Cameron
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Superproducción de la 20th Century Fox y la Paramount en la que, sobre la base del clásico “A Night to Remember” (Roy Ward Baker, 1958), James Cameron narra la historia de amor entre Rose (Kate Winslet) y Jack (Leonardo Di Caprio). Ella es una pasajera de primera clase que viaja junto a su prometido, el millonario Cal (Billy Zane), mientras que él ha ganado su billete jugando a las cartas y viaja en tercera clase, junto al resto de emigrantes y pasajeros de escasos recursos. Pero Rose es infeliz y ello da pie a que, tras conocerse a bordo del Titanic accidentalmente, inicien un romance imposible que alcanza su punto álgido justo en el momento en el barco choca con un iceberg y comienza a hundirse de proa. Las grandes interpretaciones y química del dúo protagonista, mucho talento (y dinero) para la reconstrucción de época y para la puesta en escena, con un gran espectáculo visual, así como una pegadiza banda sonora de James Horner (con canción a cargo de Céline Dion incluida), entre otros elementos, hicieron que la película igualase el récord de “Ben-Hur”, al alzarse con once premios Oscar y, sobre todo, se convirtiera en un auténtico fenómeno de masas que la llevaron a ser, en su momento, la película más taquillera de la historia. Más de un cuarto de siglo después de siglo después del estreno, quizá los efectos digitales hayan sido superados con creces, pero las grandes virtudes del film continúan inclinando la balanza hacia su lado, por encima de un texto (del propio James Cameron) muy inferior al resto de lo que se ve en pantalla.

Tardía secuela de la película original de 2009, la más taquillera de la historia, que además ha sido rodada al mismo tiempo que una tercera parte todavía pendiente de estreno. James Cameron lleva al espectador de nuevo a la luna de Pandora, el mundo habitado por los Na’vi en el que Jake Sully (Sam Worthington) vive junto a Neytiri (Zoe Saldana) y sus hijos años después de que los “hombres del cielo” tratasen de destruir su mundo. Sin embargo, el malvado Coronel Quaritch (Stephen Lang) ha sido clonado y ahora es un poderoso Na’vi que busca venganza (con la ayuda de RDA, la empresa que monopoliza los recursos de Pandora) contra Sully y su familia, de manera que estos se ven obligados a esconderse junto a los Metkayina, una tribu de Na’vi que viven en un idílico entorno marino. Con un reparto en el que también repite Sigourney Weaver y al que se suma Kate Winslet, “Avatar: The Way of Water” justifica plenamente el tiempo que ha empleado James Cameron en su concepción, desarrollo, filmación y post-producción, ya que a pesar de sus algo más de tres horas de proyección, su versión cinematográfica tridimensional y en el sistema “High Frame Rate” (HFR) es un espectáculo inmersivo que, cuando menos, va un paso más allá de lo hasta ahora conocido, situando al espectador dentro de Pandora y muy cercano a sus personajes, que son más reales que nunca, dentro de un maravilloso (y precioso) entorno que combina las más modernas técnicas para su creación. Su mayor hándicap, además del exceso de metraje, es la escasa originalidad y cuestionable calidad del texto, algo típico en James Cameron, que reutiliza múltiples elementos de la primera película, o de otras propias como “The Abyss” (1989) y “Titanic” (1997). Pero el espectáculo es de una inabarcable magnitud, además de más emocional y familiar, superando dichos inconvenientes con creces, además de recuperar el concepto de película que únicamente se puede ver y disfrutar plenamente en el lugar para el que fue concebida: la sala de cine.

