Remake norteamericano de la película francesa “La Totale!” (1991), convertido por James Cameron en un vehículo al servicio de Arnold Schwarzenegger en el que el actor austríaco interpreta a un agente tan secreto que oculta a su esposa (Jamie Lee Curtis) e hija su verdadera profesión. La cosa se complica cuando, en mitad de una operación contra una yihad terrorista, Schwarzenegger descubre que su esposa tiene un amante (Bill Paxton) que a su vez se hace pasar por espía. En su momento, “True Lies” fue un hito de los efectos visuales por sus escenas con un Harrier que incluyeron cientos de trucajes digitales, pero veinte años después lo que queda es una disparatada comedia de acción, con gran parte del humor de trazo grueso que caracteriza el cine de James Cameron, así como algunas secuencias que todavía mantienen su espectacularidad e interés. Tom Arnold, Tia Carrere y Art Malik completan el reparto.
El director de fotografía fue Russell Carpenter [ASC], un operador que en aquél entonces era un desconocido, sólo con algunos títulos de bajo presupuesto o de dudosa calidad a sus espaldas y que, desde entonces, se ha especializado en películas de acción o comedias románticas sin excesivo interés. Volvió a colaborar con James Cameron en “Titanic” (1997), por la que obtuvo el Oscar a la mejor fotografía, pero únicamente después de que el director de fotografía original de la película, Caleb Deschanel, tuviera las habituales diferencias creativas con el realizador, una vez completados los segmentos “modernos” del film. Parece ser que la oportunidad de rodar “True Lies” le llegó porque, después de “Terminator 2”, James Cameron deseaba rodar una película de bajo presupuesto con un equipo no sindicato y, al cancelarse dicho proyecto, poco después Cameron le ofreció la posibilidad de rodar esta superproducción.
Como fue habitual durante la etapa de la filmografía del realizador en que rodaba en celuloide, “True Lies” hizo uso del formato Super 35 para su exhibición en formato panorámico, en lugar del por aquél entonces más común formato anamórfico. La leyenda dice que Cameron, cuando trabajaba realizando efectos visuales para la empresa de Roger Corman, había tenido muchos problemas para conseguir los efectos de “Escape From New York” (John Carpenter, 1981) con las miniaturas en formato anamórfico, situación que le llevó a utilizar este método alternativo creado por John Alcott para “Greystoke” (1984). El problema del Super 35, sobre todo en su etapa inicial, previa a la popularización del Digital Intermediate a comienzos de la siguiente década, era que para realizar sus copias de exhibición, requería un hinchado óptico en el que se perdía gran parte de la calidad del negativo original, especialmente con una fuerte introducción de grano en la imagen, pero ya en “The Abyss” (con Mikael Solomon, ASC) y “Terminator 2” (con Adam Greenberg, ASC), Cameron –uno de esos directores que comprenden la técnica tanto o más que sus propios técnicos- descubrió que el truco consistía en conseguir un negativo muy, muy denso, fruto de un determinado nivel de sobreexposición del mismo, para que las copias de exhibición, una vez hinchadas ópticamente y recuperada su tonalidad normal (lo que se denomina “bajar la copia al positivar”), tuvieran un nivel de grano aceptable. Y por supuesto, la ventaja –para Cameron- del Super 35 residía en una profundidad de campo más elevada y una mayor variedad de lentes esféricas, aunque curiosamente, no fue hasta “Titanic” cuando decidió rodar con las ópticas Primo, que hasta la aparición de las Zeiss Ultra Prime y Cooke S4 a finales de los 90, eran las lentes más avanzadas desde finales de los 80.
En el caso de “True Lies”, además, lo que hicieron Cameron y Carpenter fue recurrir a un rodaje que, en la medida de lo posible, utilizaba emulsiones de escasa sensibilidad, que además fueron sobreexpuestas. La imagen, como consecuencia, se caracteriza y se caracterizaba ya en cines por un grano muy fino en las escenas diurnas, pero también, por fuertes sobreexposiciones que impiden que la imagen tenga detalle en algunas altas luces que están reventadas a lo largo del film. Ello, por sí mismo, no debería suponer un problema, pero lo que ocurre es que todo el film, incluyendo sus exteriores nocturnos, luce absolutamente sobreexpuesto. Como decíamos, con un negativo, si se había sobreexpuesto conscientemente, el proceso habitual era bajar la copia al positivarlo, de manera que recuperaba su luminosidad correcta, pero con un grano más fino y colores más ricos y saturados. Sin embargo, en “True Lies”, parece que Cameron y Carpenter, ni aún bajando la copia al positivar conseguen recuperar los niveles adecuados, por lo que no sólo las altas luces están reventadas con mucha frecuencia, sino que todo el film tiene un aspecto demasiado iluminado.
Ello afecta especialmente a las escenas exteriores nocturnas, rodadas con las habituales luces HMI que tanto gustan a Cameron, pero que además de utilizar unos niveles ya de por sí excesivos, la sobreexposición hace que resulten muy planas, muy poco contrastadas y, además, con tonalidades demasiado desvaídas, de modo que resultan muy poco interesantes y, en el mejor de los casos, podría decirse que se limitan a cubrir el expediente. En contraposición, los exteriores diurnos –aunque no están exentos de problemas- sí que lucen mucho más ricos y coloridos, consiguiendo imágenes mucho más atractivas.
La puesta en escena de Cameron tiene su habitual oficio, aunque también su tendencia al exceso. Resulta curioso revisarla veinte años después del estreno, ya que permite ver la evolución del cine de acción desde entonces, con una tendencia actual a utilizar muchos más cortes de montaje y multicámaras, mientras que aquí los planos son algo más largos y la cámara, con relativa frecuencia, sí está utilizada con más sentido durante las escenas de acción, con bastantes angulares y tomas de Steadicam, por ejemplo. Eso sí, existe un cierto uso excesivo de la cámara lenta y de ralentizados de montaje que detraen algo de un conjunto que no es brillante, pero que posee ciertos valores.
Por lo tanto, en perspectiva no resulta extraño que Cameron prescindiese de Carpenter para su siguiente película, al menos inicialmente, puesto que gran parte de los problemas visuales de la película proceden de elecciones técnicas discutibles, a veces tan evidentes que es extraño que pasasen desapercibidas en las proyecciones diarias. En cualquier caso, lo que es seguro es que de cara a “Titanic”, una vez Carpenter se incorporó al rodaje, los cineastas ya habían tomado buena nota de ello, pues el film, aún haciendo uso de la sobreexposición, resulta mucho más correcto, sin que por ello no obtenga el máximo partido del formato Super 35.
Título en España: Mentiras Arriesgadas
Año de Producción: 1994
Director: James Cameron
Director de Fotografía: Russell Carpenter, ASC
Ópticas: Zeiss Standard, Zeiss Superspeed, Cooke Varotal
Emulsión: Kodak 5245 (50D), EXR 5293 (200T) & EXR 5296 (500T)
Formato y Relación de Aspecto: 4-perf Super 35, 2.4:1
Otros: Efectos visuales rodados en VistaVision
Vista en 35mm y HDTV
© Ignacio Aguilar, 2014.