Interesante thriller de finales de los años 90, que tiene como característica principal su apuesta más por la creación de personajes y por el suspense que por la acción pura: un policía experto en negociaciones con rehenes (Samuel L. Jackson) es acusado falsamente de asesinato para ocultar una red de corrupción policial. Tratando de demostrar su inocencia, toma a varios policías como rehenes en un rascacielos. Como es consciente de que sus propios compañeros son los implicados, pide como condición que acuda como negociador policial a un agente de fuera de su entorno (Kevin Spacey). Lo que podría haber sido por tanto un espectáculo de tiros, planos aéreos, vértigo, etc. queda por tanto en un segundo plano principalmente debido al casting de dos actores de la talla de Jackson y Spacey en los papeles protagonistas. La película a pesar de ello dista mucho de ser perfecta, con algunos giros de guión algo rebuscados y una excesiva duración, aunque continúa siendo efectiva e interesante por su diferenciación con respecto a otras muchas películas del mismo género o de planteamiento similar. J.T. Walsh, David Morse, Dean Norris, Paul Giamatti, John Spencer o Ron Rifkin son algunos de los muchos rostros populares en los papeles secundarios.
El director de fotografía fue Russell Carpenter [ASC], que justo antes de rodar este film venía de rodar ni más ni menos que «Titanic» (James Cameron, 1997), de la que no era el director de fotografía original, pero ello no impidió que ganase el Oscar y el premio de la American Society of Cinematographers (ASC) a la mejor fotografía del año, entre muchos otros premios. Ya había trabajado antes con James Cameron, eso sí, en «True Lies» (1994) y lo ha vuelto a hacer en las secuelas de «Avatar«, comenzando por «The Way of Water» (2022), aunque no participó en el rodaje de la película original de 2009, por la que Mauro Fiore ganó también un (discutible) Oscar a la mejor fotografía. Antes de comenzar a trabajar con Cameron, Carpenter había hecho películas como «Solar Crisis» (Richard C. Sarafian, 1990), «Pet Sematary II» (Mary Lambert, 1992) o «Hard Target» (John Woo, 1993). Después ha venido alternando películas de acción y comedias, como sus dos películas de «Charlie’s Angels» dirigidas por McG (en 2000 y 2003), realizador con el que también ha trabajado en «This Means War» (2012), o más recientemente, en películas como «Ant-Man» (Peyton Reed, 2015).
En alguna entrevista a lo largo de los años, Russell Carpenter ha confesado que viniendo del rodaje de «Titanic», a priori pensaba que «The Negotiator» iba a ser una película sencilla, pero que nada de eso se hizo realidad. Y es que la premisa de un secuestrador en un rascacielos en Chicago, rodeado de policías, helicópteros y cientos de curiosos en las calles, parece ser que complicó mucho las cosas. Aunque probablemente el grueso de la película esté rodado en plató (que recrearía cuando menos el puesto de mando de la policía, así como, sobre todo, el despacho y aledaños en los que el personaje de Samuel L. Jackson secuestra a sus rehenes), sí que es cierto que las escenas exteriores, además de ser nocturnas, presentan una gran complejidad y que probablemente requirieron un rodaje en localizaciones reales que, además, debe encajar perfectamente con el material rodado en estudio. De esta manera, no es extraño que «The Negotiator», que recurre poco o muy poco a efectos visuales digitales, sea una película que exigiera mucho a Carpenter. Viniendo de rodar con James Cameron además, tampoco es extraño ni mucho menos que el director de fotografía escogiera rodar el film en Super 35, como acostumbraba el realizador rodando en celuloide, puesto que «The Negotiator» contiene un buen número de escenas rodadas a través de tomas amplias en Chicago, de noche, circunstancia en la que es evidente que no se puede iluminar y hay que exponer para las luces reales de los edificios, para lo cual (obtener una mejor exposición) suele ser mejor poder rodar en esférico con lentes que abran mucho más el diafragma que los anamórficos convencionales. Es cierto que Carpenter podría haber tomado la vía de Jan de Bont en «Die Hard«, pero «The Negotiator» no es un film de acción pura y quizá, para centrarse en los personajes, la decisión le favorezca.
Se trata por consiguiente de una película más de oficio que de brillantez: los interiores nocturnos son bastante convencionales en todo momento, e incluso se aprecia cierta preocupación por parte de Carpenter de mostrar a los actores con un buen aspecto. No es que sea un film embellecido, pero sí que es cierto que podría haber empleado un aspecto más lúgubre y siniestro, y también más contrastado (que además le hubiera venido bien de cara al hinchado óptico del negativo de Super 35 para su exhibición en copias en 35mm en cines), pero Carpenter no solo emplea mucha luz suave y un contraste relativamente reducido, sino que además, como estaba de moda en los 90, rueda todo el film, o prácticamente todo, a través de un ligero filtro difusor, seguramente un White Promist 1/8 o similar, que genera halos en torno a las fuentes de luz y, sobre todo, lava un poquito la imagen y reduce aún más el contraste. Es posible que las copias actuales (incluso en HD) no sean del todo perfectas, pero ese tono de contraste reducido con negros que no son negros del todo es un poco extraño para un film de estas características, aunque quizá con una remasterización y un nuevo etalonaje digital -que mejore algunos aspectos, manteniendo la esencia de lo rodado- muchas de las cosas que no terminan de funcionar podrían mejorarse de manera sencilla.
Además, sin conocer detalles técnicos concretos, el aspecto da la apariencia de que el grueso del film está rodado con objetivos zoom generalmente como focal variable (aunque hay algunos zooms propiamente dichos), dejando que las lentes Panavision Primo fijas hagan acto de presencia principalmente en los exteriores nocturnos, en los que ofrecen un mayor y mejor contraste incluso a pesar del leve filtraje. Por ello, el film es correcto en lo estético en todo momento pero posee una apariencia que, por lo general, es algo grisácea y apagada, que ofrece más un perfil bajo que la típica imagen de fuerte o bonita estética que suele asociarse a este tipo de películas. Por supuesto, el rodaje en anamórfico a lo «Die Hard» hubiera ofrecido más personalidad, aunque hubiera conllevado tener que recurrir a series de objetivos ultraluminosos como en la película de John McTiernan, pero como decíamos, «The Negotiator» es un film más centrado en los diálogos, personajes y suspense que en la acción pura. Sea como fuere, su solvencia es tan grande como su anónimo es su sello en lo visual, lo que explica en cierto modo que más allá de sus trabajos al lado de un director tan exigente y tan implicado en lo visual como lo es James Cameron, la carrera de Russell Carpenter fue de su órbita tampoco sea precisamente brillante.
Título en España: Negociador
Año de Producción: 1998
Director: F. Gary Gray
Director de Fotografía: Russell Carpenter, ASC
Ópticas: Panavision Primo
Formato y Relación de Aspecto: Super 35, 2.4:1
Vista en HDTV