Adaptación de la novela de Jack London, que tiene como protagonista a Buck, un perro que es robado en su casa en California y va a parar al norte de Alaska durante la fiebre del oro de 1890, en donde hace contacto con John Thornton (Harrison Ford), un hombre que ha perdido a su hijo y que entabla una relación muy especial con el animal. Se trata de una película eminentemente familiar y para todos los públicos, de ese género de films que inspiran amor por los animales y por la naturaleza y que está muy bien realizada para cumplir su cometido y ensimismar a su principal público objetivo. Para el público adulto la historia funciona prácticamente igual de bien, a excepción, quizá, del retrato del necesario villano a fin de dotar al argumento de cierta tensión dramática que sin él sería inexistente. Quizá el mayor logro cinematográfico sea la consecución de crear en un entorno cien por cien digital a Buck, el perro protagonista, y que en la gran mayoría de momentos de la película su origen pase absolutamente desapercibido, un auténtico reto en el que los cineastas también resultan más que airosos.
El director de fotografía sorprende que sea el polaco Janusz Kaminski, el doble ganador del Oscar por “Schindler’s List” (1993) y “Saving Private Ryan” (1998), no porque el film no esté a la altura de su notable nivel, sino más bien, porque desde que despuntara de la mano de Steven Spielberg en el primero de sus dos oscarizados trabajos su carrera se ha caracterizado por dos motivos: porque ha rodado todos los trabajos desde entonces del director de “Jaws”, así como porque, en cambio, ha rodado muy muy poco a las órdenes de otros realizadores, quizá como medio para asegurarse de estar disponible para todos y cada uno de los trabajos de Spielberg. Las excepciones serían títulos como “Jerry Maguire” (Cameron Crowe, 1995), “The Diving Bell and the Butterfly” (Julian Schnabel, 2007), “Funny People” (Judd Apatow, 2009), “How Do You Know” (James L. Brooks, 2010) o “The Judge” (David Dobkin, 2014) ya que como indicábamos, el grueso de su carrera es coincidente con la de Steven Spielberg desde 1993, lo que incluye títulos como “Minority Report” (2002), “Munich” (2006), “War Horse” (2011) o “Lincoln” (2012) entre muchos otros.
Dirigida por Chris Sanders, realizador procedente de la animación que hace su debut en la imagen real, la fotografía de “The Call of the Wild” es bastante destacable, aunque se trate de uno de esos títulos en los que resulta complicado discernir qué parte es real y qué parte ha sido creada en un entorno digital, como el propio personaje protagonista con la técnica de Motion Capture. Janusz Kaminski ha empleado a su operador de cámara habitual, Mitch Dubin, pero en lugar de rodar en celuloide como suele hacer a las órdenes de Steven Spielberg, en este caso ha sucumbido a los encantos de la Arri Alexa 65, equipada convenientemente con el juego de lentes Prime 65 de Arri, la cual proporciona una calidad de imagen excepcional, que rivaliza con el formato de 65mm de la misma manera que la Alexa convencional lo hace con los 35mm, obteniendo una calidad de imagen máxima para su visualización en 4K. Los grandes beneficiados de esa decisión son desde luego los miembros del departamento de efectos digitales, al contar con unos enormes y flexibles archivos RAW 6.5k y los extraordinarios entornos naturales en los que se desarrolla gran parte de la acción, que lucen espléndidos con la definición, limpieza, detalle y claridad que ofrece el tope de gama de Arri.
No se trata en cambio de uno de los trabajos más personales de Janusz Kaminski, un director de fotografía acostumbrado a que Steven Spielberg le deje hacer y emplear su libertad en emplear artificiosos haces de luz y múltiples filtros difusores, además de muy abundante luz de relleno (no siempre suave) en exteriores. Todo ello hace que su estilo habitual sea muy reconocible, a veces por personal como decimos, pero otras también por lo que llama la atención por sí mismo incluso por encima del material que trata de ilustrar. En este caso, Kaminski es bastante invisible y realiza un trabajo vistoso, pero más silencioso de lo habitual, destacando quizá sobre todo sus noches con contraluces azulados y algo de humo en el ambiente, pero sin tratar de llamar o atraer la atención sobre sí mismo. Por suerte para el film, Kaminski resuelve muy bien tanto sus grandes exteriores en Alaska como las escenas en la nieve, dejando que las extraordinarias localizaciones en la Columbia Británica se encarguen del resto.
Los resultados, por consiguiente, son notables, ya que de un lado el trabajo de acción real y en localizaciones es muy bueno (aunque no sobresaliente) y ello aporta una enorme vistosidad a la película, además de cierto carácter físico que suele no estar tan presente en el cine que confía en exceso en el poder de los efectos visuales digitales. Y por otro, “The Call of the Wild” es una película que resulta absolutamente exitosa en la forma en que crea y recrea al personaje principal, sobre todo, pero también al resto de los animales que lo acompañan en sus aventuras, consiguiendo por lo tanto una muy buena fusión de rodaje más técnicas digitales de post-producción que resulta absolutamente convincente en la gran pantalla. El griego Phedon Papamichael [ASC], en cuyos equipos de cámara -junto con Mauro Fiore y Wally Pfister- trabajó Janusz Kaminski en sus inicios en el mundo del cine, firma la fotografía adicional del film.
Título en España: La Llamada de lo Salvaje
Año de Producción: 2020
Director: Chris Sanders
Director de Fotografía: Janusz Kaminski
Ópticas: Hasselblad Prime 65
Formato y Relación de Aspecto: Arri Alexa 65 (ARRIRAW 6.5K), 2.4:1
Otros: fotografía adicional de Phedon Papamichael
Vista en 4K HDR HDTV
© Ignacio Aguilar, 2020.