Ultra Speed MKII
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Producción de Malpaso protagonizada por Clint Eastwood, quien sin embargo renunció a la silla de director cediéndole el testigo en la misma a Richard Tuggle, también guionista, que ya había escrito para Eastwood el libreto de “Escape From Alcatraz” cinco años antes. La historia presenta al intérprete como un detective de la policía de Nueva Orleans, separado y al cargo de dos hijas, que debe investigar el caso de un asesino en serie que mata a jóvenes de los bajos fondos de la ciudad. La novedad radica en que el propio personaje de Eastwood se mueve por esos mismos bajos fondos, lo cual provoca que el asesino comience a tejer una trampa para el detective. Es probable que Eastwood acabase asumiendo más tareas en el film que las de un productor que a su vez era el actor protagonista, pero en cualquier caso, se trata de una película quizá demasiado rutinaria y demasiado predecible, que no llega a romper del todo la tradicional imagen del actor a pesar de mostrar a un personaje que coquetea con el descenso a los infiernos. Genevieve Bujold, Dan Hedaya y Alison Eastwood forman el principal reparto de secundarios de un film de planteamiento muy serio que sin embargo no termina de funcionar.

Segundo y hasta la fecha último largometraje dirigido por Robert De Niro, en el que además el actor se reserva un pequeño papel, el cual está ambientado en dos escalas temporales diferentes: una que tiene lugar en los años 40, cuando el joven Edward Wilson (Matt Damon) es reclutado por el gobierno de los EEUU para una serie de misiones secretas durante la guerra, mientras que la segunda, siendo ya parte formal de la CIA, está ambientada después de la invasión fallida de Cuba por parte de las fuerzas estadounidenses y en plena guerra fría. Se trata de una película casi tan fría y distante como su personaje principal, el cual se encuentra mucho más cómodo fuera de casa que con su esposa (Angelina Jolie) e hijo (Eddie Redmayne, en su debut en cine), casi siempre encargándose de alguna oscura misión o con el objetivo de derrocar a sus enemigos dentro o fuera de su país. A pesar de que se trata de un relato complejo, la narrativa fluye muy bien y el film es un notable retrato de los primeros años de la agencia gubernamental estadounidense, con todo su presupuesto y despligue de medios al servicio del mismo. Alec Baldwin, William Hurt, Tammy Blanchard, Keir Dullea, Billy Cudrup, Joe Pesci, Michael Gambon, Timothy Hutton y John Turturro, entre otros, conspiran en esta historia de espías, traidores y traiciones.

Perturbadora tragedia inspirada directamente en Eurípides, pero ambientada en los Estados Unidos, en la que Colin Farrell y Nicole Kidman interpretan a un matrimonio de médicos con dos hijos adolescentes. Durante cierto tiempo, él ha mantenido contacto con Martin (Barry Keoghan), el hijo de uno de sus pacientes, fallecido en la mesa de operaciones durante una operación a corazón abierto. Un día Martin visita a la familia en su casa, por lo que devuelve la invitación e intenta que Steven (Farrell) mantenga relaciones con su madre (Alicia Silverstone). Ante la negativa de éste, comienzan a sucederse una serie de extraños hechos que empiezan por afectar al hijo pequeño de la familia. El cineasta griego Yorgos Lanthimos lo filma todo a través de largos planos secuencia en los que demuestra una técnica tan exquisita como fría, al tiempo que consigue de su reparto un conjunto de poderosas interpretaciones en situaciones límite que es dificil que dejen indiferente a ningún espectador a lo largo de la proyección.

