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The Bridges of Madison County - Ignacio Aguilar
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The Bridges of Madison County

Adaptación cinematográfica de una novela de Robert James Waller, escrita por Richard LaGravenese y co-producida entre Malpaso, la productora de Clint Eastwood, y Amblin, la productora de Steven Spielberg, quien durante un tiempo estuvo trabajando en el proyecto antes que recayera en las manos del veterano actor y director. El argumento, en dos líneas temporales diferentes, sigue de un lado a los hijos de Francesca (Meryl Streep), un ama de casa de Iowa que, al fallecer, deja a sus hijos una serie de recuerdos y diarios que revelan que, muchos años atrás, tuvo una relación con un fotógrafo de National Geographic (Clint Eastwood), el cual acudió a la zona para realizar un reportaje sobre los puentes cubiertos. Así pues, el film sigue, de un lado, la relación entre estos dos personajes, así como cómo su descubrimiento influye en sus hijos. Eastwood, que venía de firmar dos de sus grandes obras, «Unforgiven» (1992) y «A Perfect World» (1993), así como de protagonizar «In The Line of Fire» (Wolfgang Petersen, 1993), pudo permitirse el lujo de rodar este drama romántico que, con el permiso de «Breezy» (1973), supone una rareza en su filmografía. Los resultados son muy buenos, sin caer en la sensiblería, sobre todo por el gran trabajo del dúo protagonista.

El director de fotografía fue Jack N. Green [ASC], quien por aquél entonces era el habitual colaborador del director en este apartado. Originalmente, entró a trabajar como operador de cámara en los equipos de Malpaso a finales de la década de los 70 (de la mano de Rexford Metz en «The Gauntlet», 1977), cuando Eastwood tenía a Bruce Surtees como su director de fotografía predilecto. Y después de llevar la cámara de Surtees y otros directores de fotografía durante años, Eastwood decidió ascenderle al puesto de director de fotografía después de «Pale Rider» (1985), que fue el último trabajo que hizo con Surtees. «Heartbreak Ridge» (1986) fue el debut de Green, que rodaría todas las películas de Eastwood como director hasta «Space Cowboys» (2000), lo que incluye esta época dorada de la filmografía del director con títulos como los citados «Unforgiven» (por la que Green fue candidato al Oscar y al premio de la American Society of Cinematographers, ASC), «A Perfect World«, pero también «Bird» (1988), «White Hunter Black Heart» (1990) o «Midnight in the Garden of the Good and Evil» (1997), «Absolute Power» (1997) o «True Crime»). Lejos de Eastwood, la carrera de Green incluye dos títulos junto a Jan De Bont, «Twister» (1996), en la que sustituyó a Don Burgess, así como «Speed 2» (1997).

La fotografía de «The Bridges of Madison County» es en su mayor parte muy típica del cine de Clint Eastwood y de su etapa con Jack N. Green. Desde sus comienzos como director, Eastwood siempre priorizó que sus rodajes fueran muy rápidos y tanto Bruce Surtees como Jack N. Green (como posteriormente Tom Stern) tuvieron siempre que rodar de esta manera (todo el film está rodado, parece ser, en unas seis semanas). Por parte del director, Eastwood muchas veces rodaba los ensayos y, como mucho, una o dos tomas. Mientras que, por su parte, Jack Green acomodaba su luz a los planos generales y, posteriormente, realizaba pocas modificaciones para los planos cortos, de tal manera que esta forma de rodar les permitía realizar sus rodajes de manera rapidísima. En este caso, incluso, renunciando al formato panorámico anamórfico, por cuestiones de hacer que el film fuera más íntimo y de una escala menor, aunque ello también favorecía indirectamente rodar más rápido. De hecho, se aprecia claramente que la película está rodada con lentes zoom Panavision como focal variable, recurriendo a las lentes fijas Primo cuando los niveles de luz eran demasiado reducidos como para emplear el zoom.

Lo cierto es que el aspecto de «The Bridges of Madison County», si bien es apropiado en general, tampoco es uno de sus puntos fuertes. Quizá por ese deseo de rodar rápido, que hace que la imagen huya por completo de lo que podría considerarse sofistificación, pero también, en parte, porque de manera deliberada, las escenas contemporáneas, con los dos hermanos, poseen una estética muy anodina y, dentro de sus pretensiones sencillas y realistas, son muy feas y contienen decisiones muy raras (por ejemplo, la escena inicial, en la que cambia el ángulo y la luz principal también cambia de lado). En general, la luz de todas estas secciones es muy áspera, algo que probablemente también es deliberado porque ambienta bien a esos personajes en contraposición a la historia de amor, pero el aspecto posee una dureza visual que no es para nada agradable. Cuando los cineastas se centran en los personajes de Eastwood y Streep, las circunstancias mejoran un poco: la imagen es más cálida, quizá la luz también sea algo más suave (sin ser una luz suave por completo) y sí que hay un interés más claro por lograr una estética más acogedora. Pero el cambio, si funciona, lo hace más en base a que el presente posee una imagen desagradable y el pasado, con una imagen normal, en comparación parece mucho mejor. En realidad, además que sí que hay una pretensión de mostrar a los hermanos en el presente de una manera más fría, lo que en cierto modo ocurre es que durante la historia principal ni Eastwood ni Green parecen demasiado interesados en crear un aspecto de época o una estética romántica. Por lo que no hay diferenciación entre las texturas (ni filtraje) ni en la ambientación, más allá de esos colores algo más cálidos. Son por lo tanto escenas como las del club, con luz coloreada, así como las escenas con la luz de las velas o chimeneas (simuladas con múltiples bombillas y «flicker boxes», así como luz suave y cálida fuera de cuadro) las que intentan crear algo de ensoñación romántica. Pero, como arreglo a su filosofía, ni Streep está retratada de manera favorecedora, ni desde luego Eastwood, que como decía el director de fotografía John Bailey a propósito de «In The Line of Fire«, nunca se preocupó demasiado por su apariencia en la pantalla, ni siquiera en este film interpretando, a su manera, el rol de «galán».

Los resultados son, por consiguiente, desiguales: la luz de Jack Green a veces es demasiado descuidada o demasiado dura, quizá en parte por la filosofía estética de Eastwood o quizá por sus deseos de rodar rápido, lo que seguramente impedía crear un «look» que apoyase más a la historia de amor. Pero, en cualquier caso, con escenas como el final bajo la lluvia (rodado, según Jack Green, al anochecer, durante tres días diferentes, en apenas cuatro horas en total) muestran que lo que más importa en cine es el guión, la narrativa y los propios actores, así que en este caso, con un envoltorio estético mínimo, el Eastwood director consigue una película que, si bien está lejos de ser redonda, sí que resulta más que satisfactoria en su conjunto.

Título en España: Los Puentes de Madison
Año de Producción: 1995
Director: Clint Eastwood
Director de Fotografía: Jack N. Green, ASC
Ópticas: Panavision Primo
Emulsión: Kodak 5293 (200T) & 5298 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm esférico, 1.85:1

Vista en Blu-ray

© Ignacio Aguilar, 2025.



Language / Idioma