Canon K35
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Continuación tardía del clásico de Joe Dante, que traslada la acción desde el pequeño pueblo imaginario del original hasta Nueva York. Los protagonistas de aquélla (Zach Galligan y Phoebe Cates) son ahora una pareja que vive en la ciudad de los rascacielos y que trabajan para en el moderno edificio de oficinas de un magnate de la construcción y de los medios de comunicación (John Glover). En un laboratorio del edificio aparece de nuevo Gizmo y, como es sabido, ocurre todo lo que no puede ocurrir: se moja, por lo que se reproduce, y los nuevos Gremlins que nacen del mismo comen después de media noche, por lo que se convierten en aterradores monstruos que siembran el caos en el lugar. Sin embargo, Dante, que rechazó el proyecto varias veces, lo lleva a un terreno muy diferente en lugar de limitarse a seguir el modelo, parodiando su propia película con decenas de escenas salvajes en la que los monstruitos hacen todo tipo de tonterías. Lo que ocurre es que al final se pasa de paródico y termina cansando, por lo que “Gremlins 2” es una película simpática, pero muy inferior al original porque peca de exceso. Robert Prosky, Christopher Lee, Robert Picardo y Dick Miller, repitiendo su papel del Sr. Futterman, completan el reparto.

Estupenda biografía del cantante estadounidense Woody Guthrie, muy bien interpretado por David Carradine. Ambientada durante la gran depresión que siguió al crack bursátil de 1929, narra la etapa de la vida de Guthrie en que este abandonó a su familia en su pueblo de Texas para buscar un futuro mejor en California, hasta que comenzó a viajar de un lado al otro de los Estados Unidos una vez alcanzó cierto reconocimiento como artista, haciendo siempre incapié en el carácter sincero e inconformista del autor de “This Land is Your Land”. “Bound for Glory” pertenece también a la época dorada de Hal Ashby como director de cine, rodada a continuación de éxitos como “Harold & Maude” (1971), “The Last Detail” (1973) o “Shampoo” (1975), pero todavía antes que sus dos últimos títulos de prestigio, “Coming Home” (1978) y “Being There” (1979), antes que su carrera se viniera abajo por rasgos de carácter que compartía con el protagonista de su película y por su adicción a las drogas, aunque fuera el cáncer el que acabara prematuramente con su vida. “Bound of Glory” tiene mucho más de gran narrativa y de cine histórico de carácter liberal que de musical, aunque el tema que trata haga de este film una obra menos conocida en Europa de lo que debiera serlo. Ronny Cox, Melinda Dillon y Randy Quaid son los rostros más populares que secundan a Carradine.

Soberbio drama escrito y dirigido por Kenneth Lonergan (“You Can Count on Me”, 2000), parece ser que sobre la base de un argumento ideado por Matt Damon y John Krasinski, que originalmente iba a ser el debut de Damon detrás de las cámaras, interpretando también al personaje principal, para lo cual encargó el guión a Lonergan. Felizmente, por problemas de agenda, fue el propio Lonergan quien se hizo cargo de la película, en la que finalmente el rol del atormentado Lee Chandler recayó en Casey Affleck. La historia narra su retorno a su pueblo natal en Massachusetts, después de recibir una llamada desde el hospital acerca de la delicada salud de su hermano (Kyle Chandler). Cuando llega, éste ya ha fallecido, y Lee debe encargarse de comunicarle la noticia a su sobrino (Lucas Hedges) y hacerse cargo inicialmente de él, a pesar que su estado de ánimo y su relación con el chico no son demasiado buenos. Se trata de una película absolutamente dura y seca, maravillosamente bien escrita e interpretada por todo el elenco, en la que Lonergan poco a poco va describiendo a sus personajes y desgranando los traumas de sus vidas a través de una serie de flashbacks, ofreciendo por el camino dos o tres escenas absolutamente desgarradoras, de esas que permanecen en la retina del espectador durante años. Se trata, por lo tanto, de uno de los mejores films del 2016. Una gran Michelle Williams, Gretchen Mol y Matthew Broderick completan el reparto.

Producción británica independiente, que adapta una novela de Joe Dunthorne y que supuso el debut del también actor Richard Ayoade como guionista y realizador de largometrajes. La historia sigue a un adolescente de quince años (Craig Roberts), centrado en conseguir tener una novia (Yasmin Paige) y en que sus padres (Noah Taylor y Sally Hawkins) no se separen, ante la amenaza que supone para su matrimonio la cercanía de un extraño vecino (Paddy Coinsidine). Ambientada además en los años 80, antes que los móviles, las tabletas y los ordenadores modificaran la vida de los adolescentes para siempre, “Submarine” es una película fresca e ingeniosa, muy bien rodada, muy buena narrada y muy bien interpretada, pero que siempre deja cierta pose impostada en cada una de sus escenas, como si tratase en demasía de resultar “cool”, circunstancia que juega en contra de un conjunto muy animado, pero que no cala tan hondo como pretende.

Primera secuela de la obra maestra de Ridley Scott, que cambia violentamente de registro: 57 años perdida en el espacio, tras los sucesos de la primera película, Ripley (Sigourney Weaver) es encontrada por un equipo de rescate. Intenta explicar en vano por qué tuvo que destruir la nave Nostromo, con toda su carga, así como las condiciones en las que murió su tripulación, justo cuando se pierden las comunicaciones con el LV-426, el planetoide en el que se encontraron con esa forma de vida extraterrestre y que ahora ha sido colonizado. Es entonces cuando la compañía decide enviar allí un equipo de marines para ver qué ha ocurrido y a la propia Ripley, presa de sus fantasmas, como asesora. James Cameron deshecha automáticamente el terror y el suspense de la primera entrega y lo sustituye por la acción pura, con un argumento que parece extraído de “Rambo: First Blood Part II” (no en vano, co-escrita por el cineasta canadiense) y una serie de personajes que parecen auténticos camioneros del espacio, aunque sorprendentemente es muy efectiva por la icónica presencia de Weaver (candidata al Óscar por su papel) y la montaña rusa de acontecimientos, que no dejan respiro al espectador. Los resultados, a pesar de la pérdida de atmósfera y de la fascinación que produce la criatura de la película de Scott (aquí despachada como si fuera uno de los rivales vietnamitas de Stallone), son notables, pues el film tiene mucha garra y aunque es muy tosco si se compara con el original, casi 30 años después de su estreno continúa siendo un entretenimiento superlativo.

En un futuro próximo, un hombre recientemente separado de su esposa (Joaquin Phoenix) vive sólo en su apartamento y acude cada día a su trabajo, el cual consiste en redactar emotivas cartas para otras personas. En su soledad diaria, utiliza el teléfono erótico y los videojuegos para tratar de encontrar emociones, hasta que encuentra un nuevo sistema operativo con voz de mujer (Scarlett Johansson), con el que inicia una relación muy particular. Rooney Mara, como la ex-mujer, Olivia Wilde, en un papel muy breve y Amy Adams, como la amiga más cercana del personaje principal, completan el reparto de un film generalmente inventivo e ingenioso, pero con claras reminiscencias tanto de "Lost in Translation" como de "2001", en el que Joaquin Phoenix refleja a la perfección las emociones del protagonista trasladando muy bien el mensaje global de deshumanización y aislamiento fruto de los avances cibernéticos, pero que, en su conjunto, está quizá demasiado estirado, lo que le resta efectividad por reiteración e impide un mayor éxito de la propuesta.

Ficcionalización de unos hechos parcialmente reales, que ocurrieron en New Jersey en 1978, cuando una investigación en relación al alcalde de la ciudad, llevó a FBI a descubrir algunos casos de corrupción política y de relaciones con la mafia. En manos de David O. Russell, se convierte en un film de personajes en el que Christian Bale –en una nueva transformación física- y Amy Adams –esta vez mucho más atractiva que en “Man of Steel”- interpretan a una pareja de timadores que, tras ser atrapados por un agente federal (Bradley Cooper), son obligados a colaborar con él en un caso cuyas ramificaciones se les van de las manos. Jeremy Renner, como el alcalde, y Jennifer Lawrence, como la esposa bipolar de Bale, completan el reparto de secundarios de un film aceptable, pero cuyas 10 nominaciones al Oscar –incluyendo todas las categorías principales- parecen muy exageradas para sus méritos, especialmente si se tiene en cuenta que su narrativa es algo confusa, no demasiado brillante y, ademas, tramposa, al menos en lo que concierne a su resolución.

Adaptación el cómic creado por Alex Raymond con producción del italiano Dino de Laurentiis, realizada a raíz del éxito de “Star Wars” y estrenada el mismo año que “The Empire Strikes Back”. La historia tiene como protagonista a Flash, un jugador de fútbol americano (Sam J. Jones), quien junto con una periodista (Melody Anderson) y un científico (Topol), llegan al reino de Mongo, cuyo emperador Ming (Max Von Sydow) quiere destruir la Tierra como modo de entretenimiento. Con la ayuda de la peligrosa hija del emperador (Ornella Muti) y dos príncipes rivales (Timothy Dalton y Brian Blessed), los tres terráqueos intentarán vencer a Ming y así poder salvar nuestro planeta. Famosa por la icónica banda sonora a cargo del grupo británico Queen, “Flash Gordon” apuesta decididamente por un tono cómico, disparatado y paródico que, aunque no oculta sus grandes carencias, al menos hacen de él un film diferente y, sobre todo, muy entretenido.

Adaptación de la novela del siglo XVIII de William Makepeace Thackeray, acerca de las aventuras de Redmond Barry, un joven irlandés (Ryan O’Neal) que, tras huir de su pueblo natal por el asesinato en duelo de un oficial británico, inicia una intensa vida que le elevará a una condición social muy superior a la que jamás imaginó, para posteriormente iniciar una triste y lenta decadencia. Quizá la obra menos popular de la etapa de Kubrick posterior a “2001”, no obstante “Barry Lyndon” posiblemente sea su mejor trabajo en terminos globales, pues ofrece un guión de una sobriedad extrema, una puesta en escena absolutamente brillante, sólo al alcance de un genio como el director del Bronx, una banda sonora memorable, que adapta temas clásicos, así como un acabado formal y técnico que supone toda una referencia para cualquier producción de corte histórico realizada después del estreno del film de Kubrick.

Adaptación para la gran pantalla de las aventuras del personaje creado por Robert E. Howard, producida por el italiano Dino de Laurentiis, que se inicia con Conan como niño presenciando la muerte de sus padres, su posterior esclavitud, en la que desarrolla su inmensa fortaleza física y continúa con sus ansias de venganza contra Thulsa Doom, el asesino de su familia. Rodada en vistosas localizaciones españolas (Ávila, Segovia, Cuenca, Granada y Almería), con guión firmado por Milius y Oliver Stone, lo mejor sin lugar a dudas de esta sinfonía de barbarie y violencia es la visceralidad con la que el director traslada el cómic a la pantalla, con un notable sentido épico y una brutalidad desaparecida desde hace mucho tiempo en el cine comercial. No obstante, en mitad de tanto embrutecimiento, Milius no sólo se permite tres o cuatro escenas brillantes (como la de apertura, las dos luchas contra los esbirros de Thulsa Doom o el final), sino que el film tiene extraños arranques líricos -aunque muy propios del autor de "The Wind and the Lion- que lo elevan notablemente con respecto a otras obras de su género, así como una conclusión que parece extraída de su propio libreto de "Apocalypse Now" y una banda sonora con un Basil Poledouris en estado de gracia.

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