Extraño proyecto de Warren Beatty, escrito, producido y dirigido por el actor, quien además se reservó para sí mismo el papel quizá más importante del film, el del excéntrico millonario Howard Hughes (ya interpretado, por ejemplo, por Leonardo Di Caprio en “The Aviator” (Martin Scorsese, 2004). En esta ocasión, sin embargo, el de Hughes no es el rol principal, sino que actúa como una especie de demiurgo que rige los destinos de los dos protagonista: un joven que llega a Los Ángeles como uno de los chóferes (Alden Ehrenreich) que Hughes pone a disposición de sus aspirantes a actrices, que rápidamente se convierte en alguien muy próximo a su pasajera habitual (Lily Collins). Las vidas de ambos cambiarán radicalmente cuando se aproximan a Hughes, un extraño y huidizo personaje que no quiere interactuar con nadie. El film es extraño en todos los aspectos: porque supone la vuelta a la dirección de Beatty después de casi 20 años; también, porque es la primera vez que se pone delante de las cámaras desde “Town & Country” (2002) y, sobre todo, porque además de reunir un importante elenco incluso para meros “cameos” (desde su esposa Annette Bening a Ed Harris, pasando por Matthew Broderick, Oliver Platt, Candice Bergen, Martin Sheen, Paul Schneider o Alec Baldwin), “Rules Don’t Apply” es un film fallido y sin una estructura narrativa demasiado clara, pero con cierto interés en tanto que supone una obra absolutamente clásica y contracorriente.

Thriller de la Universal dirigido por el cineasta norteamericano Curtis Harrington, ambientada en Nueva York. Un joven y acomodado matrimonio (un regular James Caan y una notable Katharine Ross), a los que les gustan los juegos y los trucos, acoge en su casa a una misteriosa mujer (la actriz francesa Simone Signoret), con la que se adentrarán en juegos cada vez más siniestros y en el mundo del Tarot. Pero un día, el juego se les va de las manos cuando una de esas bromas no sale como está previsto. Se trata de un pequeño y simpático film de reducido presupuesto, con algunos ecos del cine de Alfred Hitchcock y el también francés H.G. Clouzot (la elección de Signoret, aunque parece ser que el papel fue escrito para Marlene Dietrich), con giros en la trama, suspense, etc. aunque el conjunto no tenga un gran peso (ni sea demasiado creíble), por lo que funciona mejor como mero entretenimiento que si se intentan analizar los giros que propone el guión.

Adaptación, para la gran pantalla de unos hechos, parece ser, reales, acontecidos en el neoyorquino barrio de Brooklyn en 1972, cuando dos hombres irrumpieron en una sucursal bancaria para cometer un atracto, pero al no haber apenas dinero en la caja fuerte y aparecer la policía, se atrincheraron en la oficina haciendo rehenes a todos los empleados de la misma. Sobre la base de un guión de Frank Pierson por el cual es escritor de “Cool Hand Luke” (1967) y “Presumed Innocent” (1990) obtuvo el Oscar, el director Sidney Lumet construye un film modélico en muchos aspectos, destacando especialmente su soberbia dirección de actores: Al Pacino y John Cazale como los ladrones, con secundarios como Charles Durning, James Broderick, Lance Henriksen y Chris Sarandon. Lo estrambótico de la situación, narrado por Lumet en clave de comedia dramática, está muy bien plasmado en la pantalla, especialmente teniendo en cuenta que algunos giros de la historia (insistimos, parece ser que reales) fácilmente podrían haber hecho fracasar al film si este tipo de material hubiera caído en manos diferentes de las de Lumet.

Cine de los años 80 en estado puro, en la que Walter Hill, con producción a cargo de Lawrence Gordon y Joel Silver, retoma algunos de los temas de “The Warriors” y los traslada a los moteros y el rock: un mercenario (Michael Paré) es contratado por el manager (Rick Moranis) de una cantante (Diane Lane) –que además es ex-novia del mercenario- para que la libere de sus captores, un grupo de peligrosos moteros que habitan en su propio y peligroso ghetto. Con la ayuda de una mujer (Amy Madigan) acudirá en su busca enfrentándose a Raven (Willem Dafoe), el peligroso líder de la banda. Se trata de una de esas películas en las que si se analiza su argumento o giros de guión todo caería como un castillo de naipes, pero gracias a la forma en que Walter Hill crea y dirige el universo de la película, ocurre el mismo fenómeno que con la citada “The Warriors”: el film se convierte en un extraordinario entretenimiento en el que todas las piezas encajan a la perfección dentro de sus propias reglas y los personajes funcionan como iconos.

