantes fuentes, también habría sido manipulada por el propio Stone en una narrativa fuertemente encaminada a que el mundo creyera su versión. En cualquier caso, “JFK” contiene momentos de gran cine, con un gran reparto que incluye nombres como Jack Lemmon, Edward Asner, Kevin Bacon, Sissy Spacek, Walter Matthau, Donald Sutherland, Michael Rooker, Tommy Lee Jones, John Candy, Wayne Knight o Joe Pesci, entre otros.

Típico producto a cargo de Oliver Stone, todavía en su época de máximo prestigio –entre “Platoon” (1986) y “JFK” (1991)- en el que el guionista/realizador vuelve a tomar un tema candente de los EEUU –el capitalismo salvaje, reflejado en dos broker de la bolsa de Nueva York- y ofrece su particular y adoctrinante visión sobre el asunto. Michael Douglas consiguió una estatuilla al mejor actor por su papel de Gordon Gekko, un hombre sin escrúpulos capaz de realizar cualquier operación financiera sólo por sus beneficios propios, sin importarle las consecuencias, pero el film, más allá de por el discurso de Stone, está muy lastrado porque el rol principal (el del joven broker que se introduce en el mundillo) recayó en Charlie Sheen, un actor muy limitado y de escasos recursos dramáticos, lo cual queda al descubierto cada vez que comparte plano con Douglas o con su propio padre, Martin Sheen. En cualquier caso, las mayores críticas se las llevó Daryl Hannah en su papel de “chica-florero” y, más de veinticinco años después de su estreno, quizá resulte peor contemplar cómo el conjunto ha quedado tan superado tanto en sus aspectos dramáticos como en cuestiones de estilo.

Adaptación de la novela autobiográfica que William Hayes escribió junto a William Hoffer, en la que relataba su detención en 1970 en Estambul –acusado de posesión de drogas- y su posterior estancia y fuga de la prisión turca de Sagmacilar, tras haber sido condenado a treinta años cuando ya había cumplido cuatro. Con producción de los británicos Alan Marshall y David Puttnam y del norteamericano Peter Guber, este fue el segundo largometraje de Alan Parker y partió de un polémico guión de Oliver Stone –galardonado con el Oscar-, que alteraba significativamente la realidad de la estancia de Hayes en la prisión y añadía una clara repulsa hacia el pueblo turco y el propio país, por lo que por mucho que la película esté muy bien interpretada por Brad Davis, John Hurt o Randy Quaid, su descripción es muy poco realista y tan maniquea como manipuladora.

Remake del clásico de 1932 dirigido por Howard Hawks, que partiendo de un guión de Oliver Stone, actualiza la acción a Miami a comienzos de la década de 1980, cuando Fidel Castro permitió la llegada a EEUU no solo de muchos disidentes, sino también de lo más bajo de sus prisiones. Entre estos últimos se encuentra Tony Montana (Al Pacino), quien junto con su amigo Manny (Steven Bauer), pronto comprende que en América, para conseguir mujeres, primero ha de lograr dinero y poder. Sus desmedidas ambiciones únicamente generarán una espiral de violencia y destrucción tanto para él mismo, como para todos los que le rodean. Brian de Palma dirigió uno de sus títulos menos personales, en el que no sólo parece incapaz de frenar el exceso del guión y del propio Pacino, sino que parece que lo fomentase, haciendo que el film sea un vehículo para el lucimiento del actor, sus improvisaciones y un buen número de contundentes diálogos. A pesar de su irregularidad y que el film palicede con respecto al de Hawks, sí tiene buenos momentos aislados, aunque tanto exceso en pantalla ha perdurado como icono de una época de vestuario hortera, música de Giorgio Moroder y mafiosos campando a sus anchas. Michelle Pfeiffer, Robert Loggia, F. Murray Abraham, Mary Elizabeth Mastrantonio y Paul Shenar, como un narco de la droga, forman el reparto de secundarios de la película.

Language / Idioma