La película más taquillera de la historia, con la que el cineasta canadiense James Cameron superó su propio récord establecido doce años atrás con “Titanic” (1997). La historia, ambientada en el futuro, tiene como protagonista a Jake Sully (Sam Worthington), un antiguo marine, paralítico, que es llamado para sustituir a su hermano fallecido en la exploración de Pandora, un planeta habitado por los Na’vi y en el que hay yacimientos mineros de interés. Como el aire no es respirable por los humanos, los cientificos han ideado un sistema en el que éstos habitan en un cuerpo diferente (un “avatar”) cuando visitan Pandora, con cuerpo de Na’vi, pero manteniendo sus cualidades humanas. Jake recibe la promesa de ser operado para poder andar de nuevo si informa de lo que ve en Pandora al Coronel Quaritch (Stephen Lang), que junto con Parker (Giovanni Ribisi), el hombre la compañía que desea explotar Pandora, quiere usar dicha información para exterminar a los Na’vi y poder explotar el planeta. “Avatar” es una película muy poco original en su argumento, que realmente parece que retoma muchos elementos de “Aliens” (James Cameron, 1986) o incluso de “Dances With Wolves” (Kevin Costner, 1990). Pero lo que aquí realmente importa, más allá de la originalidad, es la creación del mundo de Pandora y la inmersión del espectador en el mismo, a través de efectos visuales y tridimensionales tan revolucionarios como lo fueron, en su momento, los efectos digitales de “Terminator 2: Judgement Day” (James Cameron, 1991). Sigourney Weaver, Zoe Saldana, Michelle Rodriguez o Wes Studi, entre otros, completan el reparto.

Primera continuación de la película original de 1984: en esta ocasión viajan al pasado no uno sino dos Terminators con el fin de matar a John Connor (Edward Furlong), el futuro líder de la resistencia humana en la futura guerra contra las máquinas. La diferencia estriba en que en esta ocasión el personaje de Arnold Schwarzenegger es el Terminator bueno, mientras que su rival y enemigo es un Terminator mucho más avanzado y peligroso, el T1000 (Robert Patrick). Linda Hamilton repite su rol del primer film, en esta ocasión como la madre de John Connor, que ha permanecido encerrada en un psiquiátrico. Los resultados, casi tres décadas después de su estreno, siguen siendo vistosos y entretenidos, aunque el film es más bien un caro y estruendoso remake de la primera parte, con pocos elementos originales. Aún así, supuso un hito tecnológico en su momento, que se alzó con cuatro premios Oscar: los dos relativos al sonido, maquillaje y efectos visuales, estos dos últimos íntimamente relacionados.

El título que lanzó a la fama a James Cameron –quien previamente había sido director de algo tan poco respetable como “Piranha 2: The Spawning” (1981)- y con el que también se consolidó Arnold Schwarzenegger en Hollywood. El argumento gira en torno al viaje en el tiempo (desde el 2029 hasta 1984) que realizan tanto un cyborg (Schwarzenegger) como un humano (Michael Biehn) a fin de encontrar a una mujer, Sarah Connor (Linda Hamilton), que será la futura madre del líder de los humanos en su guerra contra las máquinas. Una vez ambos dan con su paradero, el cyborg intentará asesinarla mientras el humano tratará de impedirlo por todos los medios. A pesar que fue una película de presupuesto reducido para la época, “The Terminator” es una ambiciosa película –como todas las de Cameron- que recrea el mundo futuro y el viaje del Terminator hasta 1984 de manera muy ingeniosa, incorporando un buen número de escenas de acción y viajes en el tiempo a lo que realmente vendría a ser un exponente más del género “psycho-killer” (“Halloween”, “Friday The 13th”) tan de moda en aquélla época. Y por supuesto, como “Conan”, “The Terminator” también demuestra que los papeles más hieráticos de Schwarzenegger también son los mejores.

Típica superproducción de James Cameron, también autor del guión, ambientada en una plataforma petrolífera en las Bahamas cuyos tripulantes, durante una gran tormenta, deben acudir al rescate de un submarino nuclear hundido en el fondo del mar en extrañas condiciones, junto a un grupo de marines del ejército de los EEUU. Una vez se hayan en las profundidades del abismo, una serie de extraños encuentros pondrán en peligro su supervivencia. Cameron reclutó a Ed Harris, Mary Elizabeth Mastrantonio y Michael Biehn para encabezar el reparto, pero parece ser que en este caso el realizador de “Titanic” tuvo grandes problemas con la pareja protagonista, debido a sus tremendas exigencias y las dificultades físicas de un rodaje con aguas heladas en el interior de una central nuclear a medio terminar. La película –una especie de cruce entre “Aliens” y “Close Encounters of the Third Kind”- no terminó de funcionar en taquilla, aunque sea un producto de entretenimiento muy bien hecho y con unos efectos visuales muy innovadores que han aguantado el paso del tiempo de manera sorprendente.

Emblemático título del realizador John Carpenter, ambientado en el año 1997, años después de que el crimen en los EEUU llegase a extremos tan altos, que las autoridades decidieron convertir la isla de Manhattan en una prisión de alta seguridad, en la que no hay guardianes y los reclusos viven bajo sus propias normas, aunque el escape es imposible. Pero un accidente de avión hace que el Presidente (Donald Pleasence) de la nación vaya a parar a la isla, por lo que un hombre, Plissken (Kurt Russell), antiguo héroe de guerra ahora convicto, recibe la misión de rescatarle. Lee Van Cleef, Harry Dean Stanton, Adrienne Barbeau, Tom Atkins, Isaac Hayes o Ernest Borgnine secundan a Russell, quizá en su mejor papel, en una película muy interesante y entretenida si se obvian sus problemas de base, y que fue la mayor producción de Carpenter hasta aquél momento, con la que el director cosechó uno de sus éxitos más celebrados tras las cámaras. Fue objeto de una secuela (“Escape from LA”, 1996), todavía simpática, pero carente de la inventiva de esta película original.

Primera secuela de la obra maestra de Ridley Scott, que cambia violentamente de registro: 57 años perdida en el espacio, tras los sucesos de la primera película, Ripley (Sigourney Weaver) es encontrada por un equipo de rescate. Intenta explicar en vano por qué tuvo que destruir la nave Nostromo, con toda su carga, así como las condiciones en las que murió su tripulación, justo cuando se pierden las comunicaciones con el LV-426, el planetoide en el que se encontraron con esa forma de vida extraterrestre y que ahora ha sido colonizado. Es entonces cuando la compañía decide enviar allí un equipo de marines para ver qué ha ocurrido y a la propia Ripley, presa de sus fantasmas, como asesora. James Cameron deshecha automáticamente el terror y el suspense de la primera entrega y lo sustituye por la acción pura, con un argumento que parece extraído de “Rambo: First Blood Part II” (no en vano, co-escrita por el cineasta canadiense) y una serie de personajes que parecen auténticos camioneros del espacio, aunque sorprendentemente es muy efectiva por la icónica presencia de Weaver (candidata al Óscar por su papel) y la montaña rusa de acontecimientos, que no dejan respiro al espectador. Los resultados, a pesar de la pérdida de atmósfera y de la fascinación que produce la criatura de la película de Scott (aquí despachada como si fuera uno de los rivales vietnamitas de Stallone), son notables, pues el film tiene mucha garra y aunque es muy tosco si se compara con el original, casi 30 años después de su estreno continúa siendo un entretenimiento superlativo.

Remake norteamericano de la película francesa “La Totale!” (1991), convertido por James Cameron en un vehículo al servicio de Arnold Schwarzenegger en el que el actor austríaco interpreta a un agente tan secreto que oculta a su esposa (Jamie Lee Curtis) e hija su verdadera profesión. La cosa se complica cuando, en mitad de una operación contra una yihad terrorista, Schwarzenegger descubre que su esposa tiene un amante (Bill Paxton) que a su vez se hace pasar por espía. En su momento, “True Lies” fue un hito de los efectos visuales por sus escenas con un Harrier que incluyeron cientos de trucajes digitales, pero veinte años después lo que queda es una disparatada comedia de acción, con gran parte del humor de trazo grueso que caracteriza el cine de James Cameron, así como algunas secuencias que todavía mantienen su espectacularidad e interés. Tom Arnold, Tia Carrere y Art Malik completan el reparto.

Segunda adaptación cinematográfica de la novela de Stanislaw Lem, producida por James Cameron y que en manos del realizador de “Traffic”, no se convierte en el típico producto Hollywoodense que pretenda explotar la parte más comercial de la novela, como desde luego tampoco hizo Andrei Tarkovsky en su propia versión. El argumento es el mismo: un psicólogo (George Clooney) viaja a una estación espacial en la que están ocurriendo cosas extrañas, a fin de tratar de convencer a los tripulantes para que vuelvan a la Tierra. Lo que allí ocurre, unos hechos de dificil explicación, también le dejarán a él atrapado. Natasha McElhone, Viola Davis y Jeremy Davies secundan a Clooney en un film que, como la versión soviética, también es muy denso, pero más conciso y avanzado tecnológicamente, por lo que a pesar de que su conclusión es inferior, se puede considerar a este “Solaris” una buena obra complementaria de la primera.

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