Adaptación de la novela de Philip K. Dick “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?”, cuya acción transcurre en Los Ángeles en el año 2019, cuando un antiguo policía recibe el encargo de eliminar a cuatro androides de apariencia y comportamiento humano conocidos como replicantes, ya que han sido declarados ilegales en la tierra tras su rebelión en una colonia exterior. Con esta película debutó en el cine americano el director Ridley Scott (máximo exponente de la generación británica surgida de la publicidad de los 70), tras el fenomenal éxito obtenido tres años atrás con “Alien”, rodada en Inglaterra con un equipo íntegramente británico, o el prestigio obtenido a través de “The Duellists” (1977). A pesar del fracaso económico de la película durante su estreno y de sus dificultades de producción, con el paso del tiempo, especialmente tras la aparición en el mercado del Montaje del Director a primeros de la década de los 90 (que eliminaba el final impuesto en los pases de prueba y la narración del personaje de Harrison Ford) “Blade Runner” se ha ido consolidando como uno de los mejores títulos de su realizador y un film enormement influencial por su apabullante estilo visual.
Aunque parece ser que el proyecto fue ofrecido en primer lugar al operador de “Alien”, Derek Vanlint, quien lo habría rechazado porque por aquél entonces ya había decidido retirarse del mundo del cine para rodar publicidad exclusivamente, el director de fotografía finalmente escogido para “Blade Runner” fue Jordan Cronenweth [ASC], un hombre cuyas raíces no podían ser más clásicas y representativas de la fotografía cinematográfica de los EEUU: primero fue asistente y posteriormente fue operador de cámara de Conrad L. Hall [ASC] en cuatro o cinco películas (cuando su anterior operador William A. Fraker [ASC] se pasó a la dirección de fotografía), y todos ellos habían trabajado en distintos puestos del equipo de Ted McCord [ASC] (“The Sound of Music”) prácticamente hasta la retirada de éste. Muy hábil en la utilización de la luz artificial, Cronenweth también era un operador muy capaz a la hora de crear atmósferas románticas y glamourosas partiendo del naturalismo, como prueba su trabajo para Francis Coppola en “Peggy Sue Got Married” (1986), por la que obtuvo una nominación al Óscar y el primer premio concedido por la American Society of Cinematographers a la mejor fotografía del año o, incluso, también era capaz de realizar trabajos de una enorme crudeza, con subexposiciones en la línea de Gordon Willis y justificación de fuentes lumínicas de estilo europeo, como prueba su labor en “Rolling Thunder” (1977).
En “Blade Runner”, la descripción del futuro no podría ser más pesimista: en una ciudad en mitad del desierto como Los Ángeles no deja de llover nunca, los avances tecnológicos no impiden que la gente se sienta sola y que gran parte de las calles se encuentren cubiertas de basuras y desperdicios. E incluso se aprecia desde los primeros instantes que el mundo del futuro está dominado por los japoneses y las multinacionales, con el edificio Tyrell (el fabricante de los replicantes) como centro de la ciudad. Aunque la película está rodada en color, la principal fuente de inspiración de Cronenweth fue el trabajo de Gregg Toland [ASC] en el clásico de Orson Welles “Citizen Kane” (1941), especialmente en lo referente al uso de intensos haces de luz en estancias llenas de humo. A veces, Cronenweth utiliza los haces a través de las ventanas para simular la luz del día, pero en su mayor parte proceden de la iluminación nocturna de la ciudad y, sobre todo, de las unidades de vigilancia de la policía. Ello resulta un elemento imprescindible de la fotografía, ya que estas fuentes de iluminación nunca son estáticas, sino que tienen un continuo movimiento (un efecto especialmente evidente en las escenas interiores) y hacen que la ciudad parezca cobrar vida y que los personajes se sientan vigilados y oprimidos por estas luces cegadoras en mitad de la noche.
Por su parte, seguramente fue Ridley Scott quien apostó por hacer que las imágenes de “Blade Runner” tuvieran un contraste elevadísimo y que los haces de luz de Cronenweth, a través de grandes y alejadas fuentes, fueran en muchas secuencias la única fuente de iluminación, por lo general iluminando más los espacios que a los actores, por lo que a pesar de la tremenda vistosidad de las imágenes, la fotografía siempre mantiene un admirable equilibrio entre la estilización y un aspecto natural basado en la justificación de fuentes, fruto de la colisión entre el estilo publicitario europeo de Scott y el talento de Cronenweth y sus raíces de clásico americano. Y además, como el realizador ya hiciera en “Alien”, gran parte de la película mantiene a los actores oscuros en primer plano e iluminados a contraluz, mientras que también son frecuentes los momentos en los que las luces integradas en el decorado (sobre todo neones en los exteriores nocturnos) hacen realmente el trabajo de iluminación. Gracias a la fuerte presencia de humo y filtros de bajo contraste, la apariencia de las imágenes es extremadamente suave y permite vislumbrar gran cantidad de detalle en las zonas de penumbra, de modo que la fotografía muestra siempre una exquisita textura y gradación tonal, además de la enorme riqueza de color de una de las emulsiones más conseguidas en la historia de Kodak, la mítica 5247.
También, asimismo, son de especial mención los primeros planos, en los que Cronenweth aplica generalmente una luz muy suave sobre los rostros de los actores y, en cambio, una luz dura y sin difuminar como contraluz, logrando un aspecto inmejorable de los intérpretes, a pesar de lo cual, los mejores primeros planos aparecen con una luz dura simulando ser el sol, durante el interrogatorio al personaje de Sean Young, en una de las escenas más famosas de la película.
Fruto de la fusión de dos escuelas casi opuestas, por su increíble atractivo y aspecto (también debe mencionarse el ejemplar diseño de producción de Lawrence G. Paull, con colaboradores como Syd Mead) “Blade Runner” es, de forma muy merecida, uno de los títulos más importantes de la historia de la fotografía cinematográfica, aunque por su atmósfera, por la forma en que sirve a la narración y atrapa al espectador es, además, sin ningún género de dudas, uno de los mejores. El extraordinario material de efectos especiales fotográficos (supervisados por Douglas Trumbull, Richard Yuricich [ASC] y David Dryer) fue rodado en 65mm para su posterior integración con el metraje de la primera unidad, rodado en formato panorámico anamórfico. El final del montaje original de 1982 incluía planos descartados de la película de Stanley Kubrick “The Shining” (1980); el montaje del director de 1992 y el montaje definitivo de 2007 lo eliminaron. Increíblemente, el trabajo de Cronenweth no obtuvo lo que hubiera sido una justísima candidatura al Oscar.
Título en España: Blade Runner
Año de Producción: 1982
Director: Ridley Scott
Director de Fotografía: Jordan Cronenweth, ASC
Ópticas: C-Series y Super High-Speed de Panavision
Emulsión: Kodak 5247 (125T)
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (Panavision), 2.4:1
Otros: Efectos visuales rodados en 65mm. Fotografía adicional de Steven Poster [ASC], Brian Tufano [BSC] y Haskell Wexler [ASC] (sin acreditar)
Premios: British Society of Cinematographers (nom), BAFTA a la mejor fotografía
Vista en DCP y Blu-ray
© Ignacio Aguilar, 2012.