Un grupo de soldados de la Guardia Nacional de los Estados Unidos se encuentra realizando unas prácticas en los pantanos del estado de Louisiana. Tras desorientarse, deciden tomar prestadas unas canoas para cruzar una de las numerosas áreas húmedas del lugar, pero ello no se lo toman demasiado bien unos lugareños que deciden ir a por los soldados y darles caza. Perdidos, sin víveres ni agua, sin conocer el terreno y sin un líder, los soldados vivirán una auténtica pesadilla siendo presas de unos hombres desconocidos que no parecen tener otro fin más que el de acabar con sus vidas. Se trata de una de las películas más conseguidas del cineasta norteamericano Walter Hill, co-escrita con su habitual David Giler (ambos se encargaron de darle el toque final al guión de “Alien” (1979), de la que además fueron productores), que en ocasiones, por su brutalidad y ambientación en lo más profundo del sur de los Estados Unidos, ha sido comparada con la obra maestra de John Boorman, “Deliverance” (1972). Sea o no acertada la comparación, lo cierto es que especialmente el tramo final de “Southern Comfort” raya a un gran nivel, con una excelente administración del suspense por parte de Hill, siendo un film que sin duda va de menos a más a lo largo de su proyección. Peter Coyote, Keith Carradine, Powers Boothe, Brion James o Fred Ward son algunos de los populares rostros del reparto del film.

Adaptación de la misma novela de Thomas Cullinan que ya fuera llevada a la gran pantalla por Don Siegel en 1971 (con un reparto encabezado por su actor fetiche, Clint Eastwood, así como por Genevieve Page). La historia se repite casi por completo en esta nueva versión escrita y dirigida por Sofia Coppola, que incluso acredita estar basada en el guión de la versión anterior: en plena guerra civil americana, un soldado nordista (Colin Farrell), herido en una pierna, es encontrado por una niña en el bosque y llevado a una casa-escuela femenina. A pesar de que el soldado pertenece al bando contrario, la jefa (Nicole Kidman) decide curarlo y no entregarlo directamente a los sudistas. Sin embargo, una vez el soldado recupera el conocimiento, todas y cada una de las habitantes de la casa sucumbirán de una forma u otra ante la presencia masculina, lo que producirá un fuerte conflicto. Con su habitual Kirsten Dunst y Elle Fanning completando el reparto, Coppola realiza una de sus películas más sólidas y sobrias, aunque quizá la explosión dramática de la película de Siegel y los rencores y rencillas entre las mujeres estaban mejor aprovechadas en la versión anterior. Con todo, se trata de un buen film, realizado con mucho gusto y de una sorprendente (escasa) duración.

Brillante sátira, en la que el escritor polaco Jerzy Kosinski adaptó para la gran pantalla su propia novela que tiene como protagonista a Chance (Peter Sellers), un hombre que ha vivido toda su vida sin salir de la mansión de Washington en la que vive y trabaja como jardinero, sin haber recibido más educación que ver continuamente todo tipo de programas televisivos. Sin embargo, a la muerte del dueño de la casa, unos abogados aparecen y Chance tiene que salir al exterior. Tras un accidente, acaba casualmente en la casa de un millonario moribundo (Melvyn Douglas, ganador del Oscar por su trabajo) y su esposa (Shirley MacLaine). Sus buenos modales y sus ropas elegantes hacen que Chance sea confundido por todos por un importante hombre de negocios, que habla sobre economía con metáforas sobre jardines y etapas de crecimiento de plantas. “Being There” contiene seguramente la mejor interpretación de Peter Sellers, muy contenido en el papel principal poco antes de fallecer, y también quizá no el más vistoso, pero puede que sí el más redondo de los trabajos de Hal Ashby detrás de las cámaras, justo antes que las drogas y su precaria salud destruyeran a uno de los cineastas más interesantes de los años 70. Richard Dysart, Jack Warden (como el presidente de los EEUU) y Richard Basehart completan el reparto del film.

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