Estilizada adaptación cinematográfica de una novela de F. Paul Wilson, ambientada durante la 2ª Guerra Mundial en un paso montañoso en Rumanía. Allí, soldados nazis se guarecen en una extraña fortificación, liberando sin querer a una extraña fuerza que irá acabando con todos ellos. «The Keep» fue la segunda película de Michael Mann, y fracasó -ante público y crítica- en su estreno en salas. Durante muchos años, además, no ha estado disponible en ningún formato doméstico, lo cual de alguna manera la ha convertido en un film de culto, condición auspiciada además porque a lo largo de los años fueron apareciendo diferentes montajes televisivos con escenas adicionales o alternativas, ya que parece ser que el director ideó una duración mucho mayor que los noventa y cinco minutos definitivos, encontrándose con la negativa del estudio a estrenar una versión más larga. Pero los resultados son muy insatisfactorios: más allá de un interesante planteamiento y de un estilo visual muy poderoso, o de la música de Tangerine Dream, «The Keep» es un caos narrativo, en el que es dificil comprender qué está sucediendo en cada momento y por qué sucede, de manera que el destino de los personajes (interpretados por un casting sugerente: Scott Glenn, Jurgen Prochnow, Robert Prosky, Ian McKellen o Gabriel Byrne, entre otros) importa más bien poco.

El director de fotografía fue Alex Thomson [BSC], uno de los grandes directores de fotografía británicos de los años 80 y 90 que, sin embargo, cuando había alcanzado el puesto a primeros de los años 70, tras haberse formado con Nicolas Roeg, tuvo que dejar de rodar durante un tiempo debido a un accidente sufrido en el set de «Jesuschrist Superstar» (Norman Jewison, 1973), lo que hizo que tuviera que ser sustituido por Douglas Slocombe. Después de pasar años reenganchándose a la industria, con segundas unidades para Oswald Morris y Geoffrey Unsworth, obtuvo fama sobre todo a raíz de «Excalibur» (John Boorman, 1981), su única nominación al Oscar. Después vinieron «Eureka» (Nicolas Roeg, 1983), «Legend» (Ridley Scott, 1985), «The Year of the Dragon» (Michael Cimino, 1985), «The Sicilian» (Michael Cimino, 1987), «Leviathan» (George P. Cosmatos, 1989) o las películas de acción por las que es muy recordado, como «Alien 3» (David Fincher, 1992), «Cliffhanger» (Renny Harlin, 1993), «Demolition Man» (Marco Brambilla, 1993) o «Executive Decision» (Stuart Baird, 1996), además de haber sido el encargado de retomar el formato de 65mm con «Hamlet» (Kenneth Branagh, 1996), con el que seguramente hubiera rodado también «Nostromo» hacia 1991, si su director David Lean, que le había escogido para el puesto, no hubiera fallecido antes de poder acometer el rodaje.

Además de Alex Thomson, Michael Mann, director norteamericano que estudió cine en el Reino Unido, consiguió reunir a un equipo de primera categoría para rodar el film, ya que consiguió también al diseñador de producción John Box («Lawrence of Arabia«, «Doctor Zhivago«) e incluso al supervisor de efectos visuales Wally Veevers [BSC] («Dr. Strangelove», «2001», «Superman»), que desgraciadamente falleció al poco de iniciar la post-producción, por lo que la misma tuvo que ser llevada a cabo por Robin Browne [BSC]. Con estos grandes de la industria, no resulta extraño que «The Keep», a pesar de su guión de serie B, luzca de forma extraordinariamente interesante (de hecho, se dice que Thomson rechazó «Never Say Never Again», el retorno de Sean Connery al personaje de James Bond, por encontrar el presente título más interesante a la hora de volver a optar al Oscar). Michael Mann siempre ha poseído un fuerte estilo visual (ya evidente desde su debut, «Thief») pero siempre se le ha identificado más con ambientes urbanos como los de «Miami Vice» en televisión, «Manhunter», «Heat», «The Insider» o «Collateral», en los que siempre introdujo además un aire de modernidad. Sin embargo, aquí asume por completo la estética publicitaria de comienzos de los años 80, que a buen seguro conocía muy bien de sus años en Inglaterra, por lo que su película rivaliza -en cuanto a estilización ochentera- con otras de la época como «The Hunger» (Tony Scott, 1983) o la nominada al Oscar de fotografía, «Flashdance» (Adrian Lyne, 1983).

Además de estar rodada en formato panorámico anamórfico (empleando los entonces novedosos equipos de Joe Dunton, así como posiblemente la nueva emulsión Kodak de alta sensibilidad, la 5293 de 250 ASA), una de las cosas que más destacan de «The Keep» es el uso del humo, que parece que se emplea en todas y cada una de sus escenas. Y no solo es el humo por lo que destaca la película, sino que además los cineastas lo usan para crear múltiples haces de luz dura por los huecos del decorado e incluso por encima de él, a modo de fuentes cenitales, a veces también empleando gelatinas de color para introducir efectos azulados. Este alto grado de estilización, que también está presente en los efectos visuales (que siguen empleando humo y haces de luz, incluso alrededor de la criatura a la que se enfrentan los protagonistas) queda muy bien en pantalla y produce una fuerte atmósfera, que es aún más tensa porque los decorados de John Box son de colores gris oscuro, o prácticamente, negros. También resultan interesantes, cómo no, múltiples tomas en exteriores, no solo las del pueblo (que es otro buen diseño de Box), sino al uso de teleobjetivos, como en el plano de apertura, o en la escena en que el personaje de Scott Glenn es interceptado en una frontera.

Curiosamente, Alex Thomson recurre mucho al zoom (40-200mm y 50-500mm Cooke Varotal anamorfizados, con un pobre rendimiento óptico) durante la proyección, generalmente como focal variable y para emplearlos en la parte final de su recorrido, aunque un buen número de escenas interiores también los emplean en lugar de las lentes anamórficas fijas Cooke Xtal Express (J-D-C Scope). Y no hay que olvidar el uso de la cámara lenta, empleada por ejemplo en la secuencia de apertura, con los vehículos nazis llegando a la fortaleza, que fija un tono visual que sí se mantiene a lo largo de la película pero que, como indicábamos, está al servicio de la nada, porque narrativamente la película no funciona en absoluto y, en el mejor de los casos, podría ser recordada como uno de esos casos en que su barroco estilo queda muy por encima de la sustancia. No obstante, aunque el fracaso del film le eliminase de cualquier carrera por obtener una nueva nominación al Oscar, la carrera de Alex Thomson recibió un nuevo empujón con el presente título, ya que a continuación fue convocado por Ridley Scott para rodar «Legend» (1985) y para ser el sustituto de Vilmos Zsigmond como director de fotografía de Michael Cimino, realizador para el que hizo notables trabajos en «The Year of the Dragon» y «The Silician».
Título en España: El Torreón
Año de Producción: 1983
Director: Michael Mann
Director de Fotografía: Alex Thomson, BSC
Ópticas: Cooke Xtal Express, Cooke Varotal
Formato y Relación de Aspecto: 35mm anamórfico (J-D-C Scope), 2.4:1
Vista en Blu-ray 4K HDR
© Ignacio Aguilar, 